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«No me gustan los cínicos ni los reyes del ‘no’, me gusta la gente que hace cosas»
En cada visita a Málaga le asalta un recuerdo de juventud. El de ayer, a las puertas del Cervantes, le trasladó a cuando en ... este mismo lugar vio en el musical ‘Hair’. Le «impactó». Era 1976 y tenía 16 años. Más o menos la edad que rondaban el centenar de «promesas» que ayer demostraron sobre el escenario que ellos también son capaces de cantar, actuar y bailar como en Broadway. Incluso «por encima del nivel» de la meca del teatro, les dijo Antonio Banderas.
Era la estrella de la noche (y armó el revuelo esperado en los alrededores del teatro con codazos por hacerse una foto con él) y el homenajeado que recibía el premio anual de la Escuela de Artes Escénicas de Málaga (ESAEM). Él correspondió al gesto con palabras: «Me estoy haciendo viejo y hay un momento donde solo cabe la verdad: No me gustan los cínicos ni los reyes del ‘no’, me gusta la gente que hace cosas como vosotros».
Su presencia ya decía mucho, pero el actor internacional hizo constar su respaldo a la escuela. «Quiero que contéis conmigo, no quiero que mi nombre en vuestro teatro –que visitó hace unos meses– quede solo en eso, sino que comience una colaboración, que me apetece hacer mucho», declaró.
Confesó que sentía cierta «envidia sana» de un proyecto que echó en falta en sus inicios. «En aquellos años no teníamos nadie que cuidara de nosotros. Ha habido momentos del espectáculo en los que no sentía que miraba una escuela, sentía que miraba a profesionales», dijo junto a la directora Marisa Zafra y los alumnos que momentos antes habían protagonizado dos horas de show. Un espectáculo que terminó con la banda sonora de ‘Desperado’ y con el Club Internacional de Esgrima de Andalucía guiando al ‘zorro’ desde el patio de butacas a las tablas para recibir premio.
Antes de eso, unos 150 alumnos de ESAEM ofrecieron un recital de talento que puso de manifiesto que en esta escuela no vale con aprender una disciplina: lo mismo bailan hip hop y zapatean que se marcan un ‘La la land’. Enseñaron su habilidad para moverse en todos los estilos de baile con una cuidada puesta en escena y sorprendieron con un final musical que repasó la historia del cine hasta llegar a ese actor «que empezó un camino de esperanza para jóvenes que como nosotros quieren perseguir su sueño».
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