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Francisco Griñán
Jueves, 4 de septiembre 2014, 02:20
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Es normal que le haya sacado los colores al mismísimo Buzz Lightyear, porque ha llevado a la práctica su recomendación: «Hasta el infinito y más allá». Vio al personaje de Toy Story cuando era solo un espectador aficionado a los dibujitos y se dijo: «Yo quiero hacer eso». Y lo hizo. Este madrileño se fue al infinito del cine 3D, la productora Pixar, y se ganó un puesto de animador. Por su pantalla comenzaron a pasar personajes, Rayo McQueen, el juguete T-Rex, Woody el vaquero y, por fin, el mismísimo Buzz. «Es un personaje que me cambió la vida y allí estaba yo, animando a esa criatura», confesaba ayer a SUR el animador Kike Oliva poco antes de su clase magistral de inicio de curso de la escuela malagueña Animum Creativity Advanced School, a cuyo claustro de profesores se acaba de unir.
Ha sido una nueva vuelta de tuerca al lema ...y más allá. Tras varios años en Canadá en la factoría 3D de la multinacional Disney, el animador confiesa que se trae en la mochila «un aprendizaje brutal». «Trabajar allí es un salto cualitativo a nivel profesional», confiesa Oliva que no pone el acento en los medios técnicos, que son espectaculares, sino en el personal «que trabaja con pasión y corazón en un medio que es un arte y una forma de expresión». De hecho, sostiene que el animador tiene que sentir al personaje para que «cobre vida» en la pantalla.
Enseñar lo aprendido
Ese entusiasmo contagioso será el que Kike Oliva intente transmitir a los que a partir de ahora sean sus alumnos en la escuela malagueña, que se ha posicionado como una de las referencias del país en animación 3D el corto ganador del Goya de la pasada edición, Cuerdas, fue animado en un 90% por antiguos alumnos del centro y que quiere dar un salto con su último fichaje. Un salto hasta el infinito... y más allá.
También Kike Oliva llevaba un tiempo pensando en volver a España. «Después de 15 años de moverme por el mundo, tenía ganas de enseñar lo aprendido y, la verdad, Málaga es un sitio ideal para vivir», confiesa el animador sobre la oferta de la compañía Animum, que no la ve como un punto y final en su trayectoria. «He dado tantas vueltas y giros en mi vida... estoy abierto siempre a nuevos proyectos, como éste de Málaga, en el que he seguido mi corazón», se sincera el animador de Toy Story Toons-Small Fry y Partysaurus Rex.
Esa capacidad de adaptación será también una de las cualidades que transmita a sus alumnos. Para pasar horas y días ante el ordenador y conseguir apenas unos segundos de metraje, el especialista asegura que no solo hace falta cualidades, sino voluntades. La vocación es un elemento fundamental para entrar en esta industria que, en España está en expansión, aunque todavía a niveles muy lejanos de Hollywood. «Ellos no solo llevan mucho tiempo haciéndolo, sino que saben venderlo», explica el nuevo profesor de Animum que considera que Pixar no solo revolucionó el mundo de la animación con el argumento de Toy Story sino que logró que todo el cine de dibujos posterior abandonara el 2D por el 3D. «Pixar es el Google de la animación», remacha.
Frente a ese liderazgo internacional, España también juega sus bazas. Por un lado, Kike Oliva subraya que el «talento» de los animadores formados en España es muy valorado, a lo que se une la proyección de futuro de la producción. «Es una industria con un crecimiento del 20%, sobre todo gracias a las películas y al sector del videojuego», explica el artista que afirma tajante: «No somos Hollywood, pero tampoco estamos mancos».
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