Diego Díaz: «La fama repentina es peligrosa. Trabajar para Cavalli me volvió una diva insufrible»
El conocido fotógrafo y creativo de Torre del Mar admite a boca llena que odia el verano. Y lo dice sin tapujos, pese a que lo considera «políticamente incorrecto»
Admite a boca llena que odia el verano. Y lo dice sin tapujos, pese a que lo considera «políticamente incorrecto». Y es que las normas ... establecidas no van con este creativo malagueño -natural de Torre del Mar- que a sus 32 años ha firmado campañas para Roberto Cavalli, ha visto sus irreverentes fotos en portadas de revista internacionales como Harper's Bazaar y puede presumir -aunque no lo hace- de haber creado joyas para Lady Gaga o la reina Letizia. Defensor del 'real life' elevado a su máxima potencia siempre busca la naturalidad. «Mucha gente odia mis fotos, pero prefiero despertar odio a indiferencia».
-«Esperando que acabe el verano» dice en uno de sus últimos post en Instagram. Es como el 'Grinch' estival... ¿a qué se debe?
- De siempre (risas). De pequeño mi madre me obligaba a salir a la calle en verano mientras ellos trabajaban en el supermercado del camping de Torre del Mar y yo lo odiaba. Detesto el calor desagradable... así que sí, ¡soy el Grinch total! aunque esté mal visto. Odiar el verano es políticamente incorrecto cuando deberíamos normalizarlo. Por suerte, mucha gente me ha escrito por Instagram diciéndome que les pasa lo mismo así que no estoy solo.
- Entonces, ¿cómo pasa los días?
- Durante años hice el paripé e intentaba pasármelo bien pero ya paso. Lo que hago es estar en casa con el aire y esperar a que acabe.
- Por cierto, le siguen más de 19.000 personas solo en Instagram... no está nada mal. ¿Qué crees que seduce a tus 'followers'?
- No lo se en realidad. Antes compartía más cosas de mi vida , pero últimamente estoy más centrado en mis fotos artísticas. Si no trabajara de ello me quitaría de las redes sociales y viviría una vida más tranquila sin tanta exposición, alejado del escaparate.
- ¿Eres de postureo? ¿o de eso que llaman 'real life'?
- De 'real life' total, por eso huí del mundo de la moda por la puerta de atrás. Estaba cansado después de 15 años en París, Milán... no podía más con ese postureo. Con todo tan artificial, tan articulado...
«La perfección me aburre, no me transmite. Prefiero la naturalidad aunque mucha gente odie mis fotos por ello»
- Hablando de realismo, el más crudo, sin adornos, es el que precisamente más persigues tras tu objetivo. Sorprender, impactar... ¿cómo entiendes la fotografía?
- A mí me gusta reflejar una mujer libre, que puede hacer cosas que no son perfectas , incluso raras y mal vistas, pero manteniendo la dignidad. Mi filosofía máxima es que nadie es perfecto y podemos hacer cosas socialmente mal vistas pero con elegancia. Esa naturalidad y espontaneidad es lo que me gusta retratar.
- También supongo que esa visión te habrá cerrado alguna que otra puerta...Eso de poner a una mujer a sacarse un moco, a escupir o sentarse en un retrete...
- Sí, me paso con Vogue Italia. Una de las directoras puso pegas a una campaña mía: «Es que Diego es muy vulgar», alegó. La imagen perfecta de la chica perfecta es banal, artificial... es lo que vemos a diario y no tiene interés ninguno. Está en la calle, en redes... no me transmite. Mucha gente odia mis fotos, pero prefiero despertar odio a indiferencia.
- ¡Cuánto daño han hecho los filtros! ¿Qué opina de ellos?
- Que son muy peligrosos. Yo retoco muchos mis fotos de color y demás, pero nunca el físico. Para mí cada imperfección es belleza. Lo peor es que en redes te lo venden como una realidad y eso genera mucha frustración y va a trastocar a las nuevas generaciones. Es algo que me preocupa.
- Hay que ser muy auténtico para bautizar a tu marca de joyas con el nombre 'Rod Almayate'. Más cañí y malaguita imposible...
- Así es (risas). El caso es que sondeamos a gente del sector de Milán, Nueva York, Londres, París... y de los nombres que pusimos sobre la mesa a todos le encantó ese. Suena genial y me siento orgulloso de él. Al fin y al cabo nuestras joyas están inspiradas en nuestro ADN: aceitunas, aguacates, espetos... No veía sentido ponerle un nombre extranjero que no nos representa, cuando aquí hay magia.
- Lady Gaga, la reina Letizia... ¿qué siente uno viendo sus creaciones entre tanta celebrity? El subidón debe ser muy grande...
- Sí. Es un orgullo muy grande, aunque con la edad se te va pasando. Al principio era muy fuerte, ahora la realidad es que mi mayor ilusión es verlas en gente normal de la calle. Ver cómo una misma joya la interpretan de forma diferente y cambia de personalidad en cada persona.
- Hablemos de tu carrera. De repeten, un joven criado en el camping de Torre del Mar se ve trabajando en una campaña para Cavalli... ¡con gallinas! ¿Cómo se digiere eso?
- Viéndolo con perspectiva la verdad que es difícil de digerir. A veces pienso que en otra escala es algo así como lo de los chicos de OT. Esa fama repentina cuesta encajarla. Surgen inseguridades... y me volví una diva insufrible...
- ... Y precisamente eso te empujó a los 32 años a regresar a tu tierra en busca de esa esencia perdida. ¿La has encontrado?
- ¡Total! De hecho nos llegó una interesante oferta de trabajo fuera y mi respuesta fue rotunda: ¡De aquí ya no me muevo! Ya me aburre hacer fotos con modelos y celebridades. Prefiero a mis primas, mis tías... mi familia se presta a todo y con ellos creo libre.
- Además acabas de ser profeta en tu tierra , realizando la última campaña de turismo Axarquía para Fitur. ¿Un sueño cumplido?
- La verdad es que sí. Además no tuve que esforzarme en nada. Esos paisajes, esos elementos, nuestras tradiciones siempre han estado presentes en mi trabajo.
- Por último, por hacer un guiño a esta sección, dime...¿granizada de limón o de café? ¡y no me vale que odies el verano!
- ¡De melocotón! En Sicilia las hacen de todos los sabores y esa me encanta. Allí se toma en un bollo brioche... ¡Aún no le he cogido el punto a eso!
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