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Manuel M. Velasco y Concha Velasco, ayer, en la presentación de la obra, en Valladolid. :: N. Gallego / Efe
Concha Velasco se baja de las tablas

Concha Velasco se baja de las tablas

La actriz prolongará su última gira teatral con 'El funeral' hasta 2019 y mantendrá sus proyectos en televisión

V. M. VELA / L. M. DE PABLOS

VALLADOLID.

Jueves, 15 de marzo 2018, 00:02

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«Mi madre siempre me contó que cuando yo era pequeña, tendría tres o cuatro años, me subían a una mesa del Círculo de Recreo -en su Valladolid natal-, me ponía a cantar y me aplaudían. No me acuerdo, pero tiene que ser verdad, porque a mí me encanta subirme a un escenario. Si estoy en lo alto, soy la reina», dice Concha Velasco, monarca de las tablas que ayer anunció en la ciudad castellana su intención de quitarse la corona, de soltar el cetro, de bajar del trono. «Pienso que con esta obra me voy a despedir», anunció durante la presentación de 'El funeral', la obra que dirige su hijo Manuel, que interpreta junto a Antonio Resines y que mañana se estrena en el Teatro Calderón de la capital. No será una retirada inmediata, dado que la actriz realizará una gira con la obra, además de mantener sus proyectos en televisión.

No es la primera vez que Velasco anuncia su retirada de los escenarios, pero esta vez no parece un amago más. «Ya tengo 78 años. Me dicen que cómo me voy a retirar, si tengo la cabeza tan clara... pero ya me entra complejo de mayor. Así que le pedí a mi hijo que escribiera algo divertido para despedirme...».

Vuelve a Valladolid no solo para estrenar el que dice que será su último montaje, sino para recibir también, este sábado, la Medalla de Oro de la Ciudad, reconocimiento aprobado por unanimidad en el Ayuntamiento. «Cuando me lo comunicaron, lo primero que hice fue leer las personas que lo habían recibido antes. Y me encontré con que lo tienen los Bomberos, los Donantes de Sangre... '¡Vaya! ¡Me han convertido en una institución!', pensé. Pero me siento muy feliz, muy orgullosa. Tener la Medalla de Oro quiere decir que he hecho algo por esta ciudad, aunque para mí es más importante lo que la ciudad ha hecho por mí: quereme, amarme y respetarme».

Y es que el 9 de noviembre de 1939, los registros vallisoletanos consignaban el nacimiento de María de la Concepción Velasco Varona, en la calle Recondo, «a los pies del Arco de Ladrillo, muy cerquita de los cuarteles de Farnesio, donde trabajaba mi padre». Si el abuelo no quería que la nieta fuera artista, su madre siempre creyó en el potencial de la niña, quien muy jovencita comenzó su formación como bailarina. Ya con 13 años se subió, durante una gira, al escenario del Teatro Calderón. «Creo que lo de 'mamá, quiero ser artista' era cosa de ella. Cantaba muy bien. Era culta, sensible, escribía novelas de amor que tengo guardadas (una de ellas se llamaba 'Medias de cristal')», recuerda.

Última escena

Cansada de hacer dramas en los últimos tiempos como 'Hécuba', 'Reina Juana', 'Olivia y Eugenio' o 'La vida por delante', Velasco decidió justo ahora hace un año cambiar de registro y despedirse de la escena con una comedia. Acababa de dejar atrás 'El tren de las 22:27', la obra escrita por Irene Soler con dirección de Manuel Velasco, cuando se acercó a su hijo y, pausadamente y con la sonrisa que siempre esboza, le dijo: «'Quiero que me escribas una comedia a medida al estilo de 'La bruja novata'».

Y su hijo puso primero en sus manos y después en las de Antonio Resines el texto de 'El funeral'. «Una obra divertida, sobrenatural y joven que va a ser, o no, mi última obra de teatro», aseguró en la presentación del que va a ser su tercer estreno en el Teatro Calderón tras el 'Hello, Dolly' que dirigió José Carlos Plaza en 2001 y 'Yo lo que quiero es bailar' bajo la dirección de José María Pou en 2011.

Esta vez lo hace para meterse en la piel de una diva que fallece repentinamente y recibe el último aplauso de su público en el mismo escenario. Concha Velasco es Lucrecia Conti, en un guiño al nombre con el que se dio a conocer en sus primeros pasos como bailarina -Lucrecia Velvar, Lucrecia por su tía, la única artista de la familia, y Velvar por los apellidos Velasco Varona-; mientras que Resines es el representante de la actriz -Alberto Duján, en otro guiño a Antonio Durán, agente de la propia Concha-. Entre uno y otro ponen el patio de butacas boca abajo, en una obra que rejuvenece a ambos. «Objetivamente es una de las mejores actrices de este país, si no la mejor, y es extraordinario que siga trabajando después de sesenta años en esta profesión», apuntó Resines, quien no dudó en aceptar el proyecto pese a ser remiso a hacer teatro de un tiempo a esta parte.

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