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El hombre que puso los Dólmenes en su sitio

El hombre que puso los Dólmenes en su sitio

Las investigaciones del científico británico determinaron que los megalitos de El Romeral y Menga ofrecen una orientación única en el mundo prehistórico

Antonio Javier López

Domingo, 10 de mayo 2015, 00:36

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Cuando supo que le iban a dedicar un lugar desde donde cualquiera podría contemplar semejante belleza, pidió que la placa no estuviera sobre un muro, presidencial, sino colocada en el suelo. Quería ofrecer al visitante el mismo perfil que brinda la Peña de los Enamorados. Y así colocaron su silueta sobre un medallón de bronce, bajo la sombra de un ciprés, en el Centro Solar Michael Hoskin de Antequera.

Se puede decir, casi en el sentido literal de la expresión, que el científico británico ha puesto en su sitio al Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera. Su ardua investigación durante años determinó que dos de los tres megalitos -el de El Romeral y el de Menga- rompen la pauta seguida por todas las demás construcciones funerarias de aquel tiempo de estar orientadas hacia la salida del sol. No estas dos. Menga mira hacia la Peña de los Enamorados y El Romeral, hacia El Torcal. Eso los hace únicos. Y esa contribución científica ha sido la piedra angular sobre la que se ha levantado la decisión de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera de distinguir a Hoskin como académico de honor de la institución.

Hoskin (Londres, 1930) recibió el reconocimiento hace unos días en su domicilio de Cambridge, de manos de Bartolomé Ruiz, director de la academia antequerana y del conjunto dolménico. «Su papel ha sido fundamental para poner en evidencia un valor universal excepcional como es la orientación atípica de dos de los tres dólmenes de Antequera», reivindica Ruiz.

El director del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera recuerda que Hoskin no es arqueológico, sino astrónomo. Catedrático de Historia de la Ciencia por la Universidad de Cambridge, el científico se dedicó durante más de una década a investigar las orientaciones de las construcciones megalíticas encontradas en el arco mediterráneo. Analizó más de tres mil conjuntos y determinó que la inmensa mayoría de ellos se orientan a la salida del Sol en los equinoccios y en los solsticios. Sin embargo, había dos excepciones a esa regla. Las dos, en Antequera. Y ambas se dirigen hacia elementos del paisaje y no hacia el astro rey.

Las mediciones de Hoskin determinaron que el dolmen de Menga 'mira' hacia el enclave conocido como la Peña de los Enamorados, mientras que El Romeral se dirige hacia el sur, justo en dirección a El Torcal, «creando en ambos casos una simbiosis entre una obra cultural y un monumento natural», como resume Ruiz.

Esa peculiaridad única apareció en el libro de Hoskin titulado 'Tumbas, templos y sus orientaciones: una nueva perspectiva sobre la Prehistoria del Mediterráneo', publicado en 2001. Además, esa rareza representa la base sobre la que se cimienta la candidatura del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera para ingresar en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.

Un valor excepcional

«La lista del Patrimonio Mundial es representativa, no exhaustiva. Estamos ante una lista de mil bienes en todo el mundo, por tanto la clave está en que cada bien nuevo incluido en esa lista tiene que incorporar un valor universal excepcional. Si ese valor ya está reconocido, no tiene sentido que entre otro bien de otro lugar. Sólo la orientación solar de un megalito no tendría sentido como argumento para pertenecer a la lista, porque ya está reconocida, pero la orientación de Menga y El Romeral es única y excepcional», añade Ruiz.

La académica Margarita Sánchez Romero recuerda que los vastos conocimientos en astronomía prehistórica atesorados por Hoskin, esenciales en el descubrimiento relacionado con los dólmenes antequeranos, le han valido ser miembro honorario de la Royal Astronomical Society y de la Unión Astronómica Internacional. No en vano, esta última institución bautizó con su nombre un asteroide: el '12223 Minor Planet Hoskin'.

Pero no quedan los gestos en la bóveda celeste, Margarita Sánchez recuerda la donación de Hoskin al Centro de Documentación de la Prehistoria de Andalucía. Más de 5.400 fotografías y un centenar de libros recopilados durante toda una vida dedicada al estudio de las construcciones prehistóricas. Rocas que todavía prometen muchos misterios por resolver.

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