Javier Sierra: «Málaga está ganando terreno para llevarla a la ficción; me fascina su prehistoria»

–¿Cómo ha sido su primera incursión en el que se ha dado en llamar el «noveno género»?

–La única condición que puse para llevar al cómic 'La pirámide inmortal' es que fuera un buen cómic, a ser posible un cómic excelente. Y trabajamos con esa perspectiva en una obra de factura franco-belga, con un dibujo realista, pero a la vez sugerente; de gran formato, y que tuviera un tratamiento del color extraordinario. Ha sido un proceso largo, siete años de trabajo, pero ha merecido cada una de las esperas y del tiempo invertido. Se lanzó en el Salón del Cómic de Barcelona y la buena noticia es que ya allí nos informaron de que habían comprado los derechos para Francia.

–En 'La pirámide inmortal' se aborda la utopía de la vida eterna que, en la coyuntura actual, se antoja aún más lejana.

–No te creas. Hay una gran desarrollo de las ideas inmortalistas, pero quizás ya no van por el lado de la mística, con la búsqueda del elixir de la eterna juventud o el Santo Grial. Ahora, la búsqueda de la inmortalidad es médica. Hay mucho trabajo, por ejemplo, con los telómeros para evitar el envejecimiento; los hay que crionizan su cuerpo esperando que algún día la ciencia los resucite a futuro... La búsqueda de la inmortalidad sigue estando entre nosotros pero ha cambiado de apellidos: no es inmortalidad mística sino física.

–El confinamiento por la pandemia del Covid-19 le inspiró para crear su última novela 'El mensaje de Pandora', ¿cree que hemos aprendido algo tras lo vivido?

–Creo que hay muchas personas que a nivel individual han recibido una lección de vida tremenda, pero creo que como colectivo todavía no hemos aprendido. Lo estamos viendo estos días. Hemos aguardado a que las autoridades bajen el nivel de presión sobre los ciudadanos respecto de los elementos que tenemos para frenar el Covid y poco más o menos que nos hemos olvidado la mascarilla en casa. Quizás la gran lección del Covid es que hay que educar en la solidaridad. Nuestra cultura en las últimas décadas ha educado en el egoísmo, pero el Covid nos ha venido a recordar que somos un colectivo.

–Al final, quizás haya que tomarse en serio lo de buscar planetas alternativos.

–Ya los estamos buscando. Pero ha sido un proceso largo. Recuerdo que yo participaba en debates hace muchos años sobre la vida extraterrestre y había científicos que decían que no existían otros planetas alrededor de otros soles. Lo que no existían eran pruebas. Desde que en 1995 se descubrieran los primeros exoplanetas hasta hoy, nuestra pespectiva del Universo ha cambiado mucho. Sabemos que hay muchos más planetas que estrellas y sabemos que muchos de esos planetas se parecen al nuestro. Cada vez queda más atrás esa visión de que la vida es fruto de un azar solo posible en el planeta Tierra.

–¿Puede adelantar algo sobre sus nuevos proyectos literarios?

–Trabajo con varios a la vez que van avanzando muy lentamente porque soy muy detallista, pero también estoy con otras cosas en la cabeza. Estoy pensando en una nueva serie de televisión, quiero adentrarme en el mundo del podcast...

–¿Y sobre la temática de sus futuras novelas?

–No puedo adelantar mucho, pero me fascina cada vez más los orígenes de la civilización. Hay un tiempo, hace unos 12.000 años, del que hasta hace poco apenas teníamos evidencias arqueológicas; cuando acaba la era glaciar y surgen las primeras culturas sedentarias, la agricultura y la ganadería. Ahora sí que se están desenterrando en algunos lugares del mundo como en Anatolia, donde están apareciendo restos arqueológicos alucinantes. (Justo al día siguiente de la entrevista partía de nuevo hacia esta península).

–¿Ha pensado alguna vez en Málaga como escenario de uno de sus libros?

–Ahora que no vivo en Málaga, está ganando terreno en mi cabeza este territorio para llevarlo a la ficción. Málaga tiene muchas etapas en su historia interesantes como lugar ininterrumpidamente poblado desde hace miles de años. De Málaga me fascina toda su prehistoria, desde la Cueva de Nerja, hasta la Cueva de Ardales y, por supuesto, los dólmenes de Antequera.

–Si tuviera que elegir destino para sus vacaciones, ¿se decantaría por la playa, la montaña o el Cortijo Jurado?

–Si fuera solo me quedaría en el Cortijo Jurado (risas), pero si fuera con la familia tendríamos un debate. Mi mujer tiraría hacia el mar y yo sin duda hacia la montaña. Me gusta mucho la Málaga de interior, creo que es preciosa con unos rincones llenos de encanto. En uno de los lugares en los que me quedaría sería en el Balneario de Carratraca.