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Explotación animal detrás de los selfis

Las ONG denuncian que a los caimanes, por ejemplo, se les grapa la boca para que los turistas se puedan hacer fotos

A. HERRANZ

Lunes, 9 de octubre 2017, 00:11

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Basta conectarse a cualquier red social para encontrar una foto de una persona con un animal salvaje. De hecho, este tipo de retratos son casi una tendencia. Y, sin embargo, esconden un lado oscuro con el que algunos quieren acabar: tigres drogados en Tailandia, elefantes maltratados... En un destino exótico, muchos turistas toman fotos de la vida y fauna de la zona. Es más, es incluso tentador poner un broche de oro con una foto al lado de un oso perezoso para poder publicar en Facebook o en Instagram y compartir ese momento con todos los seguidores. Sin embargo, si los turistas supieran el sufrimiento que soportan estos animales para este tipo de instantáneas, quizá no sacarían sus teléfonos y cámaras para retratarse. Al menos eso es lo que piensan algunas organizaciones que defienden los derechos de los animales, que promueven que las redes sociales en general, e Instagram en particular, no permitan este tipo de fotografías.

Los selfis con animales se ha convertido en una tendencia en los últimos años, con un aumento del 292% en el número de imágenes publicadas en Instagram desde 2014, según algunos informes. Sin embargo, detrás de estas imágenes hay una realidad no siempre visible. Los animales se mantienen en condiciones crueles y muchos de ellos mueren poco después de ser arrebatados de su hábitat natural. Y más del 40% de las imágenes tomadas son todo lo contrario a la vida salvaje que se intenta capturar, ya que en ellas suele aparecer una persona abrazando a un animal, manteniéndolo o interactuando de manera poco natural con él.

Es cierto que la mayoría de la gente no quiere perjudicar a los animales salvajes, pero algunas organizaciones ecologistas, como la World Animal Protection International, asegura que este tipo de instantáneas están contribuyendo a que las empresas de turismo de ciertas zonas cacen animales salvajes (incluyendo osos perezosos y cocodrilos) para mantenerlos en lugares refrigerados.

El director general de World Animal Protection International, Steve McIvor, asegura que su organización envió a varios investigadores a dos lugares turísticos populares en el Amazonas (Manaus en Brasil y Puerto Alegría en Perú). Lo que descubrieron fue calificado como condiciones «desgarradoras».

Por ejemplo, que los osos hormigueros eran golpeados y abofeteados. A los caimanes se les grapaba la boca y se les mantenía en neveras rotas. Las anacondas se encontraban confinadas en cajas oscuras. Para capturar un oso perezoso, que habita en los árboles, son necesarias cinco personas para sostenerlo. Esto provoca al animal un enorme estrés. Después de las fotos, los perezosos son atados a los árboles con cuerdas y rara vez viven seis meses en cautividad.

Apoyo de Pacma

La ONG que está impulsando esta petición no tiene sede en España, pero sí el respaldo de otras organizaciones conservacionistas como el Partido Animalista Pacma. «La realidad que se esconde detrás de esa simpática foto con un primate, con un perezoso o con un cachorro de león de un circo, como sucede en España, es que los animales son sometidos a confinamiento, estrés y malestar perpetuo», apunta Silvia Barquero, presidenta de esta organización. Pacma ha denunciado en varias ocasiones ante el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) al circo Italiano «por utilizar a cachorros de león para que los espectadores se hicieran selfis. Para ello los cachorros son arrancados con apenas días de los cuidados de sus madres y expuestos a situaciones que les producen estrés y graves problemas de crecimiento».

Evidentemente, estas organizaciones están pidiendo que los gobiernos apliquen las leyes vigentes y que se aseguren que las compañías de viajes y los operadores turísticos las respetan. Además, han lanzando un 'Código de Vida Silvestre' para enseñar a los turistas a tomar una foto con un animal salvaje sin contribuir a la crueldad. Es decir, abstenerse de hacer un selfie con un animal que está siendo sostenido, abrazado o atado para que no pueda causar daños. Las fotografías con los animales salvajes deben ser tomadas a una distancia segura al animal, que debe estar en su hábitat natural, libre para moverse.

Además, estas organizaciones quieren que Instagram actualice sus pautas de usuario para incluir una sección sobre crueldad animal. También anima a los usuarios a firmar su 'Compromiso con la Vida Silvestre', de forma que Instagram tenga consciencia de que un número significativo de personas están preocupadas por el problema.

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