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Lorena Cádiz
Benalmádena
Sábado, 11 de noviembre 2023, 00:07
Este fin de semana los termómetros llegarán a marcar los 26 grados en Benalmádena. El cambio climático está ahí, pero la Costa del Sol siempre ... ha presumido de eso, de sol. Por eso resulta cuanto menos llamativo que la única pista de hielo que hay en toda Andalucía esté en Benalmádena. Y que la Federación Andaluza de Deportes de Invierno tenga a esta localidad costasoleña como referencia tras el cierre de la pista que había en Granada.
Fue en 2006 cuando al entonces alcalde Enrique Bolín, cuyas ideas, proyectos y obras están ya en el ADN de Benalmádena (para bien o para mal), se le ocurrió la idea de crear este tipo de infraestructura en la localidad. Se levantó entonces lo que vino a llamarse como el Club de Hielo, y que hoy se sigue conociendo así. Este Club de Hielo, que es además el Palacio Municipal de Deportes, en el que entre otras instalaciones, está la piscina climatizada, ha tenido sus más y sus menos a lo largo de estos años de historia. La pandemia fue el remate y durante los tres últimos años la pista de hielo de Benalmádena ha estado sin funcionar.
Este mes de noviembre ha reabierto y sus nuevos adjudicatarios tienen por delante el reto de conseguir que a lo largo de esta temporada (estará abierta hasta mayo) se convierta en un referente a la hora de practicar deportes como el hockey sobre hielo o el patinaje artístico (sobre los que hay poco o nulo conocimiento entre los jóvenes de la localidad). Pero también quieren que sea un lugar donde cualquier familia o grupo de amigos pueda ir a pasar la tarde o a celebrar su cumpleaños, y uno de los servicios que puedan contratar los turistas cuando compran su paquete de vacaciones en la Costa. En definitiva, que la pista de hielo esté 'viva' y forme parte del ritmo de la ciudad.
La previsión, según explica Enrique Cantillo, uno de los socios del Club de Hielo, es que cuando haya terminado la temporada hayan pasado por la pista 50.000 personas. Buena parte de ellos serán los alumnos de colegios e institutos de la localidad y de municipios cercanos, con los que se están cerrando acuerdos para que parte de sus horas deportivas las realicen aprendiendo a moverse sobre el hielo. «También estamos tratando de cerrar acuerdos con las ampas y con colectivos de finlandeses o suecos, que tienen mucha tradición en este tipo de actividades», explica Cantillo.
Ese volumen de visitas es necesario para hacer rentable una instalación que tiene muchas particularidades. Por ejemplo, la sala donde se ubica debe de estar siempre a 9 grados de temperatura. La piedra de hielo, sobre la que se patina o se practica cualquier otro deporte, tiene a su vez una temperatura estable de entre -9 y -10 grados. Ese hielo está situado sobre una losa que enfría la placa a través de unas tuberías a las que hay que inyectar un líquido que se llama glicol.
Además, cada día, una máquina alisadora, que tuvo que comprarse en Toulouse porque en España es muy difícil de encontrar, tiene que pasar sobre esa piedra hasta en tres momentos distintos de la jornada para que siempre esté lo más lisa posible y no haya riesgos.
«Es un espacio que requiere de mantenimiento, pero el coste va a depender de lo que se genere y tener una pista de hielo es algo que nos diferencia, somos los únicos de Andalucía», recuerda Cantillo.
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