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Recreación del proyecto artístico planteado por Joaquín Ivars en el palacio de la Aduana. SUR
Un juego de espejos en la Aduana

Un juego de espejos en la Aduana

El artista Joaquín Ivars diseña una instalación efímera para la fachada del Museo de Málaga

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Domingo, 23 de diciembre 2018, 00:35

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«El palacio de la Aduana es de nuevo un edifico emblemático de la ciudad, rodeado de un entorno singular, que ahora dedica sus espacios a albergar colecciones de arte de distintas épocas. La morfología del edificio es severa, recia, de planta cuadrada y cuatro alturas, y sus dimensiones lo hacen imponente al paso del viandante». Así comienza el artista malagueño Joaquín Ivars la presentación del proyecto de intervención que ha diseñado para la sede del Museo de Málaga. Una actuación efímera, liviana, consciente en todo momento del impresionante poder del edificio.

Ivars plantea, casi en el sentido literal de la expresión, un juego de espejos en las cuatro fachadas del palacio de Cortina del Muelle. Una hilera de lunas que proyectarían una imagen diferente a cada paso de cada viandante. Una acción efímera y sutil, que vincula a la Aduana con su entorno urbano, con sus posibles moradores y con cualquiera que pase cerca de ella.

Porque el proyecto de Ivars «trata de establecer de manera austera un contacto del museo con su contexto físico y humano», en palabras del creador malagueño, que ha presentado su propuesta a los responsables de la Consejería de Cultura –encargada de gestionar el equipamiento cultural– y que está a la espera de respuesta.

De este modo, Ivars (Málaga, 1960) apuesta por una acción temporal «sin la espectacularización ni algunos de los histrionismos al uso en este tipo de actuaciones, pero provocando en el público ese sentimiento de tensión y extrañamiento que el arte siempre produce». Una «intervención mínima» en un edificio de imponentes dimensiones que toma el título de 'Límites transitables. Reflexiones alrededor del museo'.

El proyecto plantea la colocación de una hilera de lunas, cuyo reflejo cambiaría a cada paso de los viandantes que pasen cerca del edificio

La propuesta artística está a la espera de respuesta por parte de la Junta de Andalucía

Artista plástico y vicedecano de Infraestructuras y Comunicación de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Málaga (UMA), Ivars toma como materia prima para su acción en la Aduana un elemento ya conocido en su trayectoria artística: el espejo. A partir de esa materia prima construyó el sugerente discurso de 'Impasse', la exposición que presentó el año pasado en el edificio Italcable de la capital.

«Tratamos de hacer 'horadable', transitable, el museo; al mismo tiempo que acotamos sus dimensiones, ampliamos su 'horizonte'. Tratamos de producir una metafórica abertura que al mismo tiempo es el reflejo del contexto. Un contexto histórico, físico y necesariamente humano. Y tratamos de hacerlo sin necesidad de recurrir a intervenciones groseras, sino recurriendo a una línea discontinua de espejos que apenas ocupa un porcentaje mínimo de la superficie de la fachada», describe el artista y profesor malagueño.

Acto seguido, Ivars incide en el «efecto dinámico» de su propuesta «a medida que uno se mueve alrededor del edificio y mira hacia la línea discontinua». Porque recuerda Ivars que las condiciones físicas de la contemplación de la pieza «varían a cada paso que damos o cada vez que nos alejamos o acercamos a la obra». Y acota: «Podríamos decir que esas condiciones de contorno también se modifican 'metafóricamente' a cada contacto con la obra».

Clasicismo y modernidad

«La intervención trata tanto la construcción misma, con la que interacciona, como el contenido que alberga esta edificación. Es decir, se interviene un museo de Bellas Artes alojado en un espacio institucional de iniciativa estatal, de corte neoclásico y con un recorrido histórico de usos y estados que llega hasta nuestros días; algo que supone la asunción de todas las connotaciones que se derivan de cada una de esas palabras y que todos conocemos o podemos intuir fácilmente», desliza el autor.

Ivars ha calculado una superficie lineal de 8.000 metros cuadrados (dos mil metros por cada una de las cuatro fachadas de la Aduana) con planchas de espejo de un metro de largo y 25 centímetros de alto. Cada lámina se colocaría sobre el alero entre los dos cuerpos del edificio con un adhesivo inocuo para la fachada de piedra, dado que la Aduana cuenta con protección patrimonial como Bien de Interés Cultural (BIC).

A modo de colofón de su argumentario, Ivars recuerda algunas intervenciones de creadores contemporáneos en fachadas de edificios históricos repartidos por todo el mundo. Desde la pieza de Daniel Buren (autor de la acción en el Cubo del Centre Pompidou Málaga) en el Centro de Arte Contemporáneo de Génova a la pieza titulada 'Resistance' de Christian Boltanski en el Haus der Kunst de Múnich, pasando por las lanchas neumáticas del chino Ai Wei Wei en el Palazzo Strozzi florentino.

Una nómina a la que podría unirse el Museo de Málaga de la mano de Ivars y su juego de espejos en la Aduana.

Detalle de la hilera de espejos que rodearía el palacio.
Detalle de la hilera de espejos que rodearía el palacio. SUR

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