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El director y Dj Rafatal, con la poeta María Eloy García, en el coloquio tras la proyección de 'Amanece, que no es poco' en el Contenedor Cultural . ana jiménez
Entre versos y cine con María Eloy García y Rafatal

Entre versos y cine con María Eloy García y Rafatal

El Contenedor Cultural de la UMA organiza la proyección de 'Amanece, que no es poco' acompañado de un coloquio con los dos artistas

ANA JIMÉNEZ

Martes, 17 de mayo 2022, 00:01

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El reloj marca las 18.00 del martes 10 de mayo, y un pequeño grupo de personas de todas las edades se arremolina a las puertas del Contenedor Cultural de la Universidad de Málaga. Algunos llevan un refresco en la mano, otros una cerveza que les han dado gratis al entrar al recinto. La mirada de los presentes traspasa las densas cortinas negras hasta llegar a la enorme pantalla blanca en la que se proyecta 'Amanece, que no es poco', una película de José Luis Cuerda de 1989 que baila entre la comedia y el esperpento.

Cuando las luces se apagan, los murmullos y carcajadas de los asistentes se entremezclan con las voces y acciones de los actores de la película, que trasladan a una España añeja, rural, desconocida para los universitarios que asisten, pero cercana para quienes están en primera fila del Contenedor. Cuando amanece en la película y en la sala, el director de cine y DJ Rafatal da pie a la invitada para el esperado coloquio, la poeta María Eloy García. Sentados frente a la pantalla, una nube de palabras se mueve a sus espaldas, que sirven como preludio a los vídeos de María Eloy García recitando algunos de sus poemas sobre la libertad, la vida y lo ordinario: «Hay que estar en el día a día, observar lo cotidiano y convertirlo en poesía. Eso me parece absolutamente maravilloso. Un tema que estuve trabajando era sobre una cajera de supermercado», explica la artista.

Película y poemas

En esa peculiar cotidianidad que inspira a la invitada se sitúa la película visionada, como comentan entre los dos tertulianos: «Elegí esta película porque la primera vez que la vi fue con un amigo y no podía dejar de reírme a cada frase. La volví a ver al día siguiente para analizarla mejor, para ver si la había sobrevalorado y, efectivamente, seguía resultándome igual de tronchante y en esta ocasión me di cuenta de que 'Amanece, que no es poco' tiene un vínculo con mi forma de entender la literatura y el arte en general con la ironía, el sentido del humor y la decadencia», comenta María Eloy García, a lo que añade: «Esta película es un revolcón a la lógica».

Más fragmentos de la obra de la poeta cuentan a los asistentes detalles sobre su vida y su escritura, sobre su vocación y su inspiración, como ella misma expone: «Cuando no me llega la inspiración necesito volver a leer, detenerme, si todo no surge a gran velocidad tengo que pararme, analizar y luego concluir si sigo o no por ese camino, si me hace ilusión». En cuanto las dudas desaparecen y la musa toca la punta del lápiz, el arte fluye por la mente de la escritora y desemboca en sus labios, que comienzan a recitar con una marcada musicalidad y creatividad: «Una de las cosas que más disfruto es estando yo sola por la calle y casi sin escribir que me venga una idea y la recito. Salgo de casa, miro al cielo y me salen casi sin darme cuenta las palabras de Vicente Aleixandre: «El azul no sabe qué postura tomar ante el rojo cruel del poniente». Tras esa breve muestra poética, Rafatal va un paso más allá y le pregunta sobre el ingrediente que hace que todo en el conjunto de las palabras formen poemas excepcionales, María Eloy García lo tiene claro: «Hay que mezclar cosas imposibles para que se dé la versión más extraña del mundo».

«'Amanece, que no es poco' tiene un vínculo con mi forma de entender la literatura y el arte», declara María Eloy García

«La película 'Amanece, que no es poco' es tan peculiar que ha pasado de ser una película a ser un libro, en vez de al contrario como suele pasar», comenta María Eloy García en referencia a la obra literaria 'Pepitas de Calabaza'. Los libros, esos grandes sabios culturales, son una gran mentira para la artista: «Bueno, para quien se ofenda, uso la palabra artífico, porque hay que estar inventado títulos, conexiones entre poemas y temáticas, y el sumun de todo es cuando te preguntan '¿De qué va tu libro?' y te inventas lo más grande y lo primero que se te ocurra».

Escenas absurdas

Entre tanto, se continúan proyectando fragmentos de María Eloy García, en esta ocasión pegando carteles por el barrio malagueño de Carranque como parte de otro poema que se recita en voz en 'off'. Los asistentes no despegan los ojos de la pantalla ni de los dos artistas que cambian de tema rápidamente y navegan entre los versos y los aspectos formales de la película: «Esta película en su momento no tuvo buena aceptación por parte del público porque no se entendía. Pero a nivel de realización los actores tampoco entendían nada en el set de rodaje, pero estaban con la tranquilidad de que el director, José Luis Cuerda, lo tenía todo bajo control», comenta Rafatal. Un «¿Seguro?» acompañado de sutil risa de María Eloy deja la duda en el aire, pintando una interrogación a la que cada uno da su propia respuesta.

Una serie de fragmentos de la película junto con tomas que se grabaron, pero que no llegaron a utilizarse en el montaje final, componen más escenas absurdas y divertidas. «Grabaron más de 30 planos al día y había más de 100 personajes involucrados en pleno agosto bajo el sol. Eso en cine es una locura», explica Rafatal, a lo que su compañera aclara: «Como todo lo que hacía este director y prácticamente como hacemos muchos artistas».

El reloj marca las 21:00. La sala está prácticamente vacía a excepción de un par de amantes del cine y la poesía. Los dos artistas ponen punto y final a una tarde en la que se han compartido ideas, pasiones y creatividad con el público, que podrá volver a disfrutar de forma gratuita de otra proyección y coloquio cada martes de mayo a las 18:00 en el Contenedor Cultural: el día 17 'La ciudad de las mujeres', de Federico Fellini, con la cantante La Prohibida, y el 24, 'La lengua de las mariposas', de José Luis Cuerda, con el compositor Ignacio Moniche.

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