A Almodóvar lo estudian hasta en Corea
El director asiático Huh Jong-Ho abre el Fancine y revela que el cine del manchego se imparte en las universidades de su país
Cuando le comunicaron que su película 'Monstrum' había sido seleccionada para inaugurar un festival de cine fantástico en España se extrañó de lo lejos ... que había llegado el filme. Y como la confirmación llegaba con una invitación para visitar el Fancine, tuvo claro que tenía que hacer las maletas. «Tenía mucha curiosidad por conocer el país», reconocía ayer el coreano Huh Jong-Ho que se sienta en una cafetería malagueña para charlar de su película. lo primero que se le entiende no necesita el auxilio de la traductora Victoria Martos: «Almodóvar». Marca España. No hay director o actor extranjero que deje de citar al manchego en sus entrevistas, aunque Jong-Ho cuenta algo revelador. «Lo estudiamos en la carrera y a mí me encanta una de sus películas con la que llegué a llorar», confiesa el cineasta que busca algo en el móvil y lo encuentra para enseñarnos el cartel coreano de 'Hable con ella' (2003).
Huh Jong-Ho cuenta como su mejor amigo era un fan del director español y le contagió las ganas de descubrir su cine más en profundidad. Y no es el único autor hispano que conoce ya que no tarda en poner sobre la mesa otra director al que admira, Alejandro Amenábar. Le encanta 'Abre los ojos' (1997), aunque confiesa su debilidad por 'Tesis' (1996). «Es una de las películas con las que he pasado más miedo», admite el director coreano, que añade que las series españoles también llegan a su país.
El cineasta presenta 'Monstrum', una cinta de ambientación medieval con criatura de terrorque es «un reflejo del miedo de las personas»
Ese mismo miedo del que habla es también un ingrediente fundamental en la tercera película de Huh Jong-Ho, 'Monstrum', una gran producción de diez millones que combina una historia medieval de guerreros con un gran bicho que amenaza a la población. «Me dicen que es una película de miedo, pero mi intención era hacer una película de guerra y acción», explica el director, que matiza que su criatura es más humana que fantástica. «Tiene escamas, vuela y escupe fuego, pero este monstruo es diferente porque en realidad es el reflejo de la desesperación y el miedo de las personas», relata el director, que narra en la película la historia de un guerrero que es enviado por el rey a dar caza a este terrorífico ser.
Pese a la ambientación y su origen coreano, Huh Jong-Ho considera que el filme maneja un lenguaje «universal» que ha hecho que rompa fronteras. Tras su paso por el pasado Festival de Sitges, la cinta repitió anoche aplauso en el Fancine, donde abrió la programación que esta edición se dedica precisamente al cine procedente de Asia. Frente al cine más descarado y de serie B que procede de Corea, 'Monstrum' propuso ayer una película con atmósfera de superproducción, que ya fue muy bien acogida en su país. «Es mi película más compleja y también ha sido la más difícil de rodar, ya que los actores filmaban sin la criatura y todo se complica más», señaló el realizador, que considera que una de las grandes dificultades llegó en la postproducción al añadir con efectos digitales (VFX) al monstruo que da título a la película. E insiste que el filme no es una película de terror, sino que reflexiona sobre el caos que se produce en una sociedad cuando hay una ausencia de poder. «Además, yo tampoco lo paso bien con las películas de miedo», confiesa.
Huh Jong-Ho llegó a Málaga ya informado de la polémica de esta edición que se saldó el martes con la retirada del cartel oficial que reproducía como fondo la bandera de Japón en la II Guerra Mundial. Una imagen que, desde perspectivas coreanas y chinas, se interpretó como una apología del imperialismo nipón y que incluso ha saltado a medios digitales asiáticos. «En mi país ha salido la noticia y ha despertado el sentimiento de los que sufrieron la represión japonesa», detalló el director de 'Monstrum', que utilizó un símil europeo para explicar el rechazo al uso de la antigua insignia nipona. «Es como si nosotros hiciéramos un cartel europeo y utilizáramos una bandera nazi», ilustra el cineasta, que aprueba la medida del festival que optó por modificar la imagen y eliminar el elemento de la discordia.
El festival rompe el cartel de la polémica en la inauguración
Con la controversia del cartel todavía caliente por el uso de la bandera de la época del imperialismo japonés, el Fancine no esperó ayer ni un minuto para atajar la polémica y romper con el afiche. Literalmente. Unos personajes subieron al escenario con los carteles de la presente edición y los partieron por la mitad como signo de que el uso de este recurso gráfico fue puramente estético, mientras en la pantalla se proyectaba la misma imagen corporativa, aunque ya censurada sin los rayos del sol naciente de la bandera nipona de la II Guerra Mundial.
Tras dejar las cosas claras, el resto de la gala fue muy loca. Marca de la casa. Cirujanos-karatecas, patadas de kung fu y canciones fueron los ingredientes de una ceremonia en la que el actor Pape Labraca, enfundado en una máscara y mallas, intentó hacer olvidar que esa gala tuvo que recomponerse cuando a última hora el anunciado presentador Putochinomaricón excusó su presencia por no poder asistir. «El Fancine se lo puede permitir todo. Bendito género (fantástico) que no entiende de lo políticamente correcto», dijo con razón Labraca, aunque este año la decisión de retirar y después modificar el cartel haya sonado a todo lo contrario. El espectáculo de la inauguración comenzó incluso antes de llegar al Albéniz, ya que a las puertas del cine irrumpió un desfile de inspiración asiática –territorio homenajeado esta edición– mezclado con procesión a la malagueña y un par de tronos que portaban al presentador y a la propia vicerrectora de Cultura, Tecla Lumbreras. Con diferencia, lo mejor de la noche.
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