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El cine mantiene viva a la familia del zar

El cine mantiene viva a la familia del zar

Los Romanov, de cuyo asesinato se cumplen cien años, inspiran dramas, intrigas e incluso películas de dibujos animados

RALUCA MIHAELA VLAD

MADRID.

Martes, 17 de julio 2018, 00:19

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«Todos somos culpables, incluido yo mismo», afirmó con solemnidad Boris Yeltsin el 17 de julio de 1998. El por entonces presidente de Rusia se refería al asesinato de los Romanov a manos de los bolcheviques, del que se cumplen cien años. La historia de la familia y su trágico final han sido fuente de inspiración para el cine, especialmente su hija menor, la duquesa Anastasia Nikoláyevna, y su famosa impostora Franziska Schanzkowska, más conocida como Anna Anderson.

A principios de los años veinte se dio a conocer en todo el mundo al presentarse como hija del zar. Parecía una historia de película y así fue, incluso Ingrid Bergman ganó un Oscar por su interpretación en uno de los numerosos filmes que se rodaron sobre ella. El cine imaginaba un final feliz para una joven que en realidad fue asesinada a los 17 años. Anderson no perdió la esperanza de ser reconocida hasta su muerte, en 1984, pero las pruebas la delataron y pasó a la historia como una impostora.

La directora Esfir Shub fue la primera en utilizar materiales de archivo de la familia imperial y de la época para montar en 1927 el documental 'La caída de los Romanov', que reflejaba su lento declive. Fue una autodidacta en tiempos muy difíciles para hacer cine en la URSS. Gracias a su ojo experto y a lo que se conoce como el efecto Kuleshov -ilusión mental provocada por el montaje cinematográfico- dio un hilo conductor a las imágenes y subrayó el contraste entre la riqueza de los mandatarios y el hambre del grueso de la población en el camino que condujo a la Revolución de Octubre de 1917. Shub recuperó fragmentos perdidos de la realidad para mostrar cómo crecía la furia colectiva hasta que los Romanov murieron fusilados en el sótano de su casa.

LA CLAVEAnna Anderson, que se hizo pasar por Anastasia, brindó un argumento que usaron varios directores

En 1928 Tom Terriss dirigió 'Anastasia de Rusia', protagonizada por Eve Southern. El título original, 'Clothes Make the Woman' (la ropa hace a la mujer) evoca la aventura de la protagonista, que es salvada de la muerte por Víctor, un revolucionario ruso. Ambos se reencuentran años después en Hollywood, cuando él es productor de cine. Entonces recuerda la historia de la chica a la que salvó y decide rodar una película en su honor, con un inesperado desenlace. Poco después, la joven duquesa protagonizó otro filme con Arthur Bergen como artífice, 'Anastasia, la falsa hija del zar'.

La atención estaba centrada en ella hasta que en 1932 Richard Boleslawski, con 'Rasputín y la zarina', dirigió las miradas al famoso monje que se convirtió en parte de la familia imperial. La hemofilia que padecía el pequeño hijo del zar le abrió el camino para acercarse a su madre. Aparentemente consiguió curarle y fue ganando influencia, moviendo los hilos de la realeza para aumentar su poder con el apoyo de la zarina Alejandra. El sacerdote ha pasado a la historia como un ejemplo de manipulación, un personaje de oscuro pasado y aviesas intenciones que la película capta con precisión.

También en televisión

Tras estas primeras incursiones en el cine, la fascinación que suscitaba la familia imperial y su trágico destino se ha mantenido a lo largo del tiempo. En 1971 Franklin J. Schaffner retrató la crueldad de Rasputín y los abusos de poder de los Romanov en 'Nicolás y Alejandra'. Describe una vida de lujo y derroche en la que el zar, cegado por el poder, es incapaz de ver la revolución que se está gestando bajo la aparente estabilidad.

La televisión tampoco ha perdido la oportunidad de contar esta historia. En 1986 se estrenó la serie 'Anastasia: El misterio de Ana' de Marvin J. Chomsky. La benjamina vuelve a acaparar la atención, y se juega con el misterio de si la mujer ingresada en un centro para enfermos mentales es el personaje real o una impostora. Su manera de hablar de su vida anterior comienza a convencer a la gente que le rodea, pero los descendientes de la familia real nunca llegan a creer en ella. 'El asesino del zar' de Karen Shakhnazarov brindó otra perspectiva en el cine en 1991. Cuenta la historia de un hombre que, setenta años después del asesinato de los Romanov, asegura haber sido el culpable, y del médico que investiga el caso.

La familia imperial ha protagonizado incluso dos películas de dibujos animados que dejan de lado la tragedia y la realidad histórica. 'Anastasia', de los estudios de la Fox, aporta una versión almibarada, en la que la felicidad de los bondadosos protagonistas se rompe con la Revolución. La joven se convierte en una heroína al eludir la muerte y encuentra el amor, con el previsible final feliz. Su éxito de taquilla animó a la Fox a aprovechar el filón con 'Bartok el magnífico', un murciélago albino convertido en héroe que debe salvar el trono de los Romanov.

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