Ana Blandiana, Premio Princesa de Asturias de las Letras: «Más que soñar con el Nobel, le tengo miedo»
La poeta rumana, autora prohibida por el régimen de Ceaușescu y firme defensora de los derechos humanos, protagoniza este viernes un encuentro en el Museo de Málaga organizado por el Centro Andaluz de las Letras
El suyo ha sido un nombre prohibido por el régimen de Ceaușescu e incómodo para quienes vinieron detrás, pero nadie le ha arrebatado nunca a ... Ana Blandiana la libertad de contar su verdad. Poeta de la resistencia y mujer comprometida con los derechos humanos, la autora rumana, de 83 años, se expresa con una contundencia aplastante en su poesía y en sus declaraciones. La última ganadora del Premio Princesa de Asturias de las Letras y candidata al Premio Nobel es una firme defensora del poder salvador de los versos, una mujer crítica con la deriva actual de la política y una luchadora contra el olvido a través de acciones como el Memorial de las Víctimas del Comunismo. Responde a esta entrevista por cuestionario para sortear la barrera del idioma, pero Ana Blandiana estará este viernes en Málaga, junto a su traductora Viorica Patea, en un acto organizado por el Centro Andaluz de las Letras en el marco de la Feria del Libro. Será a las 19.00 horas en el Museo de Málaga (plaza de la Aduana), con entrada libre hasta completar aforo.
–La hija del 'enemigo del pueblo' es hoy en una de las voces más queridas de su pueblo. ¿Siente que se ha hecho justicia?
–La acusación de que soy hija de un enemigo del pueblo, porque mi padre era un enemigo del pueblo, surgió cuando yo tenía 17 años y sólo había publicado un poema. Mis lectores me hicieron justicia cuando tuvieron la oportunidad de leerme. Y la adhesión de los lectores se vio amplificada por la persecución de las autoridades. Hay un proverbio en rumano: no hay mal que por bien no venga.
–¿De qué le ha salvado la poesía?
–Aquella época (la primera prohibición duró cuatro años) fue extremadamente dura porque, al ser muy joven aún, no sabía si tenía talento, ni si alguna vez tendría un lugar en la sociedad. Estaba sola y sin ninguna certeza. Sólo más tarde la poesía me salvó de la soledad, al principio a través de los lectores, luego simplemente por su misma existencia, algo de lo que yo ya no podía dudar.
«Mi mayor temor es que, desanimada por todo lo que ocurre, me canse y deje de ser yo misma»
–Hay quien defiende la inutilidad de la poesía. ¿Qué opina? ¿Es útil o no tiene por qué serlo?
–He escrito varias veces sobre el fenómeno de la resistencia a través de la poesía en las cárceles comunistas de Rumanía en los años 50 y 60 del siglo pasado, gracias a los poemas que se componían y memorizaban a falta de lápiz y papel y se transmitían a través del alfabeto Morse. Es una prueba más de que, cuando la gente siente amenazada su propia esencia, recurre a la poesía. Además, los cientos de festivales de poesía que se organizan actualmente en todo el mundo también demuestran la utilidad de la poesía, esta vez contra el hastío del consumismo y el miedo a la soledad. En un mundo feliz y sin problemas, puede que la poesía no sea útil, pero dentro del sufrimiento siempre lo es.
–Para usted, ¿la literatura es una forma de activismo?
–No. Desde luego que no. A través de la poesía no he hecho otra cosa que expresarme sin pensar ni en quién me leería, ni a qué serviría. El activismo, por utilizar el término de su pregunta, pertenece a los lectores en la forma en que entienden la poesía y la relacionan con sus propias necesidades y sentimientos. En la dictadura, la poesía era las últimas moléculas –disfrazadas de la metáfora de la libertad– que todos intentaban respirar cuando se asfixiaban.
–Al recoger el Premio Princesa de Asturias dijo que le «duele el mundo», tomando aquella famosa frase de Unamuno. ¿Cuál es su mayor miedo?
–Mi mayor temor es que, desanimada por todo lo que ocurre a mi alrededor, me canse y deje de ser yo misma.
–Trump, Milei, Viktor Orbán, Putin… ¿qué le parece la clase política que gobierna el mundo?
