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La policía la bautizó como 'operación Tetris' en honor al clásico videojuego –marcó la generación previa a las consolas, la de los salones recreativos– en el que había que encajar piezas que caían cada vez más rápido por la pantalla mientras iban cambiando de forma. La elección del nombre no pudo ser más acertada, porque los investigadores se enfrentaban a un auténtico rompecabezas: una maleta llena de huesos (había más de 20 piezas óseas, entre ellas cuatro fémures) pertenecientes a varias personas. La comisaría de Fuengirola abordó el caso como lo que aparentaba, un asesinato múltiple. Pero nada resultó ser lo que parecía...
Todo comenzó el pasado día 9, cuando un matrimonio que acababa de adquirir una vivienda en la localidad. Al hacer limpieza, encontraron una maleta en el trastero anejo. Cuando la abrieron, se toparon con los huesos, que estaban completamente limpios y envueltos en papel de periódico de una edición en inglés de 2013.
La pareja alertó a la Policía Nacional, que envió una patrulla al inmueble. Al observar que eran huesos humanos, el caso pasó a manos de los agentes del Grupo I de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la comisaría fuengiroleña, encargados de investigar, entre otros asuntos, las muertes violentas.
Los investigadores observaron que en el escenario del suceso, además de estar vacío y recién pintado, había un bote de lo que parecía ser disolvente, lo que les escamó aún más, dado que los huesos estaban muy limpios, sin zonas blandas que permitieran, al menos, tomar muestras de tejidos para extraer ADN. Los forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga solo pudieron concluir que las piezas óseas correspondían al menos a dos personas y que los fémures pertenecían, por su longitud, a un hombre y una mujer.
Los especialistas de UDEV I abrieron dos líneas de investigación antagónicas. La primera, un crimen con varias víctimas. La segunda, que iba cogiendo fuerza a cada paso que daban (el bote que parecía disolvente resultó ser líquido anticongelante de coche), un olvido de algún estudiante de Medicina. Así que empezaron por indagar en la lista de antiguos inquilinos y propietarios del piso.
El anterior dueño había tenido alquilado el piso a una familia belga entre 2006 y 2015, pero cuando se marcharon él limpió el inmueble y sólo encontró «unos cuadros viejos», que dejó en el trastero, pero no recordaba haber visto una maleta, según contó a los investigadores, que se centraron en los inquilinos posteriores a 2015. El siguiente fue un ciudadano sirio, al que también localizaron, pero que acabó descartado.
Al ver que las piezas de 'Tetris' no encajaban, los agentes decidieron desandar sus pasos. Encontraron la clave en la familia belga. Cuando la inquilina murió, su nieta, de 24 años, dejó el piso. Y además era estudiante de Medicina en la Universidad de Málaga. Los policías la localizaron y le tomaron declaración. Ella aportó los certificados del Parque Cementerio de Fuengirola, donde retiró los huesos, y la autorización del departamento de Anatomía y Embriología Humana de la Facultad. Reconoció la maleta y el olvido, que es donde acabará el caso, al no haber delito.
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