De Broadway a taquillazo de cine: 'Wicked' redefine lo que significa ser malvado

La esperada adaptación cinematográfica de 'Wicked', la historia previa a la popular historia de 'El mago de Oz', ha sido uno de los taquillazos en los cines de España este pasado 2024 -casi un millón de espectadores- y que mantiene este 2025 las carteleras de más de siete cines de Málaga. Dirigida por Jon M. Chu, no solo lleva a la gran pantalla la magia del aclamado musical de Broadway, sino que también desafía los estereotipos más arraigados sobre la bondad y la maldad. Entre las armonías de su banda sonora, sus letras profundas y su corazón, 'Wicked' plantea una pregunta esencial: ¿qué define a una persona como 'villana' y quién decide qué significa ser 'bueno'?

La historia sigue a Elphaba, la futura Malvada Bruja del Oeste de 'El mago de Oz', interpretada por Cynthia Erivo, desde sus primeros años como una marginada por su piel verde hasta su transformación en un ícono de resistencia. Etiquetada como malvada por un sistema que teme su singularidad y cuestiona su rebeldía, Elphaba representa una crítica feroz a las etiquetas sociales. Sus acciones, aunque mal interpretadas, no son actos de maldad sino de integridad: lucha por la justicia de los animales oprimidos, protege a los vulnerables y se niega a ceder ante la corrupción que la rodea.

A los ojos del espectador, las acciones que Elphaba realiza son las correctas, aunque arriesgadas en ciertos momentos. Sin embargo, la narrativa que se teje a su alrededor la convierte en una villana. La pregunta central es inevitable: ¿qué define realmente la maldad?

A la sombra de Elphaba se encuentra Glinda, la brillante y carismática Bruja Buena, interpretada por Ariana Grande. Pero la bondad de Glinda no es tan simple como parece. Mientras Elphaba es empujada hacia el rechazo por su autenticidad, Glinda opta por conformarse con las expectativas sociales. Mostrarse con superioridad, popular y con su golpe de pelo llevan a Glinda a ser admirada por casi todos, menos por quienes tienen las llaves de sus metas. Sus elecciones, aunque comprensibles, la llevan a perpetuar las estructuras de poder que tanto daño causan a su amiga.

Glinda no es un villano tradicional, pero tampoco es una heroína perfecta. Es una mujer atrapada entre su ambición y su conciencia, mostrando cómo la búsqueda de aceptación puede llevarnos a tomar decisiones moralmente cuestionables. Encajar junto con el resto de baldosas amarillas puede parecer la mejor opción y la cuál puede llevarte a la meta que deseas, pero se corre el riesgo de perderse en el camino y vivir encerrado en un papel de popularidad máxima de por vida.

Más allá de los brillantes paisajes de Oz, 'Wicked' invita al espectador a mirar dentro de uno mismo, sobre todo a través de su música. ¿Cuántas veces hemos juzgado a alguien por lo que parece en lugar de por lo que es? ¿Cuántas veces hemos dejado que la opinión popular defina nuestra percepción de los demás? La historia de Elphaba y Glinda es una metáfora poderosa sobre cómo las etiquetas sociales nos limitan y deforman la realidad. En un mundo obsesionado con categorizar, 'Wicked' nos recuerda que las etiquetas no definen la verdad, sino el miedo de quienes las imponen y en muchos casos somos nosotros mismos los que nos empecinamos en encajar en ese camino predeterminado.

Elphaba paga un alto precio por mantenerse fiel a sus ideales, pero su historia resuena porque todos hemos sentido, en mayor o menor medida, el peso de ser incomprendidos. A veces el verdadero acto de heroísmo no es ser aceptado, sino resistir, incluso cuando el mundo parece estar en nuestra contra.

Al salir del cine, el espectador se lleva la imagen de Elphaba cantando 'Defying Gravity', no como la villana que todos creían, sino como un símbolo de esperanza, resistencia y autenticidad. Y en el fondo, 'Wicked' dejará una pregunta que no podemos ignorar: ¿Quién define lo que es ser bueno y malo? Quizás, como en Oz, la respuesta no esté en los demás, sino en nosotros mismos.

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