Brinkmann, sin medias tintas

Cada color es una plancha, impregnada con esa tinta y apretada contra el papel italiano. A sangre. Sin margen ni red, aunque alguna de las imágenes recuerde a sus memorables mallas metálicas. El rojo, una plancha. El azul, otra. Ese tono ocre, otra más. El negro, no. El negro exige dos planchas. «Si no se queda a media tinta», aboga Enrique Brinkmann. Y puede que la explicación parezca más técnica que filosófica. Pero no. Como sucede a menudo, el artista comparte un pensamiento y, casi sin saberlo o pretenderlo, da el centro de la diana existencial.

Porque Brinkmann se presenta sin medias tintas en 'Litografía reciente (2014-2019)', la exquisita exposición que desde hoy estrena el nuevo programa expositivo de la Casa Gerald Brenan. Una selección de doce estampas de una belleza serena y crucial, la desembocadura de un autor que cerca de cumplir los 82 años se detiene en una de las pocas técnicas creativas por la que había pasado casi de puntillas. «Hasta 2014 no me había volcado en la litografía. La obra gráfica sí, mucho, pero no esa técnica. Y tenía muchas ganas de ponerme a ello», comparte Brinkmann, nombre esencial en la historia del arte hecho en Málaga durante el último siglo.

El MoMA neoyorquino, el Museo Albertina de Viena o el Centro Nacional Centro de Arte Reina Sofía son algunas de las instituciones que cuentan en su colección con obras de este artista inscrito en el Grupo Picasso o el Colectivo Palmo, que ahora regresa a la agenda expositiva de la ciudad trece años después de la retrospectiva que le dedicara el Museo del Patrimonio Municipal. «Queríamos empezar esta nueva aventura con un nombre de referencia y ahí está Brinkmann», abrocha el director de la Casa Gerald Brenan, Alfredo Taján, sobre el ciclo expositivo 'Estrellas para Brenan' que estrena Brinkmann con el montaje previsto hasta los primeros días de enero de 2021.

«Brenan era un gran amante del arte plástico y esta nueva línea de actividades de la casa quiere ser, en alguna medida, un homenaje a esta vertiente del autor», sigue Taján, quien anuncia que junto a la exposición que hoy abre sus puertas, Enrique Brinkmann también estará presente en la Casa Gerald Brenan a través de la donación que ha realizado de un conjunto de libros y catálogos de arte que ingresarán en los fondos de la biblioteca de la institución municipal.

Para acoger la obra de Brinkmann –y las que vendrán después–, la antigua residencia del hispanista ha requerido una pequeña reforma en las dos salas de la planta baja, que ahora permanecen estancas a la luz natural y que cuentan con una iluminación para idónea para el uso expositivo. «El hilo conductor de la muestra es la propia obra de Enrique, su universo poético», avanza la comisaria del montaje, Marta del Corral, quien detalla que la obra gráfica ahora vista en la Casa Gerald Brenan ha salido del selecto Taller del Prado madrileño.

Junto a las doce litografías, la exposición en torno a Brinkmann incluye un audiovisual y una selección de sus libros y catálogos expuestos en la sala que recibe al visitante a la derecha. Justo en frente, la primera estancia reúne un conjunto de grabados realizados entre 2014 y 2019. Fórmulas matemáticas y trazos negros conviven en una de las piezas más deliciosas de este primer apartado, donde los característicos puntos y trazos finos del Brinkmann grabador encuentran de nuevo un estadio culminante.

La segunda sala ofrece las piezas más recientes. El fondo claro toma aquí protagonismo, apenas unas alusiones textuales y trazos finos y oscuros a modo de una delicada filigrana para dar cuenta de la capacidad expresiva de Brinkmann con contados elementos formales. Imágenes secuenciadas, un óvalo –talismán plástico del autor– y la serena delicadeza de un artista en plenitud, sin medias tintas.

Un autor que en los preámbulos a la inauguración decía estar «muy contento» con el resultado. Y después, el matiz, mientras se adivina una sonrisa bajo la mascarilla oscura: «Hombre, siempre quieres hacerlo mejor... Seguro que la próxima exposición será mejor«. Seguro.