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Moreno Peralta posa en la renovada plaza Costa del Sol, bajo su pérgola. Alberto Gómez
Salvador Moreno Peralta: «Había que erradicar la nostalgia para ver Torremolinos con lentes nuevas»

Salvador Moreno Peralta: «Había que erradicar la nostalgia para ver Torremolinos con lentes nuevas»

El arquitecto malagueño, encargado del diseño del nuevo centro peatonal, defiende «la diversidad» de una localidad «en la que siempre he confiado»

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Domingo, 6 de enero 2019, 00:44

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Salvador Moreno Peralta reconoce que siempre ha «confiado» en Torremolinos. Incluso cuando la localidad malagueña «fue relegada como la opción más barata por las agencias turísticas porque estaba destrozada». Habían pasado los años dorados de la antigua barriada, convertida durante el franquismo en una feliz excepción que permitía subirse a todos los trenes posibles, desde el estilo del relax (Hotel Pez Espada, Palacio de Congresos) hasta los apartamentos de corte y altura americanos (Playamar, La Nogalera), pasando por la arquitectura vernácula andaluza (Pueblo Blanco) y las viviendas adosadas: «Torremolinos siempre ha hecho lo que la demanda requería en cada caso, hasta que se saturó desde el punto de vista urbanístico pero también anímico». En ese «batiburrillo», sin embargo, Moreno Peralta siempre vio «una oportunidad enorme».

Convencido de que «la excelencia turística se basa en la diversidad» y de que los espacios monotemáticos no triunfan «salvo que ese monotema sea apabullante, como las cataratas del Niágara o la Torre de Pisa», el arquitecto malagueño no dejó de detectar en Torremolinos «esa potencialidad, a pesar del deterioro y la obsolescencia, porque hablamos de un lugar que está al lado del aeropuerto y tiene grandes playas, la mayor oferta hotelera de la Costa del Sol, la gastronomía de La Carihuela, zonas de ocio y espacios para el paseo». Ya señaló estas fortalezas en el Plan Future elaborado en 1994, que incluía medidas de regeneración que nunca llegaron a ponerse en marcha. Más de 20 años después, cuando el alcalde, José Ortiz, se puso en contacto con él para peatonalizar la plaza Costa del Sol y la avenida Palma de Mallorca, dos de las arterias del municipio, «me encontré con que todo aquello que habíamos planteado dos décadas atrás seguía siendo válido».

«El centro de Torremolinos era caótico. Y en urbanismo cuando encuentras una cacharrería tienes que meter un elefante»

Lo primero, pensó, era «erradicar el cáncer de la nostalgia» para ver Torremolinos «con lentes nuevas». Consciente de que el centro de esta localidad esconde una historia «desmadrada y magnífica» que todavía inspira el recuerdo de míticas salas de fiesta y noches vibrantes a varias generaciones, Moreno Peralta se enfrentaba «a una carcasa reconocible pero vacía que debíamos dotar de contenido». Así lo relata: «El centro de Torremolinos era caótico. Y en urbanismo, cuando te encuentras con algo tan impersonal y despiezado como una cacharrería, lo que debes hacer es meter un elefante. Porque inmediatamente pasará a ser la plaza, la calle o la avenida del Elefante». La nueva plaza acabaría contando con dos de estos elementos diferenciadores: uno por descubrir y otro por crear.

