Borrar

Un taller enseña en el Carmen Thyssen las herramientas para fomentar la danza inclusiva

R. S.

Sábado, 29 de abril 2017, 00:35

No existen personas con discapacidad, sino personas con distintas capacidades. Y ellos son especialistas en potenciar lo mejor que cada uno tiene. Danza Vinculados lleva cuatro años funcionando en Granada como compañía de danza contemporánea que fomenta la inclusión de bailarines con diferentes capacidades. Del 2 al 4 de mayo, transmitirán su experiencia en el taller de creación &lsquoHerramientas de la danza y la coreografía para la inclusión&rsquo que organiza el Museo Carmen Thyssen.

Se trata de un curso profesional dirigido a artistas, bailarines, estudiantes de arte, danza y educación social, pero abierto también a cualquier persona interesada en la aplicación de la danza como herramienta de inclusión social (de 17.00 a 21.00 horas. 15 euros por participante, 15 personas máximo). Estudiarán cómo trabajar con grupos diversos a través de dinámicas y ténicas de danza terapia y recurrirán a cuadros del museo como «fuente de motivación y espacio debate sobre inclusión», avanzó Carmen Vilches, coreógrafa y directora de Danza Vinculados.

En las tres ramas en las que trabaja la compañía (infantil, juvenil y senior), hay personas que quieren profesionalizarse en la danza y otras que no, personas que tienen diversidad funcional y otras que no. Son grupos mixtos y diversos. Defienden que la discapacidad «no es algo aislado, todos tenemos ciertas discapacidades». «Y nosotros utilizamos las limitaciones como un reto para crear cosas diferentes y nuevos lenguajes», añade Vilches.

«La diferencia es bonita»

Mantiene que la belleza está en la diferencia, porque la tendencia de «homogeneizarlo» todo, incluido los grupos de danza, «no es realista». «Todos somos diferentes y nosotros intentamos subrayar que la diferencia es bonita. Creamos desde allí», concreta. En esa línea, imparten formación en coreografía, desarrollan espectáculos y los llevan al escenario.

La inclusión social beneficia a todo el grupo, «no solo a las personas con menos capacidades», aclara Vilches. La mayor recompensa que reciben sus participantes es la sensación de pertenencia al grupo: «Te sientes aceptado y te puedes comportar con naturalidad sin presión de hablar o moverte de cierta manera». Refuerza además la autoestima porque se potencia lo que a cada uno se le da bien. Y en lo físico, ayuda a mejorar el desarrollo motriz, la coordinación y la flexibilidad. Unido, además, al impulso creativo «que permite desarrollar un pensamiento crítico y divergente».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Un taller enseña en el Carmen Thyssen las herramientas para fomentar la danza inclusiva