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Bernardo Moll con su hijo recién nacido en ‘La historia de Jan’.
Jan: una vida de película

Jan: una vida de película

Llega a los cines un documental rodado durante seis años por los padres de un niño con síndrome de Down

OSKAR BELATEGUI

Jueves, 3 de noviembre 2016, 01:27

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Un bebé reptando por un sofá puede resultar tan épico como John Wayne cabalgando en Monument Valley. Sobre todo si el pequeño tiene síndrome de Down y cada nuevo progreso se celebra como un triunfo: alzar la cabeza, comer solo, hablar. La historia de Jan cuenta qué sucede cuando unos padres descubren que su hijo es diferente. Y lo hace desde la verdad, con las imágenes tomadas por el padre desde el embarazo hasta que el niño tiene seis años. El resultado es un documental conmovedor que llega este viernes a los cines tras su paso por el Festival de Málaga.

Ese mismo día Jan cumplirá siete años y recibirá como mejor regalo contemplarse en una pantalla grande en su Madrid natal. «Ha visto la película muchas veces, es muy fan de sí mismo», cuenta su padre,Bernardo Moll. «Se enfada cuando acaba porque quiere que empiece otra vez. Jan ha nacido al lado de una cámara, para él es un juego».Bernardo, realizador y montador audiovisual, y su mujer, la actriz Mónica Vic, empezaron a tomar imágenes de su primer embarazo como tantas otras parejas. No sabían que después seguirían durante seis años plasmando su cotidianidad en una cinta que ya ha sido definida como el Boyhood a la española, en alusión al filme de Richard Linklater, que sigue a un chaval durante doce años.

Claro que Boyhood es ficción y La historia de Jan resulta dolorosamente cercana para cualquiera que haya sido padre. «No nos hicimos la amniocentesis (prueba prenatal que se realiza durante el segundo trimestre de embarazo para diagnosticar la presencia de defectos cromosómicos y genéticos)», reconoce el padre. «Teníamos la intuición de que algo no iba bien. Es gracioso.Cuando nos hacían la ecografía 4-D sabíamos que una de las formas de saber si un niño tiene Down es porque saca mucho la lengua. Y en ese mismo momento Jan la sacó. Yo creo que nos decía: Sí, tengo un cromosoma de más, pero tranquilos, que todo va a salir bien».

No hizo falta esperar al diagnóstico médico para saber que Jan era Down. Bernardo comenzó a escribir un blog como terapia personal. «Fue un shock, me entró mucho miedo. A la responsabilidad que sientes cuando tienes un hijo se añadió el miedo a qué pensarían los demás; cuando tienes un hijo, tu familia espera que le cuentes cosas sobre él. Decidí narrar todos esos miedos en el blog». De ahí pasó a colgar grabaciones con los progresos de Jan, primero hechas con el móvil y después con una cámara profesional. «Necesitaba retratar todas las emociones y altibajos que experimentábamos». Los primeros gateos, las celebraciones familiares, el ingreso en la guardería... Igual que todos los niños, solo que aJan le cuesta muchísimo más lograr esos pequeños avances.

«Mónica es actriz y vivía de forma natural que yo grabara todo, incluso con la cámara casi oculta», explica Bernardo. «Yo creo que en el fondo no pensaba que íbamos a hacer una película. Ella fue la primera espectadora. Acordamos que podía cambiar lo que quisiera. Y tras estar dos días en shock, me dijo que no tocara nada, a pesar de que en algunas escenas no se gusta por el pelo y esas cosas. Es bonito que quisiera regalar su intimidad para llegar a la gente».

No ocurren grandes tragedias en La historia de Jan. La vida fluye con el agridulce sentimiento con el que contemplamos un álbum de fotos, en el que la nostalgia se da de bruces a veces con la pérdida. A las fiesta de Nochevieja siguen noches en vela, excursiones a la playa y el vértigo de tener a tu hijo ingresado en un hospital. Ni ahí paró de grabar este padre coraje. «Era una forma de tapar el dolor».

Convencidos de que la historia de Jan merecía llegar a los cines, Bernardo y Mónica lanzaron una campaña de crowdfunding (micromecenazgo por internet) para recaudar fondos. Consiguieron 35.000 euros. Después llegaron el distribuidor Adolfo Blanco (A Contracorriente) y el productor y presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, que tiene un nieto con síndrome de Down. Gracias a todos ellos La historia de Jan llega este fin de semana a 24 salas. Entre ellas, Vialia de Málaga, donde se ofrecerá el próximo 10 de noviembre un pase único del filme, a las 19 horas.

«La película no es solo para padres que tengan hijos con síndrome de Down. Habla de amor con mayúsculas. Y de la paternidad. De cómo hay que parar en esta vida y disfrutar de nuestros hijos», defiende Bernardo, al que no le gusta la expresión regalo de dios cuando se habla de un pequeño con síndrome de Down. «Siento que es una forma de tapar el miedo y el dolor. Lo mismo que cuando se dice es que son muy cariñosos. No, unos son cariñosos y otros no».

Bernardo y Mónica disfrutan cada día de «la fiesta» de vivir con su hijo. Y se preguntan también a diario si el vital y alegre Jan podrá ser independiente cuando sea mayor. «Si algo hemos aprendido con él es la aceptación. Queremos que sea feliz y que llegue hasta donde pueda. Ojalá tenga su trabajo y su vida. Pero si eso no ocurre, ya estamos preparados».

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