Arte para el Día de los Muertos: madie muere mientras se le recuerda
La galería malagueña Kalopsia Art Studio se aleja del imaginario de Halloween con una selección de obras inspiradas en la tradición mexicana
Carmen Barainca
Viernes, 31 de octubre 2025, 15:15
El niño caminaba con una piedra entre las manos. Su madre había muerto hacía poco y él solo quería dejarle una flor, una vela, algo ... que encendiera su recuerdo. Pero el padre, hundido entre desconsuelo y alcohol, le había echado con desprecio: «Ponle una piedra si quieres». Esa noche, el hombre escuchó cantos, vio a la gente caminar entre luces y flores. Al final de la muchedumbre, una mujer avanzaba lentamente, cargando una piedra. Era su esposa. La culpa le heló la sangre. Al amanecer compró flores, encendió una vela y pidió perdón. En México, historias como esta recuerdan que «los muertos solo mueren cuando se les olvida».
Esa misma idea, donde la memoria vence al tiempo, da sentido a la exposición 'Día de Muertos MEX', inaugurada en el estudio Kalopsia Art Studio, pleno centro de Málaga. Tres mujeres, Lorena Hermoso, artista e ilustradora; Raffaella Solfanelli, gestora cultural y responsable de Musa Málaga; y la periodista mexicana María Esther Beltrán, se han unido para confluir dos tradiciones: la mexicana, que celebra la vida a través de la muerte, y la mediterránea, que recuerda a sus difuntos en silencio cada primero de noviembre
La exposición se inaugura oficialmente este sábado, 1 de noviembre, a las 20:00 horas, coincidiendo con la noche en la que, según la tradición mexicana, las almas regresan a casa. Permanecerá abierta hasta el 16 de noviembre, y puede visitarse gratuitamente de martes a viernes, de 10:00 a 13:00 y de 17:00 a 20:00 horas. El altar de muertos, corazón de la ofrenda, permanecerá instalado hasta los días 3 o 4 de noviembre.
El espacio, que normalmente funciona como taller artístico, se aleja del Halloween anglosajón a través de un altar colorido, mestizo y rodeado de piezas singulares. En el centro, el pan de muerto, dulce coronado por huesos de masa, descansa junto a tamales, frutas, fotografías y velas. Sobre la mesa brillan flores de cempasúchil, símbolo de la fugacidad de la vida, que rodean las imágenes de Pablo Picasso, Frida Kahlo y Remedios Varo. Sobre ellas, estampas de la Virgen del Rocío y de la Virgen de Guadalupe. El papel picado ondea figuras de Catrinas, y una pequeña campana aguarda a ser tañida para recibir a las almas en un ambiente perfumado con incienso.
«La ofrenda no es un gesto fúnebre, sino una cita con la vida», explica María Esther Beltrán. «Los muertos nunca se van; mientras los recordemos, siguen con nosotros». En ese espíritu, el altar no desprende luto, sino vitalidad: hay colores, risas, aromas de pan y el humo lento del incienso.
La muestra reúne dieciocho obras y la poesía de Norberto Rizzo, que se recitará durante la inauguración. En las paredes, el visitante encuentra las fotografías de Isabel U. Altoaguirre, tomadas en México, que rescatan el arte popular de las máscaras; la Catrina luminosa de Raquel Sedó Sánchez, elaborada con técnica mixta; el esqueleto en relieve de Peter Vargas, blanco y brillante, que transforma la muerte en símbolo de belleza; y los collages florales de Susana Moreno, inspirados en la idea de tener «los pies en la tierra». Las pinturas circulares de Nathalie Herrmann evocan el renacer tras la pérdida, mientras que el resto de artistas, Victoria Tsekidou, Ana Cortés (Bosska), Lorena Hermoso (LLO) y Neno Herrera, aportan miradas diversas que oscilan entre la memoria, la ausencia y la celebración de la vida.
La raíz de una celebración milenaria
El Día de los Muertos es una de las tradiciones más antiguas de México. Nació en las culturas prehispánicas, que entendían la muerte «no como un final, sino como una transformación«. Como cuenta la periodista mexicana, con la llegada de los españoles, los ritos indígenas se fusionaron con el catolicismo y dieron lugar a esta fiesta que se celebra el 1 y 2 de noviembre: el primer día dedicado a los niños difuntos, el segundo a los adultos. «En cada altar se colocan agua, pan, velas, flores y objetos personales, elementos que guían a las almas de regreso al hogar».
En España, la fecha coincide con el Día de Todos los Santos, cuando las familias visitan los cementerios con flores. Pero mientras la tradición española se inclina hacia el recogimiento, la mexicana se llena de música, color y humor: «Nos reímos de la muerte porque sabemos que nos pertenece», explica Beltrán.
Frente al ruido comercial de Halloween, tradición anglosajona que prima lo sombrío, esta exposición propone volver al origen: recordar a los que se fueron, sin miedo ni oscuridad, desde la alegría de haberlos tenido. «No pretendemos cambiar la mentalidad de nadie», añade Lorena Hermoso. «Queremos compartir una parte de nuestro mundo, enseñar cómo se honra la vida a través de los muertos».
Aunque la galería es pequeña, las organizadoras ya piensan en el futuro. «Nos gustaría hacerlo más grande, adelanta María Esther Beltrán, incluir danza, música y más artistas mexicanos». Quizá, aclara, en un espacio con mayor capacidad y visibilidad.
Por ahora, el altar sigue encendido. Entre velas y pan. Entre Frida, Picasso y Remedios Varo. A través de la exposición 'Día de Muertos MEX', se afianza la certeza de que la muerte no es silencio, sino memoria. Porque «nadie muere mientras se le recuerda».
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