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El escritor y periodista Xavier Moret.
Xavier Moret: «Hay un contraste infinito entre la Armenia idealizada y la realidad del país»

Xavier Moret: «Hay un contraste infinito entre la Armenia idealizada y la realidad del país»

El periodista y escritor especializado en viajes publica 'La memoria del Ararat', un recorrido por el país milenario cuando se cumplen cien años del genocidio en el que murieron millón y medio de armenios

Rosario González

Domingo, 1 de marzo 2015, 07:22

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La fascinación por Armenia del periodista y escritor especializado en viajes Xavier Moret no comenzó con un viaje al país milenario, inventor del alfabeto en el siglo V, sino con una suma de experiencias previas que fueron macerando con los años. Se remonta hasta las tempranas lecturas de 'El corto maltés' o la obra de William Saroyan, para ir conectando años después con el testimonio de armenios en la diáspora o el hallazgo de su cultura diseminada por el mundo, como el barrio armenio de Jerusalén en Estambul o su rastro en lugares tan dispares como Hong Kong, Singapur, Argentina o Colombia. Una Armenia que, explica Moret, engloba artistas internacionales como Arshile Gorky, Charles Aznavour o Atom Egoyan, símbolos de una cultura que difunden e internacionalizan los armenios de la diáspora, "muchos más que los tres millones que viven en la actualidad en el país", destaca el escritor. "Me intrigaba ver cómo era este país extraño, misterioso, milenario, que era como un gran imperio; que Jerusalén tuviera un barrio armenio pero que al mismo tiempo el país se fuera quedando encogido en el tiempo: antes llegaba del Mar Caspio al Mar Negro y hasta Jerusalén; ahora son 27.000 kilómetros sin salida al mar y con su símbolo, el Ararat, fuera de la frontera".

Lo que encontró en su viaje fue "un contraste infinito" entre la Armenia idealizada de los armenios de la diáspora y la realidad del país marcado por la "pobreza", la "corrupción" y la "fuerte herencia soviética" donde el 40% de la población muestra deseos de emigrar. Aunque si hay algo que marca de manera profunda la cultura armenia es el recuerdo del Domingo Sangriento, el 24 de abril de 1915, que data el inicio del genocidio que recuerda Moret en su libro, La memoria del Ararat (Península), cuando "los Jóvenes Turcos en el poder en Turquía mataron a muchos intelectuales armenios y forzaron a mujeres y niños a huir a través del desierto en una larga marcha sin agua y sin víveres en la que murieron un millón y medio de armenios". Una herida que permanece enquistada en el tiempo por el "negacionismo" turco. "Dicen que temían una revolución armenia; que eran los cristianos dentro de sus fronteras quienes se alían con los rusos para echar a los musulmanes de Turquía, pero esto está por probar; lo que es cierto es que mataron a mucha gente, pero no lo califican de genocidio y su negacionismo frena a muchos países a reconocerlo, entre ellos a España e Israel, que parece mentira que habiendo sufrido ellos un genocidio no reconozcan éste".

Las cicatrices, relata Moret, se vislumbran cada 24 de abril en el acto conmemorativo del genocidio que se celebra en la capital, Ereván, donde un millón de habitantes desfilan ante el monumento en silencio y con flores en la mano. "Entiendes que más de dos tercios de los armenios están marcados por el genocidio o tienen víctimas en su familia; hasta cuatro generaciones después siguen sintiendo el peso psicológico que eso supone y tienen grandes ansias de que se reconozca para quitarse un gran peso de encima; sería un gran paso para la reconciliación".

El monte Ararat

El recorrido de Moret arranca en Ereván, la capital, desde la cual se vislumbra el monte Ararat, símbolo por excelencia de Armenia y señalado por el Génesis como el lugar donde se posó el Arca de Noé tras el diluvio universal. "Es el símbolo de la grandeza de Armenia y de que el pueblo permanecerá a pesar de todo; incluso lo tienen en su escudo, aunque por desgracia queda fuera de sus fronteras. Esto supuso incluso una protesta de un diplomático turco en la ONU, a lo que su homólogo armenio les recordó que Turquía tiene la luna en su bandera y tampoco está en su territorio", cuenta Moret.

La paradoja reside en que ninguna expedición ha sido capaz de encontrar el Arca de Noé. "En la catedral armenia de Echmiadzin conservan un pedazo de madera como reliquia, pero cuando suben al Ararat -incluso subió un astronauta de los primeros en pisar la Luna-, no consiguen encontrarla, parece que es el Arca de la Alianza, algo que está presente en el imaginario de todos pero que no logra concretarse".

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