Pedregosa: «La gente sin sentido del humor es prisionera de la lógica»

Cuando le preguntan por su capacidad para bucear con la misma soltura en la literatura y en la poesía, recurre a la metáfora del nadador. Ese que utiliza una técnica distinta ya sea para hacer un largo a brazas o a croll. «Al nadador lo que le gusta es estar en la piscina... como a mi en la escritura», resume Alejandro Pedregosa, que además tiene una facilidad natural para reír a carcajadas... sin tragar agua. «El humor es una forma de estar en el mundo y nos puede unir incluso con gente que esté en nuestras antípodas ideológicas», asegura el escritor, que apostilla que «la gente sin sentido del humor es presa de la lógica».

Pedregosa no solo practica la ironía y el ingenio, sino que el tono de comedia también surfea con soltura en las olas de sus páginas. «Es que el humor es parte del ser humano y me sale natural», admite el escritor nacido en Granada, aunque crecido en Marbella, lo que lo tiene todo el día en «carretera». A mitad de camino de su geografía personal y sentimental se encontrará hoy para participar en Málaga en el ciclo Un café cargado de lecturas, que organizan el Aula de Cultura de SUR y el Centro de la Generación del 27, con la colaboración de la Obra Social La Caixa.

Un encuentro en el que podrá hablar de sus variados perfiles. Entre ellos, su debilidad por la novela negra. Un género al que llegó desde su afición como lector y que ha enfocado desde sus propias coordenadas. Así, cuando ha pergeñado crímenes en los Sanfermines (Un extraño lugar para morir), en el Camino de Santiago (Un mal paso) o en las acampadas del 15M en Madrid (A pleno Sol) nunca ha renunciado a ese humor marca de la casa. «Es que junto a a esa parte ruin del ser humano, siempre hay que dejar una ventana abierta para esa bendición que es reír», asegura el escritor que dejó atrás este proyecto noir con su última novela, Hotel Mediterráneo, que el propio autor denomina de «sentimientos» y que plantea una historia de amor con una protagonista que lleva a sus espaldas la huella de la violencia de género.

Más que una conjunción

Además, su participación hoy en el ciclo cafetero coincide con la reciente publicación de su segundo libro de relatos, O, que ha agotado su primera edición en apenas un mes. El título plantea un juego a partir de clásicos, que tienen en común esa conjunción del título: El buen samaritano o el vasallaje, Mambrú se fue a la guerra o el patriotismo o La casita de chocolate o la esclavitud, en la que Gretel trabaja en un prostíbulo de dulce nombre. «Le doy una vuelta a esas historias porque lo que me interesa es lo que hay después de la o, es decir, la pobreza, la fraternidad, la esclavitud o el patriotismo», relata Alejandro Pedregosa que reconoce que llegó al relato por «encargo» escribe cuentos para Vocento y se ha acabado entusiasmando por las pequeñas distancias en prosa.

Un formato que ya conocía, pero en versión poesía, ya que el autor granadino-marbellí confiesa que su «acto fundacional en la escritura son los versos». «Lo primero que me interesó de nuestro idioma es que rimaba, luego las metáforas y, por último, contar historias», explica Alejandro Pedregosa que ya tiene nuevo poemario, aunque por el momento prefiere hablar de la O de los relatos: «La vida de los libros es cada vez más fugaz y ahora se olvidan en apenas dos meses».

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