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El director mexicano Guillermo del Toro.

Guillermo del Toro: «Somos incapaces de distinguir la verdad de la mentira»

El director mexicano firma un remake de 'El callejón de las almas perdidas' protagonizado por Bradley Cooper y Cate Blanchett

María estévez

Los Ángeles

Miércoles, 19 de enero 2022

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En 'El callejón de las almas perdidas' de Guillermo del Toro (Guadalajara, México, 1964) habitan arquetipos ambulantes parecidos a los que pueblan cada una de nuestras calles y avenidas. Su último filme, un neo-noir inquietante, adapta al cine la novela de William Lindsay Gresham que Edmund Goulding ya dirigió en 1947 con Tyrone Power y Joan Blondell. El protagonista es Stanton, un hombre alegórico sobre las bestias que llevamos dentro en esta sociedad plagada por la ansiedad y el desencanto, que se presenta a sí mismo como alguien capaz, confiable y honesto. Del Toro ahonda en ese aspecto del cine negro que reflexiona sobre la época en la que se concibe; no son los años 40 lo que tenemos ante nosotros, sino el milenio enmascarado en otra época. El mexicano homenajea el cine clásico con un variado grupo de personajes encabezados por Stan Carlile, encarnado brillantemente por Bradley Cooper, que se asocia con una psiquiatra (Cate Blanchett) para hacerse rico. El reparto también incluye a Willem Dafoe, Toni Collette, Richard Jenkins, Rooney Mara y Ron Perlman. Del Toro y su mujer, Kim Hunter, adaptaron la novela homónima de Gresham creando un escenario palpitante con carnavales, actuaciones de mentalistas, magia y lecturas espirituales falsas que son el telón de fondo para que el cineasta exhiba el amor que siente por este medio.

-Es un variado grupo de arquetipos los que presenta en la película.

-Sin duda, esa fue una de las claves del guion. Cada personaje tiene algo de mí, pero cada uno de ellos significa algo diferente. Vivimos en un momento social muy comprometido, hemos llegado a un punto en que no sabemos discernir lo que es verdad de lo que es mentira, y lo que es peor, no sabemos lo que es real. Sin embargo, no importa tanto en lo que creamos sino que encontremos la compasión dentro de nosotros. Por eso hay un abanico de arquetipos, para que veamos que todos podemos ser un personaje diferente dependiendo del momento en el que estemos en nuestras vidas.

Vídeo. Tráiler de 'El callejón de las almas perdidas'.

-¿Hay también una crítica a la fama?

-Stan es un hombre insaciable, cuando consigue lo que quiere se aburre. Se vuelve infeliz, hay un vacío dentro de él que no puede llenar. Eso ocurre hoy en día, vivimos con tanta ansiedad deseando algo que no tenemos, que somos incapaces de disfrutar lo que conseguimos. Creo que es importante apartar la urgencia y aprender a calmarnos para poder vernos. Hay que apaciguar a esa bestia que es la ansiedad. Y sí, desde mi perspectiva, es una reflexión contra la búsqueda de esa fama fácil y vacía.

-¿Cuándo decidió que quería hacer una película dentro del genero negro?

-Desde niño. En mi infancia, cuando escuchaba la música de la lluvia en mi habitación, solo me interesaban el terror, la fantasía y el noir. Veía películas en México sobre policías corruptos, leía autores como Jason King, de quien me enamoré. También me gustaban las historias de detectives con máscara negra. Luego, me enamoré del neo noir que comenzó en Europa con italianos como Máximo Carloto, que me fascinaba. El horror es un género que desgarra la vida de la pretensión de normalidad y expone preguntas cotidianas, en ese sentido este filme es una parábola muy poderosa. El cine negro te permite reflexionar sobre la época en que se hicieron las películas. En la película de Robert Mitchum de la Segunda Guerra Mundial, percibes la ansiedad de la época, igual que las películas posteriores a Vietnam reflejan esos tiempos; pensé que este era un género muy sensible a lo que está sucediendo hoy en el mundo.

