Almudena Puyo, actriz trans no binarie: «Yo tampoco sabía hablar en neutro, todo se aprende»
Intérprete de Málaga, protagoniza 'Dados' en la Cochera Cabaret, una obra sobre la identidad de género ganadora de un Max: «Salí del armario como trans de la mano de mi personaje»
Almudena Puyo (Málaga, 1991) tiene claro quién es. No ha sido fácil ni rápido, detrás hay un largo proceso interno para entenderse y definirse. Pero ... ahora, con su identidad ya conquistada, llega la segunda parte: que los demás le vean como se siente. Y aquí el lenguaje importa. «Yo soy una actriz trans no binarie y mi pronombre es elle», afirma. Por eso y por su petición expresa, este artículo se escribe en neutro. Su sola forma de estar en el mundo es ya una manera de activismo, pero es que además le actriz malagueñe lleva siete años recorriendo el país como protagonista de 'Dados', una obra sobre identidad de género y transexualidad con la que esta semana regresa a Málaga. La pieza escrita por José Padilla, Premio Max en 2019 al mejor espectáculo juvenil, estará mañana miércoles en la Cochera Cabaret (21.00 horas).
Para Almudena Puyo esta no es una obra más de su currículum. «Yo salí del armario como trans de la mano de mi personaje. Me di cuenta de mi identidad con 27 años», explica. Antes de 'Dados', se sentía «una bollera bicho raro» que no encajaba en ninguna parte, que vivía en la permanente ambigüedad. Pero en ese momento empezó a tener contacto con personas trans no binarias. Y se le empezaron a «caer las fichas». «Cuando ya entiendes que el género es un constructo social, que hay mujeres con pene y hombres con vagina, que los genitales no identifican el género, que la ropa y el gusto no tienen género… Es cuando dices, vale, yo ni soy A ni soy B, yo soy Almudena Puyo». El 'elle' vino después como parte de una necesidad de habitar el mundo a su modo, y hoy se identifica plenamente con el género neutro.
«Parece que si no hay un personaje rudo de lesbiana o quinqui, no puedo actuar. La gente ha dejado de imaginar que existe la caracterización»
«Tampoco es tan complicado. La peña empieza a ponerse nerviosa, te dicen que les cuesta mucho (...) Pero yo tampoco sabía hablar en neutro, todo se aprende. La gente aprende alemán y japonés, y eso sí que es difícil», argumenta. Para Almudena, hacer el esfuerzo de usar el neutro es una cuestión de «respeto» hacia una persona «que te está pidiendo un segundo de tu tiempo para poder sentirse como es en el mundo, para poder reafirmar su propia identidad». Pero no se anda con rodeos: «Es una mierda ser no binarie, ojalá no me hubiera dado cuenta. Todo el mundo te niega tu identidad todo el rato». Pero elle seguirá luchando por ser quien es, explicándolo una y otra vez a quien le pregunte. Solo pide voluntad de «aprender y escuchar». «Pero nos ponemos a la defensiva con las cosas nuevas, porque es como si nos estuvieran tocando los cimientos».
Precisamente, ese es uno de los temas que aborda 'Dados'. «Se cuestiona mucho el tema de los privilegios: para yo obtener derechos, tú tienes que renunciar de alguna manera a algún privilegio y eso, sin nombrarlo, está todo el rato latente en la obra». 'Dados', en clave de comedia, narra las dificultades de ser adolescente y trans. «Muchas de estas trabas no crecen por el cambio de género en sí, sino por sentirse rechazado. Este rechazo se debe en la mayor parte de los casos al desconocimiento absoluto acerca de esta condición y a las fábulas que la rodean. También se le suman la vergüenza y los sentimientos de culpa que les genera la sociedad ante esta situación. 'X' e 'Y' no son una excepción en este viaje, sin embargo, se harán más fuertes a lo largo de esta noche», escribe sobre la obra el autor y director.
«Te tiemblan las piernas cuando alguien te habla de determinada manera. Todavía hoy veo a un grupo de adolescentes en una acera y me cambio»
Puyo –que comparte tablas con Pablo Orteu– sabe bien lo que es sentirse rechazade. Con 18 años dejó Churriana para estudiar en la escuela de Cristina Rota en Madrid. «Tenía muchas ganas de irme, la verdad. Lo pasé mal en el colegio, lo pasé mal en el instituto y lo pasaba mal en Churriana. Era un sitio bastante hostil, pero siempre he conseguido tener herramientas para sobrevivir». Se refugiaba en la escritura –todavía hoy escribe a menudo– y en la ficción. Pero del 'bullying' «no te gradúas». «Es un trauma, puedo aprender a convivir con él, pero genera una fractura en un proceso en el que se está construyendo tu personalidad». Desconfianza, baja autoestima, dificultad para socializar y miedo. «Te tiemblan las piernas cuando alguien te habla de determinada manera. Todavía hoy veo a un grupo de adolescentes en una acera y me cambio».
Ahora sufre otro tipo de discriminación. «En el teatro no sucede, pero en ficción, parece que si no hay un personaje rudo de lesbiana o quinqui no puedo actuar. Creo que la gente ha dejado de imaginar que somos actores y actrices y que, independientemente de la estética que hayas elegido, existe la caracterización, el vestuario, la peluquería y, sobre todo, existe nuestro trabajo», reivindica. Su oficio es «crear personajes y contar historias que traspasen». Y en 'Dados' lo borda.
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