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Alberto Gómez
Lunes, 16 de febrero 2015, 01:02
Un inocente regalo de cumpleaños marcó su futuro. Pocos meses después de recibir su primer set de palos de golf de manos de su padre, Julián Romaguera, ya competía cada sábado con otros niños en una escuela cercana a su casa, en Torremolinos. Tenía once años. «Creo que cualquier persona que pasara algo de tiempo conmigo en aquella época hubiera podido decir fácilmente que acabaría dedicándome a este deporte», asegura. No se hubieran equivocado. Cuando cumplió la mayoría de edad, Julián fue becado por la Universidad Internacional Webber, en Florida, para formar parte de su equipo de golf. Allí cursó Administración y Dirección de Empresas y comenzó su particular vuelta al mundo en busca de un empleo a su medida. Tras recorrer cinco países de tres continentes, en la actualidad trabaja como director de Riviera Maya Golf Club, campo propiedad del resort Bahía Príncipe, en México.
Su paso por ciudades eminentemente turísticas, como Orlando, Phuket, Siem Reap o la propia Torremolinos, ha facilitado su adaptación: «Es complicado trabajar en un lugar al que todo el mundo viene de vacaciones, pero estoy acostumbrado». Romaguera, de 28 años, sostiene que lo mejor de vivir en el Caribe mexicano «es el clima, las playas, la comida y la gente». El reverso de la moneda es la corrupción, convertida en uno de los principales componentes de la crisis política y social que azota el país. «Es lo peor de vivir aquí», sentencia. Su rutina pasa por inspecciones en campo, relaciones comerciales, implementación de nuevos procedimientos, gestión de equipos y al menos un viaje al mes para abrir oportunidades de negocio en las diferentes ferias del sector que se celebran por todo el mundo: «Es justo el tipo de proyecto que buscaba».
Aunque la crisis no fue el detonante de su marcha, Julián admite haber encontrado más oportunidades en el extranjero. «Me considero una persona pragmática y decidí salir a buscar soluciones propias a mi futuro en lugar de esperar a que los políticos se pusieran de acuerdo. Desafortunadamente, mi trabajo está más valorado fuera que dentro de mi país. Hay muchas empresas internacionales que se están beneficiando de la fuga de talentos de España», explica. Antes de ir a parar a México, Julián pasó por Singapur «es un país moderno y cosmopolita del que podríamos aprender mucho, entre otras cosas su limpieza y seguridad», Tailandia «un lugar altamente recomendable para visitar» y Camboya «ha sido la experiencia más enriquecedora y también la más dura».
Aunque la diferencia horaria agudiza la nostalgia por la familia y los amigos, en los planes de este incansable viajero torremolinense aún no se encuentra el regreso a Málaga: «Estoy centrado en mi proyecto con Bahía Príncipe y, de momento, solo volveré a España de vacaciones». Ocupa su tiempo de ocio con la larga lista de actividades turísticas que ofrece Riviera Maya, como bucear, nadar con delfines y tiburones ballena o tumbarse al sol en algunas de las playas paradisíacas de este destino, uno de los más visitados del planeta. Y jugando al golf, la pasión que ha convertido en su modo de vida. Para su práctica en la Costa del Sol, Romaguera barre hacia casa y recomienda el campo de la escuela municipal de Torremolinos, que lleva el nombre de Miguel Ángel Jiménez, con quien ha jugado en alguna ocasión.
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