?

LOVE

Móvil vs. familia, ¿el equilibrio es imposible?

¿Sois presas del phubbing? Así se llama al acto de ignorar a la persona que tienes al lado por mirar el móvil. ¿Te suena?

Ana López-Varela

Compartir

Recuerdas esa frustración al intentar captar la atención de tu hijo mientras no despega los ojos de la pantalla de su teléfono? ¿Sabes el tiempo que ha estado esperándote la pequeña para revisar su tarea mientras acababas tu conversación de Whatssapp? El phubbing –resultado de la contracción de las palabras inglesas phone (teléfono) y snubbing (desairar)– no es algo ajeno a nuestras vidas. De hecho, la mayoría lo sufrimos o incurrimos en él, a veces sin ser conscientes y, probablemente, a diario. Así, este término, que en castellano se ha traducido como ningunfoneo, se utiliza para referirse al acto de ignorar a la persona con la que estamos como consecuencia de la utilización del teléfono móvil.

Una práctica cada vez más corriente, tanto en jóvenes como en adultos, que afecta directamente a la convivencia en el hogar. Da igual la razón: comprobar el último mensaje entrante, revisar las notificaciones de Twitter, pinchar el link de un interesante artículo que nos han enviado, jugar online, comprobar el mail del trabajo, subir a Instagram una fotografía de la cena, organizar esa reunión de amigos con agendas imposibles… Es cierto que los avances tecnológicos facilitan nuestra vida diaria, pero hay que insistir en la manera en que pueden dificultar nuestras relaciones personales. Según un estudio realizado por la Universidad de Baylor (Texas, Estados Unidos), de los 463 encuestados el 46,3% aseguró sufrir phubbing en su entorno familiar, un 36,6% afirmó haber experimentado cierto grado de depresión por ello y un 17,4% reconoció que dicho hábito era motivo habitual de conflicto con su pareja.

Ignorar repetidamente a otras personas por estar pendientes del móvil provoca que los demás, de forma intencionada o no, devuelvan esta acción social.

Para afrontar este problema de interacción resulta fundamental entender por qué se produce. En el caso de los adultos, parece que lo que más pesa es el miedo a quedarse descolgado. Según un trabajo realizado en 2016 por dos investigadores de la Universidad de Kent (Reino Unido), Varoth Chotpitayasunondh y Karen Douglas, la preocupación de «quedarse descolgado de los eventos, sucesos y conversaciones que están teniendo lugar en el círculo social” alimenta este uso problemático del teléfono móvil. Pero, ¿acaso es más importante mantener el ritmo social que ofrecer un tiempo de calidad a nuestra familia? Todos sabemos que la respuesta a esta pregunta es negativa, sin embargo el phubbing, según explican dichos autores, se ha convertido en algo habitual y aceptado por lo que en psicología social se conoce como concepto de reciprocidad. Resumiendo: ignorar repetidamente a otras personas por estar pendientes del móvil provoca que los demás, de forma intencionada o no, devuelvan esta acción social.

Según explican en la web Por un uso Love de la tecnología, a través de la cual Orange busca concienciar a niños y mayores sobre la importancia del uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías así como de los abusos que se pueden hacer de ellas, el phubbing puede llegar por distintos motivos. En el caso de los más pequeños hay tres razones fundamentales: imitación, timidez y adicción. 

El phubbing no es algo ajeno a nuestras vidas. La mayoría lo sufrimos o incurrimos en él a diario y muchas veces sin ser conscientes

En primer lugar, el ningunfoneo se da por imitación. Según los expertos, algunos adolescentes mantienen esta mala práctica simplemente porque la ven en los demás. Ya sea porque lo copian de las rutinas de sus padres o porque todos sus amigos se entretienen con el móvil incluso cuando están en grupo, por lo que parece difícil pedirles que se comporten de otra manera. La vergüenza es otro factor determinante entre los más jóvenes. Esconderse tras la pantalla del teléfono es una práctica muy socorrida para adolescentes a los que les cuesta relacionarse de forma satisfactoria con los demás. 

Además, esta nociva conducta puede ser reflejo de un problema de dependencia de la tecnología o adicción a las redes sociales. No hay que olvidar que, según datos del decimonoveno informe La Sociedad Digital en España 2018, el 98% de los jóvenes españoles entre 14 y 24 años utiliza únicamente servicios de mensajería instantánea para comunicarse, reduciendo hasta al 24% las llamadas. De hecho, el uso de estas aplicaciones supera al de la comunicación en persona, que se reduce hasta el 86,60%.

¿Cómo minimizar los efectos del 'phubbing' en nuestros hijos?

1. Lo primero, y más importante, es ser un buen ejemplo para nuestros hijos haciendo gala de un uso moderado de nuestro smartphone. Si nosotros no aprendemos a desconectar del teléfono, ellos tampoco lo harán. Además, resulta muy interesante acostumbrar a los menores a hablar de sus emociones y a resolver los conflictos cara a cara. Es necesario que observen, al menos en el núcleo familiar, que hay otras formas de comunicación más efectivas.

2. Para reconducir el mal hábito del phubbing, es necesario establecer normas claras para que los menores sepan dónde y cuándo pueden utilizar la tecnología. Además, deberíamos vetar la presencia del móvil durante las actividades que se desarrollen en familia.

3. Otra forma de conseguir que no presten tanta atención a su teléfono es pedirles que desactiven las notificaciones de sus aplicaciones más habituales, al menos mientras estén realizando tareas, como pueden ser las escolares o las de casa, o simplemente disfrutando de su tiempo de ocio.

4. Es recomendable prestar especial atención a que se cumpla con las horas de sueño. Fijar con ellos franjas horarias para saber cuándo han de dejar el teléfono es una fórmula eficaz para modificar sus rutinas. Y, a la hora de dormir, no hablamos sólo de silenciarlo sino de apagarlo totalmente.

5. También es aconsejable procurar que los menores desarrollen formas de ocio libres de tecnología: deportes, actividades al aire libre o que impliquen el contacto directo y presencial con sus iguales. Hemos de transmitirles que un uso desmesurado del teléfono puede repercutir directamente en su capacidad de atención y concentración y provocar un aumento de sensaciones como la ansiedad, la soledad e incluso la depresión.

Compartir

Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Love Orange. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.