-En su filme cuestiona el éxito, el poder del dinero.

-He tratado de ser cauteloso, ya que estas son preguntas muy reales para mí como narrador. Intento encontrar mi camino, sin embargo, la noción de éxito me parece increíblemente tortuosa y yo mismo la he padecido en mi propia vida. Lo he dicho muchas veces, el éxito te jode en tus propios términos. Te atrapa y, si no expresas quién eres, te destruye. A mi me costó tiempo entenderlo.

Una imagen de 'El callejón de las almas perdidas'.
Una imagen de 'El callejón de las almas perdidas'.

-¿Tiene algo en común con Stan?

-En algunos momentos, sí. La película refleja un personaje que siempre está dos pasos por delante de perder todo. Es un hombre que nunca dice la verdad, su andadura está hecha de mentiras, no le importa la verdad y siempre está en peligro porque es un fraude. Hagas lo que hagas en la vida, necesitas ser auténtico y honesto, no pensar solo en uno mismo o en tu carrera, y ser fiel a lo que haces. Soy un narrador de historias y todas las preguntas que se plantea Stan me las he planteado yo antes. Tengo un poco de todos los personajes de esta película porque necesitaba entenderlos.

-¿La magia es la fantasía de su película?

-La película está construida sobre la idea de que las personas se encuentren a sí mismas en un momento de revelación, pero la belleza de cada uno de esos descubrimientos es parte de la magia. Soy un mago terrible entregado al estudio de la magia. La magia dice que la audiencia no puede ser engañada por mucho que quiera ser engañada. Cada personaje de esta película está creado para su propio final dentro de la historia, para ese momento de magia.

-¿Por qué ha construido personajes femeninos tan fuertes?

-Para nosotros era muy importante tener simetría entre las tres mujeres y los tres padres que adopta Stan. Las tres mujeres principales son el motor de la película, arquetipos reales que sobreviven a Stan y no se ven condenadas por relacionarse con él. Queríamos que fueran humanas, sabias, porque solo ellas adivinan a Stan.

Guillermo del Toro en el rodaje de 'El callejón de las almas perdidas'.
Guillermo del Toro en el rodaje de 'El callejón de las almas perdidas'.

-Cuenta para su película con muchas estrellas, pero hay dos, Cate Blanchet y Bradley Cooper, que destacan por encima del resto.

-Bradley parece una estrella de cine de los años 30 y 40. Proyecta un carisma increíble y, aunque no le conocía antes de rodar, me pareció el actor perfecto para encarnar la ambigüedad del personaje. Reconozco que admiro la inteligencia, una inteligencia contenida. Y creo que Cate es uno de los seres humanos más inteligentes que he conocido en mi vida. Ella nunca había hecho un papel como este, pero estoy convencido de que nació para interpretar este papel. Lo mismo diría de Bradley, su gravedad conmueve al público.

-Sin duda hay un eco entre la desconexión del personaje principal con el resto de la sociedad, con lo que sucede hoy en día.

-Es cierto. La urgencia con la que vivimos la he intentado mostrar en la actitud de Stan de sentirse capaz de manipular a todo el mundo. Creo que el momento crucial en el que estamos como sociedad, a un nivel básico, nos hacen creernos mentiras por la ilusión de creerlas. Nos hemos contagiado de ansiedad porque no somos capaces de sentir compasión. Somos incapaces de hacer esa distinción esencial de que es verdad y que es mentira. En la película hay una verdad narrativa, y una mentira narrativa de la realidad, y eso es muy importante. El personaje tiene un final feliz en mitad de la película; él se va del carnaval y lo tiene todo. Dos años después es infeliz, siente ese vacío que le consume y necesita más y más. Stan quiere que lo vean, en su ansiedad por recibir atención el personaje refleja la sociedad actual.

-¿Aprende algo nuevo con cada película que rueda?

-Cada vez que aprendo algo nuevo es un regalo del cielo, porque lo peor que puedes hacer es dejar de aprender. Tengo 57 años y me sigue gustando aprender.

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