«No falta el trabajo de médico, te van a llamar siempre de un lado u otro o del extranjero»

La excelencia académica se viste con una bata blanca y un fonendoscopio, y Fernando Puyol lo sabe bien. Con 26 años está a pocas semanas de terminar la carrera con la que soñaba desde pequeño y por la que lleva luchando años: Medicina. «Para entrar en Medicina hay una exigencia muy alta, sobre todo en bachillerato y en selectividad. Cuando entras a la carrera es más de lo mismo, tienes que sacrificarte mucho», explicó con una amplia sonrisa. Con un pie en la UMA y otro en el hospital, la mirada al futuro es optimista: «La tasa de desempleo en Medicina es cercana a cero y el siguiente paso a la carrera, el MIR, es un contrato estable el tiempo que dure tu especialidad, que ronda sobre los 4 o 5 años. Es cierto que no falta trabajo de médico, siempre te van a llamar de un lado u otro, e incluso del extranjero». Pero incluso con esas garantías a corto plazo, los años más lejanos permanecen en una nube: «Los contratos suelen ser de meses o un año, eso no da mucha estabilidad. Al final quieres dejar de desplazarte, quieres tener una vida estable».