Así ha sido el Aula de Cultura de SUR con Emilio Gutiérrez Caba

Emilio Gutiérrez Caba (Valladolid, 1942) recordará su trayectoria junto a la periodista de SUR Regina Sotorrío y presentará sus 'Memorias de cine' (Ediciones Cátedra). En el libro, el actor recorre su paso por la cinematografía española desde su primera aparición en 'Como dos gotas de agua' con las actrices gemelas Pili y Mili (1963), pasando por sus películas más premiadas, 'Nueve cartas a Berta', de Basilio Martín Patino (1966), y 'La caza', de Carlos Saura (1966). No olvida sus últimas intervenciones en películas muy apreciadas por él como 'Vidas pequeñas', de Enrique Gabriel (2004); 'La torre de Suso', de Tom Fernández (2006); 'Palmeras en la nieve', de Fernando G. Molina (2014); 'Neruda', de Pablo Larraín (2015); 'El hombre de las mil caras', de Alberto Rodríguez (2015), o 'El árbol de la sangre', de Julio Medem (2017).

Gutiérrez Caba, además de narrar cómo fue su primer contacto con el mundo del cine, cuenta a lo largo de sus páginas numerosas anécdotas, aspectos desconocidos de los rodajes en los que participó y rememora a muchas personas que ya no están entre nosotros. Intenta ser imparcial en sus afirmaciones, pero toma partido con respecto a las películas en las que participó y muestra sin tapujos sus preferencias. Una buena muestra de lo que ha sido y es el hábitat cinematográfico en España.

Es uno de los actores más queridos y reconocidos por la crítica y el público. Los premios Goya por 'El cielo abierto' y 'La comunidad' y el Max por 'A Electra le sienta bien el luto' son un fiel reflejo de esa vida a caballo entre el cine y el teatro. Una dualidad que también ha experimentado en Málaga. Aquí ganó la Biznaga de Plata en la primera edición del festival de cine, en 1998, con 'La primera noche de mi vida'; y el año pasado recibió el Premio Málaga del Festival de Teatro.

Pero, además, Gutiérrez Caba es un actor comprometido, que habla claro y directo. «No es que sea pesimista, es que soy muy rebelde», dijo en una entrevista a diario SUR. Y añadió: «Si el ser humano fuera un niño estaría lleno de chichones, porque se está dando golpes en la cabeza constantemente».