Confluencias en el siglo de Charlot
La editorial celebra el centenario del personaje con dos libros inéditos en castellano protagonizados por Charles Chaplin
Antonio Javier López
Sábado, 30 de agosto 2014, 01:22
«Estoy cansado del amor y, como todo ser egocéntrico, me vuelvo sobre mí mismo. Necesito volver de nuevo a mi juventud, recuperar las costumbres ... y las sensaciones de mi niñez, ya tan remotas tan irreales que parecen un sueño. Necesito invertir el tiempo, aventurarme en el borroso pasado y traerlo a un primer plano». Dicen que refresca en la cima del éxito. Quizá ese frío interior recorriera por entonces al actor más famoso del mundo en la cumbre de su popularidad.
Charles Chaplin acaba de estrenar Luces de la ciudad y se dispone a emprender un largo viaje con motivaciones promocionales, pero también terapéuticas. Entre febrero de 1931 y todo 1932 pasó por Europa, Asia y América. Alternó con Albert Einstein, Winston Churchill o Mahatma Gandhi. Vio, vivió y escribió para alumbrar Un comediante descubre el mundo, considerado su primer libro como autor único, que ahora la editorial Confluencias publica con primor de regalo con motivo del centenario del nacimiento del personaje que le ha valido a Chaplin la celebridad: Charlot.
El vagabundo de bombín y zapatones aparecía por primera vez en una pantalla en el cortometraje Making a Living estrenado en 1914. Lo recuerda el especialista Kevin J. Hayes en el otro volumen que Confluencias empieza a colocar estos días en las librerías de todo el país: la quinta entrega de su serie Conversaciones, por la que ya han pasado Akira Kurosawa, Otto Frank o Claude Monet y que ahora ofrece nuevas luces sobre Chaplin en entrevistas realizadas entre 1915 y 1967 que abarcan, así, su amplia trayectoria.
Perfil poco conocido
Un doble estreno que Confluencias ha querido dosificar en los primeros compases de la nueva temporada editorial. Mientras el libro de conversaciones está a punto de llegar a escaparates y estanterías, el lanzamiento de Un comediante descubre el mundo está previsto para el próximo mes de octubre. Además, este último título sirve para inaugurar la nueva colección Grandes Viajes, que promete un goteo de alegrías para lectores de paladar bien acostumbrado.
Dos libros que ofrecen el reverso menos conocido del padre de uno de los iconos de la cultura popular contemporánea. Una yuxtaposición de identidades en la que detiene Carlos Pranger, editor de Confluencias. «Charlot está presente, pero no es el protagonista de estos libros. Por ejemplo, en Un comediante descubre el mundo, todas las fotos interiores, salvo una, son de Chaplin, sin maquillaje, de él como hombre, un perfil que hasta ahora no se conoce con el detalle la merece entre el público español».
noticia relacionada
Extracto de 'Un comediante descubre el mundo'
Porque la dualidad Chaplin-Charlot da cobijo a otras contradicciones más íntimas abordadas por él mismo a través de sus propias palabras, ya sean escritas en Un comediante... o habladas en las entrevistas reunidas en el libro de conversaciones. Nuevos títulos selectos para el nutritivo catálogo de Confluencias.
«Siempre hay un poco de azar, pero también de investigación. Buscando para nuestra colección de conversaciones descubrimos varios libros sobre Chaplin, entonces nos dimos cuenta de que es el centenario de Charlot y de que había dos libros muy interesantes que no estaban publicados en castellano, así que nos pusimos en marcha», relata Pranger.
«Del libro de conversaciones sigue el editor de Confluencias me interesa mucho la relación entre Chaplin y los diferentes entrevistadores. Cada uno capta una parte del personajes, pero también del hombre. Chaplin fue un hombre polémico, amado y odiado en su tiempo. Y creo que ambos libros reflejan esa dualidad muy bien».
Una estrella mundial que veía dificultada la principal vía nutritiva de su trabajo: observar a la gente sin que nadie se diese cuenta para después retratar la realidad a través de sus películas. Un deseo de anonimato que Chaplin intenta conciliar no sin aristas interiores con su gusto por los placeres de la alta sociedad. Un mito que se siente incomprendido cuando busca nuevas maneras de expresión más allá de la consabida fórmula de Charlot, que en las conversaciones publicadas por Confluencias muestra su sorpresa, a veces de forma incluso áspera, ante las críticas por su vida privada o tributaria, por su filiación comunista y por su espíritu apátrida y al mismo tiempo tan inglés.
Poco amigo de las entrevistas
«A menudo prefirió expresarse con gestos en vez de con palabras, y de modo muy particular en las entrevistas que, por otra parte, siempre quiso evitar. Cuando concertaba una entrevista sugería a los periodistas que mejor estuvieran atentos a sus gestos en vez de a sus palabras, que descubriesen sus muecas y que anotaran todo eso, interpretándolo lo mejor que pudieran», escribe Hayes en el prefacio.
Porque en contadas ocasiones optó por explicarse él mismo, con sus miedos y contradicciones. En Un comediante... confiesa: «Todas las noches de estreno son terroríficas. Siempre siento que la película va a ser un fracaso y que nunca debí hacerla. El público espera el comienzo excitado y entusiasmado. (...) Cuando llega la primera risa es como música para mis ansiosos oídos».
Algo de calor humano, de cariño desde lejos para sentirse acompañado en la cima del mundo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión