Cuando el libro encuentra su ciudad
FLASHBACK ·
Las librerías sortean las amenazas y la literatura sigue teniendo un peso fundamental en la vidaAun libro siempre le acompaña el tiempo y el sol será testigo de los últimos días de la Feria del Libro, que celebra este fin ... de semana como si fuera el último en sus 51 años de historia. Vendrán más fines de semana en próximas ediciones y quizá para entonces esta feria sin rebujitos haya llegado a la Alameda. Los últimos años, la Feria del Libro de Málaga ha estado dando unos tumbos preciosos que la han llevado al Paseo del Parque, el Palmeral de las Sorpresas o la Merced. En la Marina, su ubicación actual y semipermanente, han cabido 45 casetas sin apenas espacio para actos más allá de la Pequeteca, que a decir verdad estaba muy animada como la misma feria, en la que sí vi un saloncillo para las presentaciones, con sus sillas. Dentro de unos años, quién sabe si el que viene, la Feria del Libro estará en la Alameda, y esta decisión es unánime entre los libreros, según indica el propio gremio; los libros tienen que estar cerca de la Casa de Guardia y, aunque habrá autobuses circulando, también (o precisamente por eso) habrá vida. Entonces la feria dejaría de estar atrapada en una plaza y perdería el sinuoso itinerario que propone ahora, con un final de recorrido abrupto, desolador, con las casetas de espaldas. La fuente de la plaza aparece casi por sorpresa. Solo se puede beber agua de otra fuente.
La feria ha recuperado su cercanía con el Día del Libro, fecha en la que las librerías estuvieron tan llenas que daba alegría verlas. Aquí se ha congregado bastante público que también es otro: es público de calle, lectores a la intemperie, en la virtud del paseo. Una feria del libro podría asemejarse a otra de gastronomía porque en las dos hay degustaciones gratuitas. Los poemarios se hojean. Hay muchas firmas de libros que como pasa en todas las ferias no siempre están resueltas entre multitudes. El primer día, pocas horas después de la inauguración, se pronunció el pregón de Alejandro Palomas, un escritor muy querido en nuestra ciudad, pero quizá no tanto como Idígoras y Pachi, los autores del cartel.
Últimamente la venta de libros está mejor, no solo en las ferias sino también fuera de ellas, como si la pandemia nos hubiera hecho más curiosos; las librerías sortean las amenazas y la literatura sigue teniendo un peso fundamental en la vida. El sector editorial no es, desde luego, pobre. No vendría nada mal que, además de los apoyos públicos, la iniciativa privada le diera un empujón, un poco más de brillo a esta feria a la que queremos tanto; mucho más, por ejemplo, que a la feria del mueble, quizá no tanto como a la de agosto.
Poesía en Estepona
La ciudad de Estepona ha entregado esta semana su premio de poesía, el segundo, que ha ido a parar a un libro llamado 'Todas las veces que el mundo se acabó', escrito por la granadina Olalla Castro y que será publicado por Pretextos, con una recompensa de 6.000 euros para su autora. El día de su entrega congregó varias actividades durante todo el día, comenzando por un taller de escritura y culminando con un concierto de Soleá Morente. También se descubrieron dos placas. Fueron homenajeados con la inmortalidad de pertenecer a una ruta obras del ganador del premio el año pasado, Juan Antonio Bernier, y del presidente del jurado de este año, el gran Jaime Siles. Hay tanta poesía que el Ayuntamiento acuerda que el 5 de mayo sea su particular día de la poesía y ya esa efeméride quedará grabada a fuego allí, donde hay tantos poemas sueltos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión