Broche de oro para la 35º Temporada Lírica del Teatro Cervantes de Málaga con 'Manon Lescaut', de Puccini

La producción que firma el regista italiano, gran conocedor de esta ópera de Puccini, cuida hasta el más mínimo detalle ofreciendo un viaje en el tiempo hacia el siglo XVIII, con una ambientación que recuerda a la película Barry Lindon, de Stanley Kubrick. Esta influencia no sólo se observa a nivel estético a la hora de plantear los espacios y la paleta de colores del espectáculo, también en la creación de muchas de las imágenes que se recrean en escena, que sin duda hacen un guiño a distintos fotogramas de la película. También recuerda el diseño de producción a Marie Antoinette de Sofía Coppola, especialmente en el Acto II, con el uso de los tonos pastel rosas y lilas en las pelucas y en el vestuario de los integrantes de palacio, y los turquesas en la escenografía, que cuenta hasta con una reproducción de «El columpio» de Fragonard, un artefacto simbólico en la escena que conceptualiza cómo siente la bella y enigmática Manon Lescaut.

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En lo musical, la exuberante orquestación de Puccini, voluptuosa y muy emotiva, queda patente tanto en la Orquesta Filarmónica de Málaga, con una brillante dirección musical del maestro Daniel Montané, como en el conjunto de solistas, entre los que destacan especialmente la soprano malagueña Berna Perles. La malagueña, que cuenta con una voz de gran potencia, sabe modularla de manera brillante desde las primeras frases del canto más conversacional del primer acto, destacando la cantidad increíble de matices y transiciones emocionales complejas presentes en el papel de Manon, como por ejemplo en las arias «In quelle trine morbide» o la melancólica «Sola, perduta, abbandonata» donde no sólo encontramos una pasión desmedida, también sutileza y dulzura, algo que la cantante sabe dominar a la perfección. También está modélica en los dúos con el tenor uruguayo Carlo Ventre, que encarna al caballero Des Grieux, con el que demuestra una química escénica que rápidamente se contagia al espectador y consigue emocionar mediante un fraseo que alcanza su clímax en el Acto IV con la conmovedora frase final «Le mie colpe travolgerà l´oblio ma l´amor mio… non muor», cerrando así una Temporada Lírica de lo más interesante.