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¿Qué ocurre cuando tu hijo encuentra porno en la red?

El impacto de la pornografía sobre los adolescentes en internet descontextualiza su visión de la sexualidad, simplifica las relaciones sexuales y puede incluso normalizar con prácticas de riesgo o el empleo de la violencia

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Sus dibujos favoritos, tutoriales de manualidades, videoclips… Cuando tu hijo coge el ordenador, la tableta o el móvil, ya sea un dispositivo de uso familiar o propio, suyos o de uso familiar, estas son sus consultas más habituales. El problema es que muchas veces y sin querer se topa también con otras páginas o contenidos no aptos para menores. El porno inunda internet: se calcula que el 10% del contenido de online es pornográfico y la red lo hace mucho más accesible para los niños. De hecho, el 10% de los consumidores de porno online son menores de 10 años, según el estudio BitDefender.

Culture Reframed, una organización que denuncia los efectos perjudiciales de la pornografía en una sociedad cada vez más hipersexualizada, afirma que la edad media en la que los jóvenes ven vídeos pornográficos por primera vez se acerca ya a los 11 años. De ahí que su directora, Gail Dines, profesora de Sociología y autora del libro Pornland: How Porn has Hijacked our Sexuality, denuncie que la pornografía se ha convertido en una crisis de salud pública en la era digital. Dines argumenta que las webs de porno reciben más visitas al mes que plataformas tan famosas como Netflix, Amazon o Twitter juntas. Y lo más preocupante es que los estudios revelan que “cuantos más jóvenes son los chicos con acceso a pornografía, menos capacidad de empatía tienen con las mujeres y más probable es que se conviertan en agresores sexuales”, subraya la profesora.

Esos contenidos pornográficos transmiten a los niños estereotipos de una sexualidad machista, que cosifica a la mujer y presenta al hombre como un playboy descontrolado, e incluso violento. Por ello, es especialmente preocupante el acceso temprano a ellos, ya que los niños y adolescentes aún están formándose y son especialmente influenciables. “Cuando les dices a los padres que sus hijos, con 9 o 10 años, ven pornografía, no se lo creen. La pornografía ha existido siempre. Internet y los móviles simplemente la han hecho más accesible. Una de las consecuencias es que interiorizan como normales los modelos eróticos del porno, que no son para nada lo habitual. El porno está lleno de clichés, suele ser muy agresivo y muy machista, no expresa afectividad entre las personas… Los niños pueden entender que eso es lo normal”, concluye Daniel Santacruz, psicólogo y sexólogo de la Clínica Terapia y Más.

Concepción del sexo sesgada y machista

Uno de cada cuatro menores ha encontrado alguna vez porno ilegal en internet, como apunta un estudio publicado en la International Journal of Developmental and Educational Psychology. Otro realizado en la Universidad Jaume I agrega que un 54% de los menores de entre 15 y 16 años se ha topado con porno online de forma involuntaria en varias ocasiones. La sorpresa (en el 51,7% de los casos), el asco (41,7%) y el estado de shock (23,3%) son las reacciones más extendidas ante esta exposición a contenido adulto, si bien un 17% ha llegado a sentir también repulsión por todo lo relativo al sexo y un 8,7% ha manifestado incluso dificultades para conciliar el sueño.

Estas son las consecuencias más inmediatas, pero no las únicas. Como recoge el Estudio de la nueva pornografía y relación sexual en jóvenes, publicado en la revista de ciencias sociales Anduli, de la Universidad de Sevilla, la pornografía en internet no solo contribuye a sexualizar más si cabe nuestra sociedad sino que además puede influir negativamente en las actitudes, los valores morales y la actividad sexual de la juventud.

En gran parte del contenido pornográfico se muestran relaciones de sometimiento y se omiten los factores emocional y afectivo. La imagen del sexo a la que acceden los menores en estos contenidos está sesgada, cosifica a la mujer e incluso se muestran como normales patrones violentos y agresivos. En definitiva, se presenta una foto poco realista de la sexualidad sin mostrar sus consecuencias negativas. Ello implica que se generen en los jóvenes percepciones distorsionadas del sexo y, en el peor de los casos, se promueva la aceptación de actitudes nada igualitarias, agresivas e incluso delictivas.

Para empezar, el impacto de la pornografía sobre los adolescentes en internet descontextualiza su visión de la sexualidad, impone la inmediatez y simplificación de las relaciones sexuales e incluso puede familiarizarles y normalizar las prácticas de riesgo o el empleo de la violencia en las relaciones sexuales. Se promueven clichés machistas que presentan a las mujeres sometidas, sin tener en cuenta su deseo y como agentes pasivos que disfrutan con el sufrimiento. Además, el porno online es la puerta de acceso a contenidos ilegales y a parafilias, tales como la pedofilia, o a prácticas  de riesgo -especialmente para los menores-, como quedar con desconocidos o facilitar datos personales a un extraño. E incluso puede llegar a provocar adicción al porno y al cibersexo.

El estudio Jóvenes y sexo en la red. Reacción ante la exposición involuntaria a material sexual, publicado por la Universidad Jaume I, indica que el 85% de los jóvenes evaluados afirmaron haber sido expuestos involuntariamente, cuanto menos en alguna ocasión, a material sexual en internet. A largo plazo es habitual que esto produzca síntomas de evitación o embotamiento emocional (77,3% de los casos) o reacciones sexuales anómalas (75,3%), incluyendo entre ellas atracción hacia objetos o situaciones poco habituales (35,8%) o reducción del deseo sexual (18,9%). También es frecuente  que los jóvenes experimenten señales de aumento de la activación fisiológica (71,7 %), como sentirse en alerta (23,9 %) o sobresaltarse con facilidad (17,4 %).

Todos estos riesgos se pueden y deben atajar con educación y mucha comunicación con los menores, como así se pone de relieve en la web Por un uso Love de la Tecnología, puesta en marcha por Orange para concienciar a padres e hijos sobre un uso responsable de las nuevas tecnologías y los peligros que conlleva una mala utilización de las mismas. «Cuando le damos un móvil [a nuestros hijos] es importante que tengan información de cómo hay que usarlo y, entre esas cosas, de que pueden aparecer este tipo de contenidos pornográficos», explica el psicólogo Daniel Santacruz, quien además recomienda que aprovechemos estas situaciones, si se producen, para hablar con nuestros hijos y fomentar en ellos una sexualidad sana, igualitaria y segura. “No dejes que la primera fuente de educación sexual de tu hijo sea el porno. Tienes que ser tú”, agrega.

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Contenido de Content Factory para LOVE ORANGE. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.