–Hace ya varias décadas que la forma en que se desarrolla la vida política ha empezado a alejar de ella a la gente de bien. Está claro que no son los mejores, ni los más honestos, ni los más inteligentes de la sociedad los que acaban en el poder, sino los más resistentes a la vulgaridad, los más ambiciosos, los más ávidos de poder, los más faltos de escrúpulos. Es precisamente la libertad la que hace que las campañas electorales favorezcan rasgos humanos que los líderes no deberían tener; la libertad debe ser cuidada y reinventada sin cesar y la democracia no es perfecta pero es perfectible. No debemos cansarnos de perfeccionarla.
«No son los mejores los que acaban en el poder, sino los más resistentes a la vulgaridad»
–¿Tenemos poca memoria?
–Sí, tenemos una memoria asombrosamente corta, irresponsablemente corta. Y no me refiero sólo a nosotros como individuos, sino a nosotros como pueblos, como sociedades, como humanidad. El hecho de que lo que estamos viviendo estos días sea tan inquietantemente parecido a lo que vivieron nuestros padres en la Segunda Guerra Mundial, y que la Segunda Guerra Mundial fuera posible sólo dos décadas después de la Primera, hace que la característica de nuestra memoria no sólo sea peligrosa, sino también culpable. Por eso, el objetivo del primer memorial del mundo dedicado a las víctimas del comunismo que hemos realizado en Sighet (Rumanía) consiste en reconstruir nuestra memoria colectiva.
–Si quienes nos gobiernan leyeran poesía, ¿cree que nos iría mejor o pensar eso es de ingenuos?
–No creo que un verdadero lector de poesía pueda llegar al poder por la sencilla razón de que el deseo de poder y la poesía son incompatibles. Pero sí creo que, al igual que Putin finge ir a la iglesia y venera la cruz, los políticos podrían fingir la admiración por la poesía si ello sirviera a su campaña electoral.
–¿Sueña con el Premio Nobel?
–Más bien le tengo miedo. No creo que haya mucha relación entre la poesía y un premio de este tipo, y debe de ser difícil de soportar ese honor y valor tan exagerados que complican la vida e impiden escribir.
–Hace una semana vivimos un gran apagón en España. Nos recordó lo vulnerables que somos y lo que dependemos de la tecnología.
–Una vez, con motivo de un pequeño accidente de coche, descubrí que me había olvidado el teléfono móvil en casa. Fue en ese momento cuando descubrí por mí misma, como una humillación existencial, lo dependiente e indefensa que soy. No sabía a quién pedir ayuda porque todos los números de mis conocidos e instituciones estaban en el teléfono, sin el móvil mis amigos no existían; me encontraba simplemente suspendida en el vacío. De servidora, la máquina se había convertido en mi ama. Fue el momento de la verdad. Me hago cargo de lo que debe ser cuando desaparece la electricidad del todo.
España y Rumanía se hermanan a través de la literatura
España y Rumanía se hermanan a través de la literatura. El director del Centro Andaluz de las Letras (CAL), Justo Navarro, y la responsable del Instituto Cultural Rumano en España, María Pop, presentaron el ciclo 'Andalucía, España/Rumanía: Dos culturas europeas', con la colaboración del Instituto Cervantes de Bucarest y encabezado por Ana Blandiana, reciente Premio Princesa de Asturias 2024.
El objetivo es fomentar la interculturalidad y favorecer el intercambio de ideas y experiencias entre profesionales de la escritura y la traducción de ambos países. «Desde el CAL queremos contribuir al diálogo cultural entre nuestros dos países, más allá del modelo que separa tajantemente a las literaturas de las distintas naciones. Partimos de la idea de que los espacios culturales superan hoy lenguas y fronteras nacionales, como lo demuestra nuestra propia realidad europea», declara Justo Navarro. Para María Pop, los autores invitados a Andalucía «son de los más representativos de las letras rumanas y la conexión entre España y Rumanía es cada vez mayor, con autores jóvenes que son traducidos al español y que se abren paso en la segunda lengua más hablada del mundo».
Del 9 de mayo al 11 de junio se celebrarán encuentros en Málaga, Granada y Sevilla; mientras que habrá lecturas dramatizadas, recitales de poesía y proyecciones de documentales en Bucarest del 8 al 28 de mayo. En Málaga, el CAL abre el ciclo este viernes con la presencia de Ana Blandiana (19.00 horas, Museo de Málaga) y continúa el 9 de junio con uno de los autores más importantes surgidos tras la caída del comunismo, Dan Lungu, incluido por la crítica en lo que se ha denominado la 'nueva generación'. Él conversará con el traductor de su obra, Borja Mozo, en la sede del CAL (19.30 horas).
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión