'La década que lo cambió todo' en Málaga: del topless de la mujer de Dalí al marqués de Larios hundido
Un libro rescata las historias reales, sorprendentes y casi olvidadas que marcaron a la provincia en los años 30, en un proyecto solidario que apoyará a los enfermos de Alzheimer de Álora
Hay libros que nacen de un plan editorial y otros que surgen como un acto espontáneo de rescatar la memoria de un tiempo que se ... nos escapa entre los dedos. 'Málaga 1930–1940: La década que lo cambió todo', de Luis Miguel Sánchez Tostado, pertenece a esta segunda categoría. En sus páginas se despliega un universo fascinante de episodios reales y anécdotas tan sorprendentes que parecen inventadas, y que sin embargo ocurrieron en una provincia que vivió, en apenas diez años, más intensidad histórica que en cualquier otra etapa de su pasado reciente. La Guerra Civil, la Segunda República, la caída de una dictadura y el nacimiento de otra marcaron la forma de vivir, de pensar y hasta de caminar por las calles.
El punto de partida del proyecto fue casi doméstico: una asociación de Álora, 'Valle de Sol', necesitaba un vehículo adaptado para trasladar a sus usuarios con Alzheimer. Su coche ya no podía más y para muchas familias ese trayecto era esencial; significaba que sus mayores podían acudir al centro, recibir cuidados, hablar con otros y escapar de la soledad. La petición de ayuda llegó al correo del escritor de manera casual, pero la palabra 'Alzheimer' lo detuvo. «No podía mirar hacia otro lado», recuerda; «la memoria es lo que estos enfermos pierden, y este libro rescata precisamente eso: la memoria». explica Sánchez.
A partir de ahí, y tras descartar la idea inicial de escribir sobre un único suceso ocurrido en Álora, ambos decidieron ampliar el horizonte hasta abarcar toda la provincia y toda una década crucial. El resultado es un libro culturalmente enorme, cuya venta se destina íntegramente a la causa, y que logra algo raro: unir la memoria histórica colectiva con la memoria personal que la enfermedad va borrando.
La Málaga que el libro presenta es una ciudad viva, conflictiva y luminosa. Uno de los episodios más llamativos ocurrió tras la proclamación de la República: la multitud derribó la estatua del marqués de Larios, la arrastró por la Alameda y la arrojó al puerto. En su lugar se elevó la figura del obrero que formaba parte del conjunto escultórico, como un gesto simbólico que convertía al trabajador en dueño del pedestal. Años después, y por razones tan curiosas como científicas, la Marina pidió al Ayuntamiento que recuperara la estatua hundida, temiendo que el bronce sumergido alterase los motores de los buques. Tras varios intentos fallidos, un buzo la halló en 1936, mutilada y oxidada.
Para el escritor jienense esa escena con una mezcla de fascinación y asombro: «La estatua salió del mar como un náufrago sin cabeza. Fue casi poético. Parecía una metáfora del país entero». El marqués no regresó a su pedestal hasta 1951, cuando la ciudad volvió a colocar al aristócrata en lo alto y al obrero en su sitio original, como si la piedra escenificara en silencio el restablecimiento del orden tradicional.
Otros curiosos episodios
Episodios como ese conviven con otros igualmente asombrosos. En 1930, Gala, la mujer de Salvador Dalí, protagonizó en Torremolinos el primer topless documentado en España, un gesto que hoy parece menor pero que entonces tensó los límites de la moral de la época. También están los submarinos hundidos frente a la costa malagueña, dos naves tragadas por el mar con setenta y cuatro marineros aún en su interior, cápsulas silenciosas de un conflicto que cambió el país para siempre. El escritor reconoce que al descubrir esa historia se estremeció: «La gente se bañaba sin saber que, a pocos metros, había hombres que nunca salieron a la superficie. Es sobrecogedor».
En esos mismos años, Málaga asistió al choque del transatlántico Florida con el portaaviones británico Glorious, un accidente brutal que dejó decenas de muertos. Mientras tanto, el Cortijo Jurado alimentaba rumores de apariciones y sucesos inexplicables, demostrando que incluso en tiempos convulsos la imaginación popular encontraba espacio para lo sobrenatural.
El libro también recoge escenas tan improbables como que en plena Guerra Civil, en 1938, Málaga viviera uno de los pocos momentos de fortuna colectiva: el Gordo de Navidad cayó en la provincia en el sorteo organizado por el bando republicano. Aquel año hubo dos sorteos, uno por cada bando, un hecho tan insólito que revela hasta qué punto la vida cotidiana convivía con la guerra en un equilibrio extraño y casi humorístico.
En otros momentos, la ciudad se convertía en escenario de visitas internacionales sorprendentes, como la de la Premio Nobel Marie Curie, cuya presencia despertó una mezcla de admiración y desconcierto en una Málaga poco habituada a figuras de talla mundial. Y hubo episodios dignos de una película, como el de Rosita Díaz, actriz española afincada en Hollywood, recorriendo la Serranía de Ronda disfrazada con una peluca para evitar ser reconocida. «A veces», dice Sánchez Tostado, «parece que Málaga fue el plató de un film que nunca llegó a rodarse».
«Parece que Málaga fue el plató de un film que nunca llegó a rodarse», relata Sánchez
Todo este mosaico de historias convive con otras menos espectaculares pero igual de reveladoras: el obispo que escapó vestido de mujer, el jugador del Real Madrid que terminó fundando una joyería, el bandolero Flores Arrocha, o las biografías de malagueños ilustres que marcaron su tiempo, desde Guerrero Strachan hasta Blas Infante. El libro también revisa las primeras décadas de Diario SUR, con sus portadas históricas y su capacidad para acompañar a la ciudad en sus transformaciones. «He querido que cualquiera pueda abrir el libro por donde quiera y encontrar una historia que le atrape», explica el autor. «Son capítulos cortos, como instantáneas. No es un manual: es una ventana».
Este despliegue cultural convive en el trasfondo con una motivación profundamente humana: ayudar a los enfermos de Alzheimer del Valle del Sol. La asociación de Álora, con recursos mínimos y un equipo pequeño pero entregado, necesitaba un vehículo adaptado para que sus usuarios pudieran acudir al centro. La venta del libro permitirá hacer realidad esa necesidad. Para el escritor, el vínculo no podría ser más significativo: «Es un libro sobre la memoria, y va destinado a personas que la están perdiendo. Quizá sea lo más bonito que he hecho en mi vida».
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