El 'elefante' que ya estaba allí, aunque olvidado y cubierto de polvo, era la casa de María Barrabino, un coqueto inmueble construido en el siglo XIX que permanecía en estado de deterioro por la dejación municipal y los actos vandálicos hasta que el Ayuntamiento lo adquirió en 2015 por algo más de un millón de euros. La vivienda, que actualmente está siendo rehabilitada, se sitúa en un lugar privilegiado: en la perspectiva final de la famosa calle San Miguel, la principal vía comercial de Torremolinos, aunque su vista queda enmarañada por cinco locales comerciales de los que cuatro están en precario. Los planes del Gobierno local pasan por negociar el traslado de estos establecimientos a una zona similar y derribar los edificios, de modo que la vivienda, reivindicada también por Torremolinos Chic, corone la renovada plaza Costa del Sol. Moreno Peralta ha proyectado una escalinata que une la vivienda con la plaza, donde también se instalará una escultura de Elena Laverón denominada 'Los oficios', recientemente comprada por el Consistorio. La actuación se completa con la colocación de una fuente histórica que, devuelta a su emplazamiento primitivo, refuerza el vínculo de Torremolinos con el agua como elemento central de su origen y desarrollo urbano, un detalle en el que ha insistido especialmente la Asociación de Comerciantes y Empresarios (ACET).

«Hay que regenerar los pasajes subterráneos, que en los 60 eran el colmo de la modernidad y ahora son el colmo de la sordidez»

La calle San Miguel desembocará así en la nueva plaza María Barrabino, que unirá la avenida Palma de Mallorca y la plaza Costa del Sol. Moreno Peralta advierte de la necesidad de tino político para dar un uso adecuado al inmueble ya municipal: «Hay que estar a la altura de las circunstancias y eso alude a la capacidad de gestión. Tenemos un gran edificio, pero ahora hay que dotarlo de buen contenido, como ha ocurrido en Málaga con el Palacio de la Aduana, sede del Museo de la ciudad, o el Palacio de Buenavista, que alberga el Museo Picasso. Lo más importante de La Térmica, por ejemplo, son el Museo Ruso y el Polo Digital. Para agilizar la rehabilitación de la casa de María Barrabino y la negociación con los locales comerciales de esa zona habría que saber qué contenido tendrá el edificio». El arquitecto malagueño considera necesario que Torremolinos «tenga una oferta complementaria a Málaga, y esa intuición la tuvo Ortiz cuando lo primero que hizo fue reunirse con Paco de la Torre, porque hay que superar el aldeanismo».

Enorme pérgola

El segundo 'elefante' del nuevo centro de Torremolinos es cosecha propia. Una enorme pérgola formada por arcos cóncavos y convexos cuyas formas recuerdan a las olas del mar aporta sombra de día y luz de noche. Diseñada por Moreno Peralta y construida por la empresa Santa & Cole en aluminio gratado, se trata del elemento más impactante de la plaza Costa del Sol, hasta el punto de que la escultura de Elena Laverón, que en principio iba a situarse frente a la casa de María Barrabino, será finalmente ubicada al inicio de la pérgola para propiciar que ambas obras aparezcan en las fotografías tomadas por vecinos y turistas: «El público legitima los espacios cuando los utiliza como quiere, no como pretendemos arquitectos y urbanistas. Eso debería bajarnos los humos, porque necesitamos estar atentos a esos usos para facilitarlos».

Preguntado si teme que el proyecto, aún con varios flecos por cerrar, sea objeto de venganza política en caso de que se produzca un cambio de gobierno en las próximas elecciones municipales, Moreno Peralta admite de «de la política me espero cualquier cosa, porque el éxito atribuido a un partido lamentablemente se entiende como la derrota de otro, y eso deja de lado el interés ciudadano». El arquitecto malagueño confía en que el Ayuntamiento de Torremolinos, que durante años desechó el consenso político para aplicar el rodillo partidista que ofrecían las mayorías absolutas, «funcione con unos mínimos pactos estables». Ahora espera que la revalorización de la zona, donde ya se han vendido cuatro edificios, suponga un embellecimiento de las fachadas y que el Consistorio active un plan de regeneración de los pasajes subterráneos, «que en los años 60 eran el colmo de la modernidad y ahora son el colmo de la sordidez».

El nuevo centro de Torremolinos será inaugurado de forma oficial en las próximas semanas. Y Moreno Peralta tiene claro el diagnóstico: «No había que resucitar a un muerto, sino dar vida a un paciente terminal».

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