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MARIVÍ MORILLA
Miércoles, 4 de febrero 2015, 15:57
El mes pasado se cumplieron tres años desde que comenzaron las obras de lo que hoy es el Aulario VI, situado junto a la Facultad de Ciencias de la Comunicación. El nuevo edificio alberga por el momento la realización de algunos de los exámenes de febrero y en el segundo cuatrimestre algunas clases se impartirán allí. A pesar de estar todo en perfecto estado, el Aulario VI no ha sido inaugurado por el momento de manera oficial por el equipo de gobierno de la UMA.
Diciembre de 2011. Arrancan las obras del aulario con el vallado de la zona. El edificio se construye en tan sólo tres meses.
Noviembre de 2012. El edificio presenta unas fisuras en el suelo que la UMA reclama a la constructora.
Septiembre de 2013. El cableado del tendido eléctrico que pasa por encima del aulario impide la apertura. El desvío del mismo se produce en mayo de 2014.
Noviembre de 2014. Los bomberos solicitan en un informe la aplicación de una pintura intumescente en las vigas de acero de la estructura del edificio.
Muchos estudiantes quedaron sorprendidos aquel mes de diciembre de 2012 cuando, al llegar al campus, se encontraron con la mitad del espacio habilitado para aparcamiento vallado. Desconocían qué se cocía entre tantas herramientas y máquinas hasta que poco después se desveló que sería un nuevo aulario destinado a aliviar la falta de espacio en este centro que comparte su edificio con la Facultad de Turismo. Aparentemente todo era perfecto: clases nuevas, mesas nuevas, equipos informáticos nuevos... pero lo que se tardó en construir tan sólo tres meses ha tardado en poder inaugurarse tres años.
El pasado jueves 29 de enero los alumnos pudieron traspasar por fin las puertas del aulario a las que tantas veces se habían asomado para intentar vislumbrar algún detalle. Entre los 1.150 metros cuadrados construidos, el edificio alberga seis aulas, dos de ellas dotadas con equipos informáticos que los alumnos utilizarán tanto para dar clases como para hacer proyectos individuales.
Tras estudiar las 48 ofertas presentadas al concurso para edificar el aulario, en diciembre de 2011 la UMA firmó el contrato con la Constructora San José. La adjudicataria de las obras se marcó un plazo de ejecución de dos meses y tres semanas con un presupuesto de 844.200 euros. Pero en septiembre de 2013 apareció el primer contratiempo. La UMA se vio obligada a asumir el desvío del tendido eléctrico que pasaba por encima del edificio con 180.000 euros. Con todo ello, el coste del aulario ha superado el millón de euros.
Las clases tienen espacio para 70 alumnos, disponen de pizarras, proyectores, altavoces, tomas de enchufes, papeleras y percheros. El equipo de la facultad se encargó días antes de la apertura de revisar el funcionamiento de todo. «Es una pena que lleve tanto tiempo construido y no lo hayamos podido disfrutar hasta ahora, aunque lo primero es nuestra seguridad», expresa el futuro periodista Lorenzo Rubio sobre los contratiempos del edificio.
Los estudiantes han sufrido más incomodidades desde que comenzó el curso porque algunas asignaturas han sido impartidas estos meses en otros centros y aularios. «Uno de los profesores nos dijo el primer día que estaba buscando espacio para impartir la clase y que ya nos comunicaría dónde seríamos trasladados», cuenta Sandra Orozco, quien ha sido alojada junto a sus compañeros en la Facultad de Ciencias de la Educación.
Los aularios Gerald Brenan y Severo Ochoa también han formado parte de la vida de los futuros comunicadores durante estos meses. «Hemos dado asignaturas en el edificio y las aulas no eran nada cómodas porque teníamos mesa de pala», denuncia Claudia Barberá sobre el Gerald Brenan. «Era un fastidio porque si querías comer entre clase y clase no te daba tiempo», afirma Eduardo Requena. No obstante, los estudiantes están disfrutando poco de las instalaciones. La escasez de personal de conserjería obliga a tener abierto el edificio poco tiempo antes de la celebración de los exámenes. Por ello, los alumnos tienen que esperar en las escaleras de la entrada con los apuntes en las rodillas.
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