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MIGUEL LORENCI
MADRID.
Miércoles, 27 de diciembre 2017, 00:11
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Hace mucho tiempo, en un recóndito rincón del cerebro de un tal George Lucas estalló un galaxia que hoy sigue su luminosa expansión cinematográfica. Y eso que la saga más taquillera de la historia del cine pudo quedarse en nada. Así se explica en 'George Lucas. Una vida' (Reservoir Books), la biografía del genial cineasta que firma Brian Jay Jones. Llegó a las librerías españolas poco antes de 'Los últimos Jedi', octavo episodio de la serie y el segundo mejor estreno de la historia del cine. En mayo de 1977 sólo 32 salas acogieron 'La guerra de las galaxias', la película que cambió la historia del cine y la cultura popular.
«No había manera de que R2-D2 avanzara cuatro palmos sin chocar contra algo». Es el primer secreto que desvela el propio y desesperado George Lucas (Modesto, California, 1944) al rememorar la primera mañana de rodaje, el 22 de marzo de 1976. Las baterías del pequeño androide no daban más de sí. Los demás robots también funcionaban a trompicones y Lucas soltaba bilis y veneno contra los ejecutivos de la 20 Century Fox. Les acusaba de zancadillear un proyecto que culminó de milagro.
El que se dio para que Lucas concluyera el rodaje de 'La guerra de las galaxias', el inicio de una saga portentosa. Cuenta Jones como los ejecutivos de Fox «escamotearon recursos a cada paso, negándole el dinero que necesitaba para que todo funcionara». Ni el propio Lucas apostaba por su película, convencido de que sería un completo desastre. Tanto, que no asistió a la fiesta que él mismo organizó por el de final del tortuoso rodaje en el desierto de Túnez que le llevaría agotado a un hospital. La fuerza no le acompañó. El viento y la lluvia -la primera caída en siete años en el valle de Nefta- destrozaron los decorados. La arena arruinó una carísima cámara. El incendio de un camión abrasó varios robots y hubo que recurrir a burros para transportarlos. Los elementos se aliaron contra el director, un principiante en Hollywood, autor de algunos cortos y de una rareza que es hoy un película de culto -'American Graffiti'- y que entonces «se juró no ceder nunca más el control de sus películas a lo ejecutivos de un estudio».
Casi setecientas páginas ha necesitado Jay Jones para recrear en esta biografía no autorizada la trayectoria del genio que cambió la historia del cine y se convirtió en el emperador de la taquilla. Entonces tenía 31 años y era «un joven barbudo y pensativo» capaz de «arreglar en la sala de montaje los desaguisados del rodaje». «Destruyó y reinventó la forma de hacer, promocionar y comercializar películas», escribe su biógrafo.
Lucas fue un niño flacucho, encerrado en sí mismo y víctima del acoso en la escuela y en su barrio. Un adolescente acomplejado que debía haber seguido al frente de la papelería de su familia. Refugiado en los juguetes tecnológicos, consumidor compulsivo de cómics de ciencia ficción, de los seriales de Flash Gordon y los tebeos del Tío Gilito. Fan, además, de Elvis Presley, eligió al cine de rebote, tras sufrir un grave accidente de coche que casi le cuesta la vida cuando trataba de forjarse un futuro como piloto de carreras. «El rock y los coches fue lo más importante en mi vida entre los 14 y los 20 años», admitió.
Estudió cine en la Universidad del Sur de California, donde conoció a Steven Spielberg. Gracias a una beca se unió luego a Francis Ford Coppola, con quien fundaría la compañía American Zoetrope, cuyo primer proyecto fue 'THX-1138: 4EB', la versión extendida de un corto anterior del propio Lucas. Había «sudado sangre» durante tres años para escribir el guion de 'Star Wars', rechazado por un puñado de estudios y que acabaría siendo un pelotazo que abrió una nueva era del cine. Cedió su salario a cambio del 40% de la taquilla y los derechos de mercadotecnia, una mina que no ha dejado de dar fruto: casi 40.000 millones de dólares según el británico Statisctic Brain Research Institute. Un éxito que expandiría con Indiana Jones, con la escritura y producción de 'En busca del arca perdida' para su amigo Spielberg, para quien también produjo 'Parque Jurásico'.
Esta biografía, quizá definitiva, sucede a 'Skywalking', que Dale Pollock firmó en 1983 para disgusto de Lucas que la detestó y juró «que no volvería a hablar con otro biógrafo». No habló con Jones, que ablandó al padre de Luke Skywalker, la princesa Leia y Darth Vader. «Le encanta controlarlo todo y no quiere que nadie controle su historia, como no quiere que nadie controle sus películas», asegura el biógrafo.
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