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Ñito Salas
Lafont: como un niño con museo nuevo

Lafont: como un niño con museo nuevo

El artista interviene los muros de la Colección Rusa de la mano del ciclo Málaga de Festival

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Lunes, 18 de febrero 2019, 18:33

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Tiene Emmanuel Lafont andares de fiera enjaulada, una tensión domesticada por el afecto y la inteligencia. Tiene cierta impaciencia Lafont por que todo esto termine: las presentaciones, los micrófonos, las declaraciones, subir y bajar del andamio a cada rato. Quiere Lafont soledad y método. Tiempo y espacio para entregarse al trabajo, al mural que ya emerge de las paredes de la Colección del Museo Ruso, donde firma la imponente pieza titulada 'La mirada lateral', producida de la mano del ciclo Málaga de Festival (MaF), previo a la celebración del Festival de Málaga Cine en Español.

Tiene Lafont el anhelo de que esa pieza transmita «emoción». Repite la palabra a cada rato. Emoción. La que él sentía en el museo de ciencias naturales de General Alvear (Mendoza, Argentina) cuando él era pequeño y visitaba sus salas con sus bichos metidos en botes de formol. La emoción de esa niña de su mural, que mira por algo así como un telescopio compuesto por formas geométricas, que promete ofrecer visiones que no son de este mundo.

«La imagen surge de varias premisas. De una parte, hacer algo que me divirtiese, por lo tanto tenía que llevar geometría, que es lo que más me gusta hacer. Además, tenía que ser con carbón, aunque ellos me plantearon que probase con otra técnica con la que pudiera avanzar más rápido y lo intenté, pero venía que era forzar demasiado la propuesta y lo descarté, porque tenía que ser algo con lo que me sintiera cómodo», ofrece Lafont sobre la obra que permanecerá en el Museo Ruso durante un año y que podrá visitarse de manera gratuita.

Surgieron entonces más preguntas. ¿Por qué una niña? ¿Por qué mirando a través de esas formas? Y de nuevo la emoción. Los recuerdos. «Cada vez que vengo al Museo Ruso tengo aquella misma sensación que cuando iba al museo de mi pueblo. Sólo me pasa aquí, en el Ruso, y no sé si es por el rollo que tengo con la gente que trabaja aquí, por cómo programan las actividades… No sé, pero flipo mucho con los detalles que veo en este museo alrededor de las obras», sigue Lafont, que pone como ejemplos de esa fascinación el «rojo Moscú» de las paredes en la exposición sobre el realismo socialista y la escenografía de algunas salas en la extraordinaria retrospectiva sobre Kazimir Malévich, ambas recién clausuradas en los pabellones de Tabacalera.

«Quizá todo lo que estoy intentando transmitir con esta obra -comparte Lafont- es justo eso, que la gente vuelva a sentir esa emoción en un museo. Que la gente deje de tener la idea de que van a venir a un contenedor de arte, sino que van a venir a disfrutar, a intentar mirar con ojos de niño. De ahí la idea de la niña mirando a través de esas formas geométricas, porque la intención es ver lo que vemos siempre, pero de otra forma».

Desde ahí enlaza la vocación de la obra con el 'pensamiento lateral' acuñado por Edward de Bono en 1967. La tesis plantea, en esencia, la posibilidad de enfrentarse a un problema desde una perspectiva no convencional para encontrar una solución que el pensamiento lógico quizá no encuentre. Lafont hilvana ambos conceptos en esa 'mirada lateral' que invita a observar el mundo de una manera diferente a como solemos hacerlo. Quizá, como un niño.

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