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La plaza programa conciertos, desfiles y degustaciones gastronómicas para congregar cada fin de semana a miles de personas. Alberto Gómez
La Nogalera se reinventa

La Nogalera se reinventa

Entre las quejas vecinales por ruido y el espejo de un pasado subversivo, la plaza más famosa de Torremolinos celebra una inesperada segunda juventud

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Jueves, 3 de agosto 2017, 00:29

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En pleno centro de Torremolinos, La Nogalera encierra una historia repleta de vaivenes. Fue construida en los años sesenta por Antonio Lamela, autor de las Torres de Colón, el estadio Santiago Bernabéu o el aeropuerto de Barajas, sobre un solar de más de 23.000 metros cuadrados. Se trata de uno de los primeros complejos turísticos y de ocio de la Costa del Sol, un hito arquitectónico que reparte sus apartamentos en seis edificios rodeados de galerías comerciales y terrazas. Antes de la llegada del cemento había casas de campo, acequias y huertos, como recuerda Rafael de la Fuente, referente del sector turístico y exdirector de La Cónsula y La Fonda: «Luego Torremolinos se convirtió en uno de los grandes destinos europeos, un sitio muy libre».

Por la zona abrieron restaurantes como ‘El caballo vasco’, ‘El Igueldo’, ‘Estocolmo’, ‘La rueda’ o ‘Cosa Nostra’, propiedad del actor italiano Massimo Serato. También la crepería ‘La vaca sentada’, el bar ‘Elle et lui’ y la ‘Librería Internacional’ se convirtieron en obligados lugares de peregrinaje para miles de residentes y turistas. El ‘King’s Club’, propiedad del príncipe Alfonso de Hohenlohe y amenizado con dos orquestas y un cuadro flamenco, popularizó los bailes de tarde. Años después abriría ‘Mi ranchito’, que programaba conciertos en directo. De la Fuente guarda un recuerdo especial de la librería: «Estaba regentada por una mujer francesa. Había títulos prohibidos en España y en otros países, y también libros extranjeros que llegaban a Torremolinos solo unos meses después de ser editados. Eran tesoros».

El conjunto construido por Lamela ya sirvió como laboratorio de libertades en pleno franquismo, antes de convertirse en referente LGTBI

Lujo y aperturismo

La Nogalera se convirtió entonces en sinónimo de lujo y aperturismo, un delicioso laboratorio donde testar la importación de negocios que funcionaban desde hacía años en las grandes ciudades europeas pero cuya viabilidad en España, aún bajo el yugo franquista, resultaba una incógnita. El poeta cordobés Pablo García Baena inauguró su tienda de antigüedades en el local número 409. También el escritor y coleccionista húngaro Andrés Laszlo probó suerte con la venta de obras de arte en uno de estos locales. La pastelería belga ‘Reine Astrid’ y el salón suizo ‘Bagatelle’, donde por primera vez en la Costa del Sol se ofrecían pastas y té, endulzaban un enclave caracterizado por su exquisita oferta gastronómica.

Antonio Lamela, arquitecto de La Nogalera, con la Reina Sofía.
Antonio Lamela, arquitecto de La Nogalera, con la Reina Sofía. EFE

Torremolinos Chic, el proyecto de José Luis Cabrera y Lutz Petry que desempolva el pasado del entonces barrio malagueño, reconocido como municipio a finales de los ochenta, recuerda que entre los residentes de La Nogalera figuraban el escritor Edgar Neville, el ministro León Herrera, el falsificador de obras de arte Elmyr de Hory, el magnate del acero José María Aristrain, el letrista Rafael de León o la presentadora de televisión Marisol González. Luego sobrevinieron la espantada comercial y la decadencia. «Llegó la masificación, comenzaron a hacer edificios monstruosos en rincones mágicos y el turismo de calidad se marchó a Marbella», resume De la Fuente.

Reinventada desde hace lustros como referente nacional del colectivo LGTBI, La Nogalera concentra decenas de bares de ambiente. En 2015 saldó una de sus grandes cuentas pendientes con la conquista de su propia plaza, que hasta entonces recibía el nombre oficial de Jesús Santos Rein pese a que popularmente siempre ha sido conocida como plaza de La Nogalera. El pleno del Ayuntamiento aprobó el cambio de denominación para acabar con esta desconexión en uno de los actos más simbólicos de los últimos años en Torremolinos. Desde entonces, el municipio programa en su plaza más famosa conciertos, eventos gastronómicos, talleres infantiles, pasarelas de moda y el ya tradicional Orgullo LGTBI.

Entre la remota esperanza de recuperar parte de su esplendor y las quejas vecinales por ruido, La Nogalera vuelve a recibir cada fin de semana a miles de personas en una merecida segunda juventud.

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