Este James Bond no va a salvar el cine (pero los espectadores sí)
Quienes hayan ido al cine en las últimas semanas se habrán dado cuenta de que la situación de las salas empieza a resultar insostenible ya ... que, como yo mismo he comprobado, apenas hay en el cine cuatro o seis personas, raramente más de diez. No es una ilusión, ni que hayamos decidido ir al cine en un mal día: las salas de exhibición experimentan una crisis en todo el mundo. Esto ha sucedido por diferentes motivos. A la mejora de las condiciones del visionado en casa, con enormes pantallas en 4K y una calidad de sonido impresionante, y a la inconmensurable oferta cinematográfica de las plataformas, que hace que uno se piense si merece la pena salir, se ha sumado el recogimiento doméstico al que ha invitado la pandemia. Ahora nos dejan ir a cualquier sitio, pero la realidad es que, si bien no hemos tenido problemas en asaltar restaurantes, discotecas, bares e incluso conciertos, el cine se ha quedado atrás en esta recuperación.
La principal tarea de las exhibidoras ahora es reivindicar la experiencia de ir al cine, y devolverle el significado de refugio de la realidad, de lugar idóneo para una cita o una tarde con amigos, de una costumbre ritual llena de significados. Dicen que van a probar nuevas tácticas (en Málaga acaba de inaugurarse un autocine) y la intención de muchas exhibidoras en el futuro pasa por cambiar el sistema de cartelera, permitiendo diferentes cinematografías y apostando por los reestrenos que sumen a las cintas que manda la actualidad. En este sentido, desde hace unas semanas hasta final de año, van a estrenarse muchas películas que han ido esperando a que pasara la pandemia, lo que ha provocado que se produzca una saturación de títulos interesantes a los que se suma una nueva tendencia en los cines que, según los distribuidores y los exhibidores, irá a más: el reestreno de películas clásicas, o de 'clásicos modernos' que por razones estrictamente naturales muchos espectadores no han podido ver en cines. Se trata por ejemplo de la apuesta que ha hecho Avalon con la restauración de todas las películas de Won Kar Wai, o el reestreno, en este mismo fin de semana, de 'El día de la bestia' de Álex de la Iglesia. Ahora mismo, este sábado, uno echa un vistazo a la cartelera y las posibilidades son asombrosas. Aquí van algunos ejemplos.
Películas en cartelera
'Titane' de Julia Ducournau, la directora de 'Crudo', que ha vuelto con una película que ha conquistado el Festival de Cannes y que promete la misma violencia y el mismo exceso. 'Dune', de Denis Villeneuve, el 'remake' de ciencia-ficción más esperado del año y una experiencia audiovisual de primer nivel. 'Maixabel', de Icíar Bollaín, que ha dado la sorpresa en la taquilla con un drama etarra protagonizado por Luis Tosar. 'Madres paralelas', la última de Pedro Almodóvar, donde podrán ver a Penélope Cruz y a otras actrices como Aitana Sánchez Gijón en las mejores interpretaciones de sus vidas. 'El buen patrón', de Fernando León de Aranoa, protagonizada por Javier Bardem y que ha sido seleccionada para representar a nuestro país en los Oscar. 'Benedetta', de Paul Verhoeven, una película irresistible, dramática, cómica y ridícula a partes iguales sobre una monja lesbiana en la Italia del siglo XVII. Y todavía están por llegar los nuevos largometrajes de Wes Anderson ('La crónica francesa'), Ridley Scott ('El último duelo'), Steven Spielberg (con su versión de 'West Side Story') y eso sin contar con el cine independiente. Todo esto se podrá disfrutar en pantallas de más de 100 metros cuadrados, siempre y cuando las salas no sufran una bancarrota que está más cerca de lo que parece. Para evitarlo, somos nosotros, los espectadores, los que tenemos que ir al cine.
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