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La Térmica acoge la “fotografía humanista” de Robert Doisneau

La Térmica acoge la “fotografía humanista” de Robert Doisneau

El centro de la Diputación presenta una retrospectiva del fotógrafo francés inédita en España

Antonio Javier López

Viernes, 10 de octubre 2014, 15:40

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Sucede estos días un deporte extremo y urbano de nombre extranjero que consiste en hacer acrobacias a pelo sobre elementos del paisaje cotidiano: bajar una escalera de una voltereta, sortear un muro con una acrobacia o acometer la barra de un toldo como un gimnasta en las paralelas de un palacio de deportes. Y el asunto viene de lejos. Hace 80 años, por ejemplo, en una modesta calle de París, dos chavales avanzaban por el piso adoquinado con las manos, cabeza abajo, y las piernas como el aguijón de un escorpión.

Por allí andaba Robert Doisneau, que los inmortalizó con su cámara en Los hermanos (1934), que ahora cuelga en una de las salas de La Térmica y en la habitación de dos de los nietos de Annette Doisneau, hija del autor de aquella instantánea, que esta mañana ha repasado la historia que hay detrás de algunas de las 50 fotografías que componen Retrospectiva, la muestra inédita en España que el centro dependiente de la Diputación Provincial dedica al autor galo en una de las exposiciones de la temporada en Málaga.

Un montaje comisariado por Ann Morine, quien ha glosado la fotografía humanista de Doisneau, el fotógrafo de la reconstrucción de París después de la II Guerra Mundial en cuyas imágenes no hay lugar para la miseria ni el espanto. Están ahí, claro, pero de manera sutil, en la mirada de los personajes, en la pobreza de sus ropas, en la precariedad del vaso de vino en la barra del bar donde también hay lugar para la picardía, la sonrisa y la esperanza.

El beso célebre de Los amantes del Hotel de Ville (1950) preside un montaje que podrá visitarse hasta el próximo 7 de enero y que brinda obras emblemáticas en la trayectoria de Doisneau como El infierno (1952), La mirada oblicua (1948) o La jauría (1969). La exhibición ofrece así la evolución de uno de los autores fundamentales de la fotografía contemporánea en un recorrido de cuatro décadas a través de las piezas procedentes del legado familiar de Doisneau

Ese fotógrafo que mostró el mundo no como era, sino como a él le gustaría que fuese.

De esta forma, Robert Doisneau. Retrospectiva sumergirá al espectador en el universo visual de uno de los fotógrafos más conocidos y reconocidos del planeta. Así lo ha afirmado el presidente de la Diputación, Elías Bendodo, que ha estado acompañado por la hija del artista, Annette Doisneau; del director de La Térmica, Salomón Castiel, y de la comisaria de la exposición, Ann Morine (diChroma Photography).

Bendodo ha anunciado que un total de 50 fotografías en blanco y negro, elegidas en su mayor parte por sus herederos y los responsables de su legado, proporcionan una relectura crítica y actualizada de la obra del gran fotógrafo francés y muestran cómo la belleza, aparentemente espontánea de sus imágenes era, de hecho, el resultado de una ardua preparación y de mucho trabajo.

En este sentido, el presidente de la Diputación ha resaltado que Robert Doisneau es uno de los representantes más importantes de la fotografía humanista, y durante muchos años se le ha considerado como el trovador del París pintoresco, con una mirada cautivadora y un sentido único por las anécdotas visuales inesperadas.

Doisneau, conocido como el poeta de los momentos puros, dio el salto desde la fotografía artesana a la obra de arte con gran naturalidad, capturando en película fragmentos de un mundo del que quería dar testimonio.

La retrospectiva que desde hoy se puede visitar en La Térmica, recoge instantáneas mundialmente conocidas, fragmentos de un París del que el autor quería dar testimonio. Así, la famosa fotografía de Pablo Ruiz Picasso en la que de forma simpática unos panecillos emulan sus manos (Les pains de Picasso); el beso de una pareja (Le baiser del 'hôtel de ville), o unos escolares cruzando la calle de Rivoli en París (Les tabliers de la rue de Rivoli) son algunas de las instantáneas que se podrán contemplar en La Térmica a partir de esta tarde.

El acto de apertura al público será a las 20:00 horas y la música correrá a cargo de Jazz for U. Posteriormente, se podrá visitar de martes a sábado en el horario comprendido entre las 11:00 a 14:00 horas y 17:00 a 21:00 horas, así como los domingos y festivos de 12:00 a 15:00 horas y de 16:00 a 19:30 horas.

La Térmica participará en el Festival de Cine Francés

Bendodo ha recordado que con motivo de esta exposición, La Térmica participará en el XX Festival de Cine Francés de Málaga. Durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2014, la Alianza Francesa de Málaga organiza un ciclo de películas seleccionadas de la filmografía francesa para conocer mejor el universo y el contexto social de la obra del fotógrafo. Jour de fête de Jacques Tati (1949), Bob le Flambeur de Jean-Pierre Melville (1955) y Le quai des brumes de Marcel Carné (1938) son los tres títulos franceses seleccionados que serán proyectados en La Térmica durante la celebración para descubrir el momento histórico y estético del universo creativo del célebre fotógrafo.

Programación de La Térmica

Además de la muestra de Robert Doisneau, otras dos exposiciones inéditas en España protagonizan este inicio de programación del último trimestre de La Térmica: un repaso al punk como movimiento musical y social, From sex to punk, entre el 23 de octubre y el 9 de enero; y una conmemoración de los 50 años de Mafalda a través de la visión de su creador, Quino (del 5 de diciembre al 11 de enero).

El presidente de la Diputación, Elías Bendodo, ha asegurado que esta programación da continuidad a un proyecto ambicioso y consolidado, uno de los espacios culturales más importantes de España según la Fundación Contemporánea. Desde su apertura en enero de 2013, unas 65.000 personas han tomado parte en sus actividades y 30.000 han visitado las exposiciones, siempre inéditas.

Biografía de Robert Doisneau

Robert Doisneau nació en 1912 en los suburbios del norte de París y creció en un mundo pequeño burgués que nunca quiso en realidad, pero del que tampoco nunca se pudo separar.

Una vez terminados sus estudios trabajó como diseñador en el Estudio Ullman, y en 1931 como ayudante de André Vigneau. Tres años después fue contratado por la empresa Renault, aunque dejó el trabajo en 1939 para unirse a la famosa agencia fotográfica Rapho.

Mientras, entre trabajo y trabajo, deambulaba por las calles de París y por las callejas del barrio donde había nacido. Gracias al intelectual Robert Giraud, a quien conoció en 1947, tuvo acceso a un mundo nocturno que se encontraba alejado del suyo y del cual, quizás por esa razón, quedó absolutamente fascinado.

Su primer libro, un proyecto conjunto con Blaise Cendrars, La Banlieu de Paris (Los suburbios de París), fue publicado en 1949. El éxito llegó pronto, sus fotos se hicieron famosas en todo el mundo y se convirtió, quizás sin esperarlo él mismo, en el retratista de una ciudad, París, y de un mundo en parte real y en parte inventado, en el que a todos les hubiera gustado vivir. El fotógrafo murió en 1994.

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