La inspiración poética en un gimnasio de Málaga

Este malagueño de treinta y pocos años cultivó su inquietud por la literatura desde que era pequeño. Parte de su niñez la recuerda leyendo y escribiendo. En la ESO ya comienza a redactar sus primeros relatos de terror, y poco después, cuando un profesor de literatura en el instituto le inspira para seguir creando, la poesía le salpica en la cara. «Enrique Ruz, mi profesor, era un apasionado de lo suyo. Nos ponía canciones de Extremoduro, y nos hablaba de Miguel Hernández», cuenta con la mirada melancólica.

Con el paso de los años apartó su afición de manera circustancial durante su estancia en Madrid, aunque nunca dejó de crear. Nebreda comienza sus estudios de INEF y hace sus maletas para vivir en la capital, aventura que le duró ocho años. Reconoce que no fue hasta 2015 cuando comienza a moverse por los ambientes que ahora hace suyos: los micros abiertos. «Hay dos espacios poéticos literarios: por un lado está la poesía que se hace en la calle o en los bares, y por otro la de aquellos que buscan aprender el método poético, las figuras, concebir las imágenes y darle un sentido», explica. Él prefirió conocer la de los bares, y aparte de ir haciéndose un nombre en el mundillo, comenzó a modelar un estilo reconocible en sus versos. Nebreda es directo, aunque no crudo, le preocupa el futuro y el presente. No se recrea en el pasado, aunque lo evoca recordando tiempos mejores en los que un 'walkman' le acompañaba a cualquier sitio. Cuenta en uno de sus poemas que cuando le dio ese reproductor portátil a su sobrina pequeña, ésta no supo que hacer y enseguida le pidió ver un vídeo de Youtube.

Echando de menos el mar y el estilo de vida malaguita, José Nebreda vuelve a su tierra natal y encuentra un espacio recién estrenado que la un giro a los acontecimientos. La Polivalente se convierte en su casa y él en el presentador del único micro abierto que se organiza en la ciudad. A medida que pasa el tiempo y este espacio se consolida, también se instaura un grupo de poetas y cantautores que le dan sentido a su trabajo. «En Málaga somos los que estamos y estamos los que somos. Nos retroalimentamos y hay buen ambiente. No es eso que se dice de que los poetas se dan puñaladas entre ellos», explica cuando menciona a alguno de sus colegas de versos, como Ben Clark, Jorge Villalobos o Ignacio Pérez Cerón.

Su primera recopilación, 'Amarte Sin Haches', ve la luz en 2017, y aunque no se arrepiente de lo plasmado, reconoce que cambiaría algunas cosas. Ahora, con la perspectiva de los años y libretas escritas con bocetos, poemas terminados y algunos versos que pudieron ser y no lo fueron, le ha regalado al mundo otra joya magistral de la poesía alternativa. Sus más de 22.000 seguidores en Instagram, incluso al otro lado del charco, le preguntan cuándo podrán leer y escuchar 'Bocetos de un punto final', y él ya tiene la fecha. Será el próximo viernes 22 de noviembre a partir de las 20.30 horas en un espacio muy especial, Vitamina WorkRoom, en calle Victoria, en el que se acompañará de amigos y mucha música a partir de las 20.30 horas. Su último poemario está cargado de crítica, de reflexión y de solución para un mundo 2.0 que mide el éxito por los 'likes' que suma en sus publicaciones. Él, consciente de lo perjudicial que es para las nuevas generaciones la forma de funcionar en redes sociales e Internet, le da la vuelta a situaciones cotidianas para arañarlas desde la ironía burlona. Para él no todo está escrito ni dicho; este poemario recoge principios y finales, con enseñanzas y mucha reflexión.

Sólo la gente especial concibe la poesía como un bien común, en vez de para resguardarse, abrirse al mundo a través de las palabras. Y él, especial es un rato: ¿Le habrá sorprendido alguna vez la inspiración mientras impartía una clase de spinning?