En el día de la Buena Muerte

No era muy de Semana Santa, ni muy cofrade, pero su pregón y su oración al Cristo de la Buena Muerte quedan ahí, para la historia

Jueves, 18 de abril 2019, 19:02

La vida está cargada de casualidades. Unas buenas, otras malas, otras pésimas... Manuel Alcántara, el maestro de los maestros, se nos ha ido hacia los ... horizontes azules llevado en volandas por las palomas que surcaron el cielo de este Miércoles Santo. «Para seguir viendo. Calle Cisneros arriba y Pasillo de Santa Isabel, aunque pese tanto, va el trono de la Paloma. Será que lo sostienen ellas...». Porque el destino ha querido que Manuel Alcántara, Manolo para todos, haya muerto en plena Semana Santa, la misma que él cantó como pocos, pese a que era poco cofrade, por el compromiso de la amistad quen tanto cultivó con otros que sí lo eran: «De San Pedro entre clamores/se acerca la Expiración/como un brazado de flores. La ingenua saeta popular alivia con su evocación jardinera el momento trascedente en el que Cristo muere para darnos la vida»... Fue en 1984, en el Conservatorio de El Ejido, donde su maestría y su inconfundible tono de voz dejaron para la historia de las cofradías un pregón irrebatible. Hermoso, distinto, corto y muy intenso. Aún resuena su voz cantando a Cristos y Vírgenes malagueños y sus palabra siempre medidas, adecuadas. Será enterrado el día en el que saldrá a la calle su Cristo de la Buena Muerte. Es la vida. Y el mejor homenaje para el maestro: «Al Cristo de la Buena Muerte le he dicho alguna vez, porque lo tengo en mi corazón y en la cabecera de mi cama, que no quiero pedirle cosas para el trayecto sino para el final. No se trata del camino, sino de la llegada. Bien está lo que bien termina. Al Cristo de la Buena Muerte le he dicho alguna vez que debería hacerme ese último favor y se lo voy a volver a decir dentro de quince días, cuando lo vea hecho un Cristo por la calle Larios. Al Cristo de la Buena Muerte, que cuando dio las tres voces, las oyeron en Santo Domingo, en las tinieblas y en La Legión, se lo estoy pidiendo ahora, que lo tengo a mi lado».

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Hoy Málaga entera clamará entre lágrimas de emoción al Cristo de la Buena Muerte y despedirá a su gran poeta, al gran maestro: «Si alguien viniera de muy lejos y cayera, de pronto, un Viernes Santo, en nuestra ciudad, podría decir viendo la procesión del Sepulcro: debían de quererlo mucho, por que toda Málaga ha ido al entierro»... Así será, amigo.

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