María Victoria estrena casa

María Victoria Atencia (Málaga, 1931) escondía tras una sonrisa la emoción por un día irrepetible de unos meses igualmente irrepetibles. Andalucía le ha dedicado el año para dar a conocer su obra, el pasado mayo le concedían el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y ayer convertía la que fue la «casa del saber» en un espacio todavía más familiar. Claro que tanto reconocimiento a su obra poética impide precisamente que se dedique a lo que más le gusta. «Quiero escribir, pero ahora no me sale casi nada», se lamentaba, aunque a renglón seguido dejaba claro que no tenía prisa: «Los poemas vendrán cuando quieran».

Los que no se ausentaron ayer fueron los poetas. Una casa no se puede inaugurar sin familia ni amigos. Y allí estuvieron compañeros del renglón para reconocer a la gran dama de la poesía española, nombre fundamental de la Generación del 50 y creadora de un universo propio alejado de modas. «Una de las poetas más importantes del siglo XX, del XXI y de los que vengan» porque su obra es la «poesía de la culminación», glosó el profesor Antonio Garrido Moraga, que trazo el perfil de María Victoria Atencia en un solemne acto que se convirtió en un reconocimiento a la figura y la obra de la autora Arte y parte (1961) y de El umbral (2011, Premio Real Academia Española).

El presidente de la Diputación, Elías Bendodo, hizo de anfitrión de un acto celebrado en el Centro Cultural Provincial María Victoria Atencia, donde se inauguró además una exposición con «casi» todos los libros de la escritora. Un recorrido literario que también hicieron el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y el subdelegado del Gobierno andaluz en Málaga, José Luis Ruiz Espejo.

Los discípulos y amigos de Atencia se encargaron de que los versos de la poeta no faltaran en su nueva casa. Fue una pequeña antología en boca de dos alumnas del instituto de la capital que también lleva su nombre y de seis poetas: Francisco Ruiz Noguera, Aurora Luque, José María Prieto, Rafael Inglada, Pepe Bornoy y José Infante. Palabras cargadas de sentido y sentimiento, y entre las que no faltó ese que dice: «Al sur de algún país está mi casa».