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Un fotograma de Girls with Balls'.
¿Chicas con pelotas?

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Torpe y falto de ideas, 'Girls with Balls' huele a explotaition de la típica comedia americana, apuntándose a la tendencia a reflejar personajes femeninos fuertes sin entender de qué va la fiesta

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Miércoles, 31 de julio 2019

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A New Horror-Comedy, señalan desde Netflix a la hora de publicitar 'Girls with Balls', quizás con la intención de repetir el fenómeno sorprendente ocurrido con 'La perfección', la delirante película de terror más comentada de los últimos tiempos por el usuario medio tras encontrársela sin avisar en el menú de la popular plataforma en streaming. La etiqueta no le viene igual a este reciente lanzamiento de la Coca-Cola del entretenimiento online, torpe y falto de ideas, cuyo estreno la pasada semana coincidía en el tiempo con el de otra película, 'El hijo' -no confundir con la historia del niño perverso con poderes apadrinada por James Gunn programada en el circuito de exhibición convencional hace nada-, confirmando que la política de Netflix a la hora de ofrecer material al personal es absolutamente caótica. Las dos propuestas, unidas en el espacio-tiempo para el deleite del espectador multipantalla, tiran por tierra lo que pretenden defender desde la ficción. El explícito título de comedia de horror de origen franco-belga, debut a los mandos de Olivier Afonso, maquillador de efectos especiales en la fabulosa 'Crudo', ya indica por dónde van los tiros. Huele a explotaition de la típica comedia americana, y así es, apuntándose a la tendencia a reflejar personajes femeninos fuertes sin entender de qué va la fiesta.

'Girls with Balls' presenta a las Falcons, un equipo de voley femenino que, en uno de sus tours, de vuelta de un partido, se topa con una cuadrilla de indeseables que pretenden cazarlas en el bosque. La furgoneta se estropea y no les queda más remedio que parar en un bar perdido donde tiene lugar una escena con los lugareños que en vez de mirarse en 'Death Proof', una de las mejores obras de Tarantino, se antoja una parodia MALTRECHA de 'Deliverance' y tantas apuestas en la línea. Las protagonistas, roles poco trabajados, son perseguidas por un grupo de mastuerzos armados con escopetas que no dudan en golpearlas y volarles la cabeza en una sinfonía de ultraviolencia que llama al humor negro pero consigue hacer reír en contadas ocasiones. La película llega tarde, en los años 90 hubiera sido programada en numerosos festivales especializados para el regocijo de los aficionados al gore menos exigentes, pero ahora se queda obsoleta, a pesar de contar con el talento de algunos actores excepcionales, lo mejor del pastel grumoso, entre ellos Guillaume Canet, en un cameo trillado, y Denis Lavant, brutal en la cult-movie 'Holy Motors', en el papel del cabecilla de tarugos que quieren dar matarile a las chicas reinas de la función. Las féminas lucen menos carisma que la panda de freaks que las torturan, que en vez de resultar repugnantes se muestran entrañables, unos tontorrones de libro, luego el posible mensaje de denuncia contra el machismo exacerbado es pisoteado sin decoro.

Empoderamiento mal entendido

La idea de empoderamiento, mal entendida en 'Girls with Balls', nos lleva a recordar una producción reciente que va por mejor camino, 'Nación salvaje', pura diversión con trasfondo de crítica social que se mira en la estupenda 'Spring Breakers' y exprime los problemas del primer mundo y las redes sociales con sarcasmo y un ritmo poco habitual. Fue vista en Sitges, como la furiosa 'Revenge', premiada en el reconocido festival catalán, una hemoglobínica venganza protagonizada por una joven de armas tomar que se toma la justicia por su mano después de ser violada. Aunque peca de excesivo metraje, su sentido del humor desbocado la eleva por encima de la media. El survival horror, léase cine de horror de supervivencia, ha aportado títulos potentes con mujeres como protagonistas en el centro de una sangrienta revancha. Cabe citar, por ejemplo, 'I Spit on Your Grave', la antigua y la saga más reciente que partía de un remake. Explicitas y duras de roer, dejan claro qué puede ocurrirle a un hombre idiota cuando se pasa de la raya. Se pueden aportar muchas muestras similares, con mejor o peor ojo, aunque el rol que mejor ha reflejado últimamente el poderío del otrora género débil -basta ya de convencionalismos erróneos- es el de la pastorcilla Bo Beep en la esplendorosa 'Toy Story 4', convertida en icono feminista.

Otro fotograma de 'Girls with Balls'.
Otro fotograma de 'Girls with Balls'.

'Girls with Balls' probablemente no pretende convertirse en un símbolo del empoderamiento femenino, pero se vende como tal, errando en el tiro. Y choca que vea la luz en Netflix junto a 'El hijo', un bochornoso thriller argentino antes citado, pretendidamente oscuro, que retrata al hombre como terrible víctima de un absurdo complot liderado por su esposa, donde la familia y la natalidad son la esencia de la vida. Para aliviar tanta incongruencia es recomendable meterse una sesión de 'The Boys', la contundente serie de Amazon basada en los ácidos tebeos de Garth Ennis, guionista de 'Predicador'. Nos salimos por la tangente, ¿o no?

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