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Javier Boned Purkiss posa en su despacho junto a unas ilustraciones.
Javier Boned Purkiss: «Los mejores alumnos de aquí, los más felices, trabajan fuera»

Javier Boned Purkiss: «Los mejores alumnos de aquí, los más felices, trabajan fuera»

Profesor de Composición Arquitectónica

JAVIER RAMÍREZ* cronica.su@diariosur.es

Miércoles, 11 de noviembre 2015, 17:26

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Javier Boned es un profesor con 'leyenda'. Según cuentan alumnos, ha habido conferenciantes invitados a la Escuela de Arquitectura que han llegado a comentar en mitad de sus ponencias: «Hablo con miedo porque Javier Boned está aquí. Si me equivoco en algo sé que él lo va a saber». Boned no se escuda en el corporativismo y habla con propiedad de la arquitectura en Málaga.

¿Cómo llega a la arquitectura?

Con esto siempre hay algo de revelación o de misterio. De chico me gustaba todo lo relacionado con el arte, y la arquitectura la descubro en un viaje a la Alhambra con mis padres. Volví enamorado, yo quería ser arquitecto después de ver aquello. Me encantó, sentí algo muy especial en relación a lo que estaba viendo. A partir de ahí mis pasos han ido encauzados a ser arquitecto.

Una vez licenciado se viene a Málaga...

Vine a trabajar con un arquitecto malagueño, Salvador Moreno, que da la casualidad que lo conocí porque era alumno de mi mismo catedrático en Madrid. Nos conocimos allí y me dijo que me viniera a Málaga a trabajar. Y en abril de 1990 me vine.

En su tesis relaciona la arquitectura con la música. ¿Cómo es esa relación?

Siempre me ha gustado mucho la música, he estado relacionado con ella y he tocado algunos instrumentos. Creo que esa revelación arquitectónica también la tuve musical. El espacio que nos envuelve no se puede separar del sonido. Música y arquitectura van intrínsecamente unidas. Como la música siempre me ha gustado mucho, empecé a ver que había una cierta relación de lo que sonaba en el espacio con el propio espacio, y decidí hacer la tesis sobre relaciones entre música moderna y arquitectura moderna.

¿Han pagado los arquitectos más de lo que debieran con la crisis de la construcción?

El arquitecto es uno de los principales agentes que ha contribuido a esa burbuja. Tenemos nuestra parte alícuota de culpa, pero tampoco más. Éramos uno de los muchos agentes que han intervenido en la construcción porque se supone que somos un agente cualificado. Se ha construido mucho y los arquitectos han ganado su dinero, han podido montar sus estudios. Ha habido un 'boom', como lo ha habido en distintas épocas de la historia, solo que ahora hay muchos arquitectos. Hay tantos arquitectos que no hay construcción para todos.

¿Estamos fabricando talento para el extranjero?

Sí, totalmente. Es una auténtica pena, pero es así. Los mejores alumnos de aquí, los más felices, están trabajando en Suiza, en Alemania, en Inglaterra...

¿Le perjudica a la arquitectura los arquitectos-estrella?

Tan malo es para la arquitectura un arquitecto anónimo que llena el monte de adosados y nadie le conoce, como Calatrava. Tan malos son los defectos constructivos de la mala arquitectura como los defectos constructivos de la arquitectura espectacular, que puede ser mala también. Separar a los estrella no es bueno, creo que hay una situación de cambio de la arquitectura y de las relaciones del arquitecto con la sociedad. El arquitecto es una profesión que no se ha socializado a tiempo, como sí han hecho los ingenieros. Ahora no le queda más remedio, hay que reinventarse, no es solo hacer cosas bonitas y diseñar edificios.

¿Cómo ve Málaga arquitectónicamente?

Málaga es muy peculiar, tuvo el problema fundamental de que no entró con la potencia que debía haber entrado en el Siglo XX con su pasado decimonónico. Hay un cierto odio, un cierto despecho, con la arquitectura moderna que ahora cuesta recuperar. Entender que la arquitectura moderna tiene sus propios códigos y lenguajes, y que no nos queda más remedio que admitir que es la arquitectura actual. No por mucho que le pongas balaustradas a un edificio vas a hacerlo antiguo. Con esto tiene mucho que ver favorablemente Ikea. Ha creado una conciencia de lo útil, bello, práctico y autoconstruible de una cierta calidad.

¿Tiene usted muebles de Ikea?

Tienen una calidad-precio impresionante. Evidentemente un mueble de diseño siempre va a ser un mueble espectacular, mucho más caro. Yo tengo muebles de Ikea que duran bastante y que, para la función que desarrollan, son bastante bonitos y baratos.

¿Qué le parece la polémica que hay ahora con Moneo?

Creo que en Málaga todos los debates se hacen demasiado radicales. No creo que sea tan grave lo que propone Moneo, el edificio de La Mundial tiene un valor relativo. En conjunto puede significar algo, pero como individualidad a lo mejor no tanto. Hay una sentencia que dice que una arquitectura singular se justifica siempre que tenga una calidad innegable y que contribuya al acervo cultural de forma clara. En ese sentido, ¿se podrían saltar ciertas ordenanzas? Yo creo que sí. ¿O aplicamos un ordenancismo que al final se nos cuela por todos lados, con cosas fuera de ordenanza como ese edificio de madera en la plaza de Camas? O el que culmina la calle Larios, con unos cristales negros espantosos arriba, que rompe toda la verticalidad del centro histórico. Esos edificios se han construido, nadie ha dicho nada.

¿Es excesivo el proteccionismo en el Centro Histórico?

La interpretación de la Historia es uno de los caballos de batalla de la arquitectura. En los años 70 y 80 florecieron las teorías sobre la arquitectura de la ciudad y mantener la Historia. Yo lo que veo mal es intentar mimetizarlo, o sea, repetirlo. Hay que interpretar, y para eso hay que saber más que para copiar o que para aplicar ciegamente una ordenanza que tampoco es que haya producido una arquitectura demasiado buena.

¿Limitan mucho al arquitecto las ordenanzas municipales?

En general, la ciudad tiene que protegerse de una arquitectura que ha contaminado las ciudades y las ha destrozado. Pero eso hay que hacerlo con un criterio muy fino y selectivo, porque lo más fácil es decir «aquí no se hace nada». O convertimos la ciudad histórica en un decorado, que es lo que está pasando, donde habría que salir vestido del siglo XIX para estar a tono. Hay un cierto fachadismo, se mantienen fachadas que no valen para mucho y es carísimo, cuando luego por dentro vas a meter materiales de última generación. Me parece de cierto cinismo administrativo que no va a ningún lado. A mí me han tirado proyectos porque el funcionario veía el Centro como un sistema de repeticiones, y yo le dije que se puede ver como un sistema de diferencias. Hay un cierto talibanismo porque no hay gente preparada. Al final pierde la arquitectura y la propia ciudad. Se buscan términos medios que lo quieren resolver todo y que al final dan cierta unidad, pero una arquitectura bastante anodina, fea y poco sustanciosa.

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