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La exposición, compuesta por 15 obras, muestra una continua alusión a la arquitectura. FÉLIX PALACIOS
Arquitectura y plástica

Arquitectura y plástica

Crítica de arte ·

Esta exposición, organizada por los colegios de arquitectos de Málaga y Sevilla, permite introducirnos en la 'pintura expandida' del arquitecto y pintor José Ramón Sierra

juan francisco rueda

MÁLAGA

Sábado, 1 de febrero 2020, 02:02

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La historia ha legado numerosos ejemplos de creadores que compaginaron la arquitectura con la pintura y la escultura. Todas ellas eran 'hijas' del dibujo según el paradigma manierista de las artes del diseño. Valgan los imponentes casos de Rafael, Miguel Ángel, Bernini o Alonso Cano durante el Renacimiento y el Barroco, así como Le Corbusier, Van Doesburg o El Lissitzky durante las vanguardias. En nuestro país, durante el último medio siglo, y sin olvidar el caso de Josep Lluís Sert en las décadas centrales del XX, han coincidido un buen número de arquitectos-pintores, como, entre otros, Juan Navarro Baldeweg, Guillermo Pérez Villalta, Carlos Durán o Gerardo Delgado. Esta exposición permite acercarnos a la faceta pictórica de José Ramón Sierra (Olivares, Sevilla-1945), quizá uno de los mejores ejemplos de esa entrega a lo técnico de la arquitectura y a lo plástico de la pintura y la escultura. Sierra no sólo se constituyó, desde la mediación de los sesenta, en un pintor que obtuvo reconocimiento y que ensayó nuevas fórmulas dentro de la abstracción, sino que ha ejercido la arquitectura con verdadera fortuna e influencia, jugando un papel crucial en la evolución de algunas ciudades con obras trascendentales, como Sevilla, y también ejerciendo la docencia. Quiere esto decir que la arquitectura para él no es sólo un yacimiento del que 'acarrear' al lienzo asuntos e imágenes, sino que ha estado profundamente implicado en su praxis, investigación y desarrollo académico.

Esta exposición, protagonizada mayoritariamente por obra reciente, aunque cuenta con piezas notables de los años sesenta, ochenta y principios del siglo XXI, posee una continua e innegable alusión a la arquitectura. La arquitectura es enunciada desde lo literal, con la propia 'arquitectura' del cuadro o con el título, a lo evocador y sugerente, pasando por la alegoría como parte de la economía de símbolos que caracterizó el arte de las últimas décadas del XX, de la posmodernidad; la presencia de la mitología ('Narciso'), de la cita a la historia del arte y de la cultura ('Dadá at home'), así como el empleo de lo verbal, son rasgos que evidencian la condición postmoderna que atesoran buena parte de las obras expuestas. La arquitectura es enunciada desde 'lo pictórico' y 'lo escultórico'. Al usar estos conceptos y no «pintura» y «escultura» se asume el carácter expandido, híbrido, mestizo, trasversal e integrador de las disciplinas artísticas. El 'assemblage' (ensamblaje) que originara Picasso durante el cubismo sintético (en torno a 1913), las derivaciones de los cuadros-objeto que se dan en Dadá y en el surrealismo o la noción 'merz' que generara Kurt Schwitters a finales de los años diez del siglo pasado actúan como poderosas semillas de las que nacerían comportamientos artísticos en la posguerra, principalmente las 'combine paintings' de Robert Rauschenberg en los cincuenta. Todas ellas son referencias o incluso 'tradiciones' de las que las obras de Sierra participarían como eslabones de la cadena. Una cadena que hoy recibiría el nombre de «pintura expandida». Y es que, como podemos ver en este caso, la pintura de Sierra tiene una innegable dimensión objetual que, además, hace referencia en numerosos casos a lo espacial propio de la arquitectura y a su materialización en la casa. No obstante, hay piezas más puramente pictóricas, en las que la suma de materiales es muy menor, así como contenida la aspiración a lo volumétrico y tridimensional. Ocurre en piezas como 'Azulejo de clausura' (1985), 'Picasso en la ventana' (1980) o 'Arquitectura' (2007-2010). Son tres magníficas piezas con muy distintos tonos y facturas pero que demuestran cuán exquisita puede llegar a ser su pintura. El creador sevillano, en la tradición vanguardista (cubismo, dadaísmo y surrealismo), incluye objetos, textos, materiales desclasados, elementos precarios, etc.

Por otro lado, las piezas más arquitectónicas y escultóricas, en las que se ensamblan distintos elementos de maderas y se suman objetos reales, a pesar de asumir esa suerte de tradición dadaísta, resultan profundamente armónicas. Quizás pudiera ser pertinente hablar de la belleza de lo compuesto, al modo de la 'concinnitas' de Alberti, el arquitecto y tratadista del Renacimiento. Se desliza una relación del todo con las partes y de las partes entre sí que, compositivamente o como estructuras, hace de muchas de esas piezas portadoras de cierta armonía, acentuada, por lo general, por el color.

El montaje, por desgracia, no opera a favor de muchas de las obras expuestas, especialmente de las más significativas, y, sobre todo, del propio conjunto, de la exposición como puesta en escena. De hecho, mientras algunos testeros se encuentran vacíos o cuentan con una sola pieza, otros se abigarran. Esta solución, que pudiera ser válida en ocasiones de cara a potenciar lo escenográfico, lo expresivo o cuestiones de semántica, aquí no parece responder a ninguna de esas motivaciones. En cambio, genera que muchas piezas no dispongan del suficiente espacio para poder lucir sin la contaminación e interferencias de otras. A ello se suma una iluminación que desatiende ciertos trayectos de la sala, mientras que unas guirnaldas que recorren los espacios acaban arrojando su sombra. Otra cuestión que no podemos considerar menor es la escasa, por no decir nula, información acerca de la exposición. En el espacio expositivo no existe texto de pared alguno que introduzca la importancia de la figura de Sierra o el sentido de esta exposición. Tampoco la hoja de sala aporta información alguna, con lo que se convierte en un 'arma de difusión' absolutamente desaprovechada.

'Pinturas. Casas, estatuas, ruinas y fibra óptica'

Autor: José Ramón Sierra. La exposición: 15 obras la componen, siendo la mayoría realizadas en los últimos años, aunque hay piezas fechadas desde 1967. Un buen número de obras atendería a la definición de ensamblaje o escultopintura, por lo que suelen ser óleo, esmalte, collage o acrílico sobre madera o madera entelada, en las que, en ocasiones, se suman objetos. Lugar: Sociedad Económica Amigos del País. Plaza de la Constitución, 7, Málaga. Fecha: Hasta el 22 de febrero. Horario: Lunes a viernes, de 11.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00 h.; sábados, de 11.00 a 14.00 h. Domingos y festivos, cerrado.

Grabar el aniversario

No son muchas las entidades o instituciones culturales, ya sean públicas o privadas, que en la ciudad de Málaga cuentan con cuatro décadas de vida. Una de ellas es Gravura, el taller de grabado y galería que, de modo heroico –por no decir épico–, persiste en su afán de atender a la obra gráfica, permitir que numerosos artistas implementen o trasladen su universo plástico al grabado, así como seguir formando a otros en las numerosas vertientes de la estampación. Por ello, en 2018, el jurado de los XXIV Premios Nacionales de Grabado concedió por unanimidad a Gravura el Premio a la trayectoria profesional en la obra gráfica. Asimismo, el año pasado, el Ateneo de Málaga, una institución con más 'trayectoria vital' aún, le concedió su medalla de oro. Esa distinción sirvió como preámbulo de la exposición que nos ocupa, que ha acabado convirtiéndose en la celebración de esos 40 años de vida.

Esta muestra es realmente ínfima para todo lo que ha generado Gravura en este tiempo, pero no deja de ser un acto de justicia y reconocimiento. El conjunto ilustra algunas líneas y estrategias esenciales del taller que equivalen a su historia e identidad. Así, la presencia de la obra de José Faria y la del propio Paco Aguilar es un guiño a su fundación. Gracias a la entrega y al empuje de Aguilar, quien ha hecho de Gravura su 'proyecto de vida', el taller-galería pervive y se le considera una referencia.

La exposición evidencia, a través de una mínima nómina de autores y piezas, las distintas vertientes del taller: su labor como editora de distintos artistas, como sala de exposiciones, como espacio formativo en el que pintores han desembocado en el grabado, así como editora de carpetas, como atestigua la última de ellas, un exquisito fuelle que responde al nombre de 'Los ángeles nómadas'. Encontramos a figuras que son indisolubles de este espacio, como Brinkmann, Peinado o Lumbreras, al igual que jóvenes que, en los últimos años, se han vinculado a éste, como Roz o Pall. El conjunto muestra también la amplitud de técnicas tradicionales, la búsqueda de la pulcritud, la apertura a nuevas técnicas y la libertad estilística.

'Gravura. Colección gráfica'

La exposición: la componen 25 estampas y una carpeta en forma de fuelle, editada en 2017. El artista con mayor presencia es Paco Aguilar, fundador y alma máter de Gravura, que cuenta con 4 piezas expuestas. El conjunto es un amplio repertorio de técnicas tradicionales y nuevas. Lugar: La antesala del Ateneo. Ateneo de Málaga. Compañía, 2, Málaga. Fecha: hasta el 27 de febrero. Horario: De lunes a viernes, de 18.00 a 21.30h.

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