La Bien Querida por brujerías
La cantautora vasca agotó todas las entradas en su concierto el MVA de la Diputación con motivo de la gira 'Brujería'
La Bien Querida, ese nombre total bajo el que se esconde la bilbaína Ana Fernández Villaverde, está cogiendo cada vez más fuerza. Esta semana, por ejemplo, una concursante de OT ha cantado una canción suya y sus temas salen en series de televisión. Anoche, bajo la calidez inherente a la calle Ollerías, salió al escenario completamente vestida de rojo y con una afonía que manejaba un pronóstico reservado: «Me ha pasado una cosa que no me había ocurrido nunca. Me he levantado afónica, he tenido que ir a Urgencias y me han puesto corticoides». Lo dijo como una confesión, después de lanzar sobre nosotros su hechizo, de contarnos 'La verdad' y de decirnos 'te quiero' unas cuarenta veces sin que cada una de ellas dejara de tener sentido; también insinuó las ganas de mordernos (trátame suave, agárrame fuerte). A partir de que supiéramos que había pasado por un hospital, supimos que Labienque, tal y como se la conoce en los círculos íntimos de los fans, había hecho un esfuerzo especial, casi doloroso, por pasar aquella noche con nosotros y por contarnos todas sus cosas.
'Me envenenas' funcionó como detonante para que el público saltara de sus butacas y empezara a dar palmas. Nos habían echado un conjuro y la situación estaba agitanada. Tras esta canción, abandonó el color total y apareció con un vestido negro, todavía con el rojo en las piernas y en los labios. Siempre ha sido la bien vestida y frente a ella, en el suelo, había un ventilador que iba apagando y encendiendo con los pies según los tirones de su glotis. La Bien Querida es mejor que la cortisona, esa es la conclusión de este concierto. Sobre el escenario: batería, bajista, una teclista que hacía los coros como almohada vocal de Labienque, y David Rodríguez, Beef, cantante y productor que hizo la voz de Jota (de Los Planetas) en canciones como 'Domingo Escarlata', inspirada en la música de Miguel Bosé, o 'Recompensarte', tan rumbera. El concierto de anoche pudo haber sido mejor en el sonido y en la voz, pero aquello no sonó a nada que estuviera roto. Si acaso el corazón: a ver cómo lo arreglamos.
El patio de butacas del MVA se hacía cada vez más pequeño y se estaba inundando de emoción. Cayeron hits como 'Dinamita' (voy a salir a buscarte) o 'Muero de amor', una canción que podría haber sido compuesta por Manuel Alejandro y entonada por el mismísimo Raphael (si estás leyendo esto, hazlo). 'De momento abril' lanza una gramática extraña convertida en estribillo, «me hubiera casado contigo de habérmelo pedido». En 'Poderes extraños' se nota la tendencia a New Order cuando se pone fiestera. '7 días juntos' es la prueba de que David Beef no sabe rapear. Labienque seguía cantando: «Me da igual, que me entierren en Málaga». El concierto terminó con 'La fuerza', bien arriba, y aunque el público podía haber insistido para cumplir con un segundo bis que habría cerrado la noche, supo del sacrificio de Labienque por hacernos felices. Anoche sentimos algo bonito y eso, a fin de cuentas, es de lo que se trata. De ser felices. Y que nos quieran bien.
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