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Cada día miles de vehículos toman el desvío a Arroyo de la Miel desde la A-7, donde se originan retenciones de varios kilómetros. Ñito Salas

Las obras del acceso a Arroyo de la Miel siguen sin fecha de conclusión un año después de su inicio

Los trabajos apenas han avanzado pese a que las retenciones diarias convierten el kilómetro 222 en uno de los peores puntos negros de la Costa

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Lunes, 24 de septiembre 2018, 00:40

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Como un ritual temerario, la escena se repite varias veces cada día: el acceso a Arroyo de la Miel desde la A-7, en el kilómetro 222, queda colapsado. Las retenciones provocan que los conductores que quieren tomar la salida invadan el arcén mientras a su izquierda, sin posibilidad de respetar la distancia mínima de seguridad, el resto de vehículos pasa a velocidades propias de una autovía. Para atajar el problema, tras años de compromisos incumplidos, el Gobierno central colocó en julio de 2017 la primera piedra del nuevo acceso. Más de 14 meses después, sin embargo, las obras apenas han avanzado y siguen sin fecha de conclusión mientras PSOE y PP utilizan el proyecto como arma arrojadiza.

Los trabajos fueron anunciados en 2015, año electoral, con un presupuesto «de entre 15 y 19 millones de euros» que finalmente quedó reducido a 10,1 millones. El proyecto tenía un plazo inicial de ejecución de obras superior a los 50 meses, aunque el exministro de Fomento, Íñigo de la Serna, aseguró durante el acto de colocación de la primera piedra que ese plazo hacía referencia únicamente a la financiación, recogida de forma plurianual en los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Los trabajos, según los cálculos de De la Serna, se prolongarían durante cerca de dos años, de modo que deberían estar listos en 2019. Pero nada más lejos de la realidad.

Las obras no han seguido los planes previstos y, hasta enero de este año, el Ejecutivo central únicamente había destinado al proyecto 316.323 euros de los más de diez millones comprometidos, según la respuesta de la Mesa del Congreso a una pregunta del diputado socialista Miguel Ángel Heredia. El PSOE llamó entonces «a la movilización» para reclamar que se agilizaran los trabajos y se redujera el plazo que figura en el proyecto. La escasa inversión realizada por Fomento provocó que la empresa adjudicataria de las obras apenas avanzara y dio munición política al alcalde de Benalmádena, Víctor Navas (PSOE), que convirtió estos retrasos en uno de sus principales argumentos contra el PP.

PP y PSOE llevan años utilizando el proyecto como arma arrojadiza en función de quién gobierne

Tras la moción de censura que invistió presidente a Pedro Sánchez, ambas formaciones invirtieron los papeles desempeñados hasta entonces. El PSOE evitó denunciar la inacción de las máquinas pese a que han estado prácticamente paralizadas durante todo el verano y el PP vio la oportunidad de devolver los golpes recibidos. El presidente popular en la provincia, Elías Bendodo, exigió la semana pasada al PSOE que retomase y priorizase las obras y acusó al Gobierno central de ser «incapaz de continuar con los trabajos iniciados» por el equipo de Mariano Rajoy. El PSOE respondió con el compromiso de acortar el plazo de las obras, aunque aún no ha dado una fecha definitiva para poner fin a uno de los peores puntos negros de la Costa del Sol. Navas, que meses atrás había exigido al PP terminar las obras en un tiempo máximo de 18 meses, asegura que se reunirá con representantes del Ministerio de Fomento para acortar los plazos hasta 24 meses a contar desde ahora, de modo que en el mejor de los casos las máquinas seguirán trabajando en la remodelación del acceso a Arroyo de la Miel hasta finales de 2020.

El proyecto recoge la construcción de una glorieta de grandes dimensiones, similar a la de Plaza Mayor, y de un acceso independiente con dos carriles, y abarca 2,3 kilómetros de los términos municipales de Torremolinos y Benalmádena, aunque tiene como finalidad resolver los problemas de tráfico originados cada día en el principal acceso a esta última localidad, una salida que toman unos 15.000 vehículos cada día. El propio De la Serna llegó a asegurar que no se trata de una actuación especialmente compleja, algo que acentúa la sorpresa ante los continuos problemas con los que topa el proyecto.

La Dirección General de Tráfico (DGT) advierte a diario sobre las retenciones, por lo general de nivel amarillo, que se generan en este punto kilométrico, especialmente en las horas punta. El pasado jueves, como ejemplo, llegó a lanzar hasta cuatro avisos: dos entre las nueve y las diez de la mañana, otro rozando las dos de la tarde y el último pasadas las seis de la tarde. La partida económica liberada en los presupuestos de este año para el proyecto asciende a tres millones, algo que debería desbloquear la primera parte de los trabajos, que contempla la apertura de dos accesos provisionales situados a la altura de las dos gasolineras que hay antes de la entrada y después de la salida.

Ferrovial, adjudicataria de las obras, también implantará carriles adicionales de trenzado en ambas calzadas, pasando de tres a cuatro carriles en el tramo comprendido entre el acceso y los puntos kilométricos 223 y 224. Al coste de los trabajos hay que sumar el pago de expropiaciones y las asistencias técnicas para redactar el proyecto y controlar y vigilar las obras, de modo que la inversión total supera los 11 millones de euros. Un año después del comienzo de los trabajos, sin embargo, nadie sabe cuándo finalizará la remodelación que debería acabar con las largas caravanas que se originan en el temido kilómetro 222, donde cada día tienen lugar situaciones de riesgo.

Un freno al desarrollo del cuarto destino andaluz con más pernoctaciones

Las retenciones diarias originadas en el kilómetro 222 suponen un lastre para el desarrollo de Benalmádena, que en julio, según la última Encuesta de Ocupación, fue el cuarto destino andaluz con más pernoctaciones hoteleras (387.251), solo por detrás de Torremolinos (623.538), Roquetas de Mar (467.341) y Sevilla (427.975) y por delante de municipios como Marbella (365.983). Estos datos no incluyen las pernoctaciones registradas en apartamentos turísticos. Benalmádena, con tres núcleos urbanos (Costa, Pueblo y Arroyo de la Miel), recibe cada año a más de medio millón de turistas que superan los tres millones de pernoctaciones.

El tiempo de espera para acceder a Arroyo de la Miel desde la A-7 supera a menudo los 20 minutos. Otro de los problemas reside en que algunos conductores no respetan la cola y tratan de tomar el desvío desde el carril derecho en el último momento, reduciendo la velocidad y disparando el riesgo de accidentes. Las retenciones en este tramo de la A-7, construido en 1991, se producen desde hace más de dos décadas, coincidiendo con el desarrollo de Benalmádena. La situación ha provocado que cientos de conductores opten por acceder a Benalmádena por la N-340, aunque también en esta carretera suelen originarse caravanas, especialmente en verano.

El proyecto, objeto de varios compromisos políticos incumplidos, comenzó a desbloquearse en 2014. La entonces alcaldesa, Paloma García Gálvez (PP), instaló meses después unas polémicas vallas, pagadas por el Ayuntamiento, donde podía leerse: «Salimos del atasco. La alcaldesa consigue dos millones de euros para mejorar el acceso a Benalmádena». La Junta Electoral exigió la retirada de estos carteles. Hay atasco para rato.

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