Borrar

CUMPLEAÑOS

Línea de fuga ·

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Domingo, 16 de diciembre 2018, 00:36

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El Museo de Málaga y V se llevan sólo unos días, con un par de años de diferencia. Aquella semana, el lunes se inauguró el museo en la Aduana, el martes fue el primer día de apertura al público después de dos décadas de museo cerrado, el miércoles cerramos una entrevista con Mark Ryden, el jueves presentaron la programación del Centre Pompidou Málaga para el año siguiente y el viernes se inauguró la exposición de Ryden en el CAC Málaga; pero el mayor agobio fue encontrar un castillo hinchable molón para la fiesta que estábamos montando para V. Al final pillamos uno muy bien de precio y muy mal de casi todo lo demás. Era la segunda vez que lo organizábamos y bastó para confirmar nuestra tendencia a celebrar sus cumpleaños como la boda de Lolita. Así que quizá no sea culpa de los responsables de la Consejería de Cultura que los aniversarios del museo provincial me parezcan insulsos hasta la inexistencia. Será sólo que les cuesta soportar la comparación con el pitote que nos gusta montar en casa por el cumpleaños de V sólo unos días después.

En realidad, el no-cumpleaños del Museo de Málaga en la Aduana representa un ejemplo muy ilustrativo de la desafección del gobierno regional con esta institución. Dan ganas de dejar de llamar a Cultura para darle un toque a otra consejería, la de Bienestar Social, y declarar al museo en desamparo. Porque la Junta trata al Museo de Málaga como a un hijo no deseado al que tiene previsto tolerar y mantener en sus necesidades básicas, pero sin dedicarle el menor gesto de atención y cariño más allá de lo indispensable. Sólo así se entiende la renuencia a recepcionar el edificio una vez terminada su rehabilitación, la gélida inauguración perpetrada, la nula campaña de difusión de la apertura de un museo reivindicado en la calle y, al cabo, la desidia con la que la Junta de Andalucía parece afrontar todo lo que tiene que ver con el Museo de Málaga.

Porque en ocasiones quienes escribimos de algo solemos caer en la tentación de dar por sabido lo que a nosotros nos sale de memoria, pero conviene recordarlo: el Museo de Málaga ha estado dos décadas almacenado, la reivindicación de la Aduana como sede originó cuatro manifestaciones multitudinarias, sus colecciones superan las 15.000 referencias arqueológicas y las 2.000 obras de arte y su nueva ubicación en el principal edificio civil de la provincia ha supuesto un desembolso superior a los 40 millones de euros de inversión estatal y su apertura añade una nueva parada en el epicentro del circuito artístico de la capital. A todo eso ha respondido la Junta de Andalucía con una mueca de rigor mortis burocratizado, sobre todo, por omisión o dejación de funciones ofrecida en varias ocasiones.

Veamos. El Estado entregó el edificio listo, a falta de la adecuación de las salas para exposiciones temporales y en sacar adelante ese concurso llevan más de dos años. Esa falta de espacios se ha encontrado además con la circunstancia de que nadie ha podido, sabido o querido articular otro tipo de montajes temporales en espacios como el patio interior o la galería del primer piso. También resulta, por lo visto, muy complicado, abrir la puerta de acceso al palacio a través de la calle Alcazabilla para que conviva por la entrada por la fachada que mira al Paseo del Parque. Tampoco ha respondido el museo a la ausencia de exposiciones temporales con un programa cultural que actúe de promoción y contrapeso; es más, a nadie en la consejería parece sonrojarle que esas actividades vengan casi en exclusiva de la mano de entidades cercanas, pero externas a la propia institución, como la asociación de amigos y la fundación del Museo de Málaga o la Academia de Bellas Artes de San Telmo. Cuando el museo llevaba medio año abierto, decidieron cerrar sus puertas por la tarde durante todo el verano. Nadie tuvo la previsión (recuerden, 19 años almacenado) de negociar con la plantilla una solución, como sí se hizo en el Museo de Almería hace años, para que el museo abriese todo el día durante la temporada alta turística. La Junta rectificó, el museo abrió por las tardes este verano y apenas se ha notado en la afluencia. Hay quien ha sacado la conclusión de que tanta matraca para que el museo abriera por las tardes no tenía sentido, porque al final la gente no va, como si la culpa de que la gente no vaya a un museo fuera de la gente y no de quienes tienen el deber y la responsabilidad de hacer de ese equipamiento público un lugar dinámico y atractivo. Un museo (recuerden también) de entrada gra-tu-i-ta en pleno corazón de paseo artístico de la ciudad y que aún así se ha dejado más de la cuarta parte de su afluencia en comparación con el año anterior. De cerrar los domingos a las tres de la tarde hablamos otro día.

Y esta semana, que podría haber sido de celebración, ha vuelto a ser de decepción. Y así no hay quien organice un cumpleaños.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios