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Imperio Argentina: nuestra primera súper estrella

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Salvador Salas

Imperio Argentina: nuestra primera súper estrella

Una ambiciosa exposición en el Palacio Episcopal recupera su amplia trayectoria

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Miércoles, 10 de octubre 2018

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«No entren, es la amante de Hitler». Un grupo de detractores se habían apostado a las puertas del Carnegie Hall de Nueva York con pancartas que lanzaban ese mensaje. Sin embargo, aquel 6 de junio de 1952 volaron las entradas -cada una a seis dólares de la época- para ver en directo a Imperio Argentina, que después de actuar escuchó una ovación de 14 minutos. «Fue nuestra primera súper estrella», glosaba este miércoles Marta del Corral, una de las comisarias de la ambiciosa exposición en el Palacio Episcopal que traza la amplia trayectoria de esta mujer «rompedora, innovadora y valiente» fallecida hace una década y media en Benalmádena, donde pasó los últimos años de su intensa biografía.

El propio Adolf Hitler confesó que había visto 24 veces la película 'Nobleza Baturra' protagonizada por Imperio Argentina. Así que del ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels, mandó una carta a la actriz y cantante ofreciéndole un papel estelar en una producción alemana. Sin embargo, la artista rechazó la invitación con una diplomática propuesta: hacer otra cita menos afín al ideario totalitario. Diversos documentos expuestos ahora en el Palacio Episcopal recuperan aquel episodio junto a otros muchos hasta componer un recorrido sugerente y diverso por la vida y la obra de un personaje esencial en la cultura popular española del pasado siglo.

La exposición

  • Título 'Imperio Argentina: mirada sobre un mito'

  • Lugar Palacio Episcopal

  • Fecha hasta el 9 de diciembre

  • Horario de lunes a sábados, de 10.30 a 20.30 horas; domingos, de 10.30 a 19.00 horas. A partir del 1 de noviembre, de lunes a jueves y los domingos, de 10.30 a 19.00 horas; viernes y sábados de 10.30 a 20.00 horas.

  • Entrada general, 5 euros; combinada (con acceso a la Catedral), 6 euros; reducida, 3 euros

De este modo, 'Imperio Argentina: mirada sobre un mito' plantea una aproximación contemporánea a la figura de la artista a través de un espectacular y efectivo montaje diseñado por el joven arquitecto malagueño Álvaro Carrillo. Un recorrido planteado en «siete altares» donde detenerse a venerar la figura de una actriz y cantante que se subió a los escenarios con cuatro años para no bajarse hasta más de ocho décadas después. Una artista que nunca se separó de la maleta de piel de cocodrilo que le regaló su padre ni de la pulsera de pelo de elefante que le regaló su madre. Objetos que forman parte del legado custodiado por el que fuera secretario personal de la artista, Fernando Luis de Aisa, que ahora cede los fondos que componen el proyecto capitaneado por el Ayuntamiento de Málaga que podrá verse en el Palacio Episcopal hasta el próximo 9 de diciembre.

Para trenzar su discurso, Marta del Corral, Lorena Codes y Álvaro Carrillo han manejado más de 1.500 documentos. El resultado es una travesía que busca, sobre todo, «acercar la figura de Imperio Argentina al público joven» a través de una puesta en escena innovadora y ágil, con numerosa información y documentación, pero también con un potente atractivo visual donde las proyecciones y el vídeo reclaman un papel protagonista.

Un papel como el que tuvo desde niña la pequeña Imperio, cuyo primer nombre artístico fue, justo, 'Petit Imperio' en su Buenos Aires natal. Pero aquel fenómeno de la naturaleza nacida como Magdalena Nile del Río llegó al conocimiento del premio Nobel español Jacinto Benavente, quien la disuadió de que semejante portento merecía otro santo y seña, de modo que fue el escritor español quien la bautizó como Imperio Argentina.

Mimbres más que atractivos que emplea con inteligencia el proyecto expositivo para plantear un discurso ameno y didáctico, con abundante información para quien la desee y multitud de anécdotas para quien las vaya buscando. Sucede en la sala inaugural del montaje, donde un vídeo de apenas dos minutos da cuenta de algunos de los detalles más llamativos de la biografía de Imperio Argentina, como el contrato que firmó con la Paramount, que le prohibía beber y pesar más de 42 kilos, el brillante de 15 millones de pesetas que le regaló un brasileño allá por 1949 o la mencionada ovación de 14 minutos en el Carnegie Hall neoyorquino. Y junto a la pantalla, el piano, la maleta de cocodrilo y la chistera que acompañaron a la artista durante toda su vida. Sobre ellos, un tul sirve de pantalla translúcida para ir viendo imágenes de la niña prodigio que se superponen con otro retrato de la artista ya en plena madurez que sirve de telón de fondo para el siguiente apartado de la muestra.

Aquí se detiene el proyecto en la amplia carrera cinematográfica que hizo de la artista uno de los rostros más populares del pasado siglo. «Nos alejamos de la parte privada para centrarnos en su faceta artística», sostenía este miércoles Del Corral antes de glosar el mantón de Manila que le regaló Miguel de Molina en agradecimiento por la ayuda que la artista le prestó al otro lado del charco.

Pero la muestra va más allá de la escena y la farándula para ofrecer la correspondencia que Imperio Argentina mantuvo con intelectuales como Juan Ramón Jiménez, Azorín, Pío Baroja y León Felipe, mostrando en la pared opuesta los dibujos dedicados por Rafael Alberti y Jean Cocteau, entre otros autores. Una mirada amplia que desemboca en una suerte de sala de trofeos donde reina el Goya de Honor concedido por la Academia de Cine en 1989, el mismo año que recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, también expuesta en el montaje del Episcopal.

Y a modo de jugoso colofón, un 'collage' de carteles de las películas de la artista que dan cuenta de la evolución estética, pero también sociológica, del país durante más de medio siglo. Y acaso como despedida, en la pared final se proyectan fragmentos de las películas en las que Imperio Argentina cantó y actuó para quedarse a vivir en la retina y la memoria de varias generaciones.

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