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Un proyecto que cuenta con la participación de setecientos docentes andaluces

S. CRUZ

Martes, 8 de septiembre 2020, 00:05

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Este proyecto se está llevando a cabo con profesores de Infantil, Primaria y Secundaria, con la participación de 700 docentes andaluces. Además se han llevado a cabo otros estudios -esta vez con estudiantes universitarios-, para conocer cómo la inteligencia emocional les puede servir para experimentar menos estrés o para sentirse más motivados.

Es cierto que en la universidad hay 'estresores' distintos a los que hay en primaria y secundaria, más relacionados con el rendimiento académico o la producción científica, sin embargo, se está demostrando que principalmente es en secundaria donde hay más estrés, sobre todo por el tipo de estudiantes con los que se trabaja, los adolescentes.

«En los últimos años se ha encontrado que las agresiones al profesorado han aumentado y también las propias agresiones de la familia. Es decir, cuando hablamos de 'estresores' o fuentes de estrés que afectan a un docente encontramos a los alumnos y las familias, no solamente al propio trabajo o la sobrecarga. Es ahí donde la inteligencia emocional puede ser muy útil, para ser capaz de manejar situaciones más complicadas o dañinas», explica.

Un docente con una inteligencia emocional alta tiene más probabilidad de conseguir acabar con un conflicto antes de que llegue a más, mientras que un docente que no cuenta con esas habilidades emocionales -ya sea por falta de formación o porque es una persona que no tiene interés en desarrollar esas competencias-, puede hacer que el conflicto siga.

Se debe tener en cuenta que los estudiantes llegan al instituto cargando con ciertas situaciones familiares o sociales. «Son adolescentes, y que haya posibles conflictos o roces puede ser un caldo de cultivo para problemas que los propios docentes nos comentan. Muchos nos hablan de la falta de conexión con sus alumnos, se preocupan de cómo poder acompañar a sus alumnos en situaciones delicadas. Son situaciones que tienen asociadas diferentes emociones y no saben cómo manejarlas», lamenta.

La inteligencia emocional es más importante que nunca, sobre todo si se tiene en cuenta la difícil situación que atraviesa la docencia marcada por una pandemia. «Muchos estudios muestran la gran preocupación que tienen los docentes provocada por la vuelta a las clases, que están a la vuelta de la esquina», comenta Mérida, «una vuelta al cole protagonizada por el coronavirus y la docencia online». Es por ello que aprender a gestionar las emociones es de gran importancia y, sobre todo, teniendo en cuenta que los estudiantes estuvieron confinados mucho tiempo y que probablemente tengan que estar lidiando con problemas familiares, además del propio miedo al contagio.

Ahí es donde un docente va a poder proporcionar un mejor o peor apoyo a sus propios estudiantes, siendo de vital importancia el nivel de inteligencia emocional que pueda tener